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Por qué no sirve de nada frenar cuando el GPS detecta un radar

Por qué no sirve de nada frenar cuando el GPS detecta un radar

Además del funcionamiento de los radares en cascada, que detectan la maniobra, dar un frenazo puede ser peligroso

A. Noguerol

El Barco de Ávila

Jueves, 11 de marzo 2021

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A menudo los conductores suelen estar atentos a la presencia de radares para levantar el pie del acelerador y frenar antes de llegar al cinemómetro para evitar ser cazados. Inmediatamente después de la zona de peligro los usuarios de las carreteras, confiados, aumentan la velocidad. Se calcula que aproximadamente un 10 por ciento de los conductores frena al ver las señales de radar, pero justo al rebasarlo vuelven a acelerar automáticamente.

Para detectar a estos conductores la DGT utiliza el sistema del «doble radar» o «radar en cascada». Consiste en colocar un radar portátil a continuación del radar fijo. De este modo, cuando los conductores vuelven a pisar el acelerador después de haber pasado el primer detector son captados por la segunda cámara.

Con esta táctica, la DGT quiere evitar que los conductores circulen por encima de los límites permitidos en todo momento, y no solo cuando a través de un avisador de radares descubren la presencia de uno de ellos.

Este nuevo tipo de radar se une a los más de mil operativos que tiene la DGT para vigilar la velocidad en las carreteras, repartidos en autopistas, autovías y carreteras convencionales. En total, tiene controlados como peligrosos en torno a 1.500 tramos, lo que significa un total de alrededor de 25.000 kilómetros de nuestra red de carreteras.

Dar un frenazo de manera injustificada cuando circulamos es motivo de sanción. Si un agente detecta que damos un frenazo justo antes de un radar, aunque logremos evitar hacer saltar el radar. Esta maniobra puede ser peligrosa y provocar accidentes en cadena.

¿Qué tipos de radares existen?

-Pórticos: Estos equipos suelen ser radares propiamente dichos: una antena emite una señal, esta «rebota» contra el vehículo en movimiento y regresa a la antena. La variación producida en la frecuencia de la onda permite al radar calcular la velocidad del vehículo en ese instante. Son equipos automáticos, no precisan operador.

-Postes: En su mayoría son del tipo radar, pero también los hay del tipo láser. Ubicados en el lateral de la vía.

-Cabinas laterales: Pueden ser radares y cinemómetros láser. Estos últimos «disparan» varios haces de luz transversales a la calzada. Cuando un vehículo en movimiento los interrumpe, el dispositivo calcula su velocidad. Ambas tecnologías pueden controlar varios carriles en un mismo sentido de la circulación.

-Vehículos: Instalados en vehículos patrulla, son operados por agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y de las policías locales, y pueden ser utilizados tanto en estático como en movimiento.

-Trípode: Situados en el margen la vía y operado por agentes.

-De tramo: Constan de dos o más cámaras de visión artificial con sincronismo horario. Situadas en ambos extremos de un tramo de carretera de varios kilómetros, reconocen las matrículas de cada vehículo al principio y fin del tramo y calculan su velocidad media, sancionando a los que superan el límite de tramo. Este tipo de radares registran velocidades medias mantenidas, no puntuales. Desde 2015 también operan en carreteras secundarias. Actualmente hay 62 radares de tramo operativos.

-Pegasus: Helicóteros equipados con el radar «Pegasus» vigila las carreteras desde el aire, en coordinación con los Centros de Gestión y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.

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