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Sin cámaras, micrófonos o sesiones previas de maquillaje, sin asientos determinados o tiempos tasados al segundo con bloques temáticos rígidos...Así la vida del candidato es mucho más distendida. Quedó demostrado en el debate en el que Pedro Quevedo, Elena Máñez, Guillermo Mariscal, Saúl Ramírez y Victoria Rosell dieron muestra de buen humor y sintonía más allá de las diferencias ideológicas y algunos aguijonazos, que para eso están en campaña. Hasta se ofrecieron «copas y cañas» por parte de Mariscal a modo de disculpas por su retraso.
Sin necesidad de moderador ni cronómetro, los cinco aspirantes debatieron sobre todo cuestiones de fondo respetando intervenciones y tiempos, aunque Máñez aprovechó cada intervención para hacer su minuto de oro y poner sobre la mesa los logros de su líder, mientras que el resto dejó claro que buena parte del bloqueo se debió a la falta de «cintura política» mostrada por Sánchez.
Los candidatos de PSOE, PP, Cs, Unidas Podemos y CC-NC no eludieron la autocrítica por una legislatura fallida -excepto el candidato nacionalista que expresó su «absoluta inocencia» porque no estuvo en «este espectáculo» en las Cortes en este corto mandato- y concluyeron que es preciso tener Gobierno «sí o sí» antes de fin de año.
Volver a estar dentro de cinco meses en esta misma situación, dijo Quevedo, «sería para echarnos a todos». Abogaron por alcanzar acuerdos y, como dijo Rosell, «no siempre las cosas salen a la primera».
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