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David Sánchez de Castro
Martes, 20 de febrero 2024, 16:21
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La vida de los pasajeros de un tren pasa, indefectiblemente, por el estado de su conductor. En el momento en el que tenga un pequeño problema, una indisposición o, lo que es peor, que le ocurra algo serio cuando está en pleno servicio. Por eso, desde hace años, existe un mecanismo de seguridad cuyo nombre define muy bien su función: el pedal del hombre muerto.
En realidad, su comportamiento debería invitar a que se le llamara como en Argentina, el pedal del hombre vivo. Y es que es un método clave para que los trenes no se descontrolen ante la falta de un conductor. Pese a la automatización de buena parte del comportamiento de un tren en la vía, hay procesos que debe realizar el conductor de manera obligada.
Este consiste en algo tan simple de resumir como complejo de realizar: en un intervalo de tiempo definido, el conductor debe apretar y soltar un pedal que tiene debajo de los mandos del tren para confirmar que está en plenas facultades. Ese tiempo es mínimo y ronda los 30 segundos, lo que no da margen a mucho.
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V.L
Marina Ortiz Mingot
«Es un mecanismo para que el tren sepa en todo momento que el maquinista está consciente y operativo», resume Carlos Lambas, conductor de trenes de Renfe. Este maquinista fue el encargado de medirse en un reto con Pedro de la Rosa, expiloto de Fórmula 1, que durante el evento admitió que este 'pedal del hombre muerto' fue el proceso que más le costó.
Jamás pensé que conducir un tren fuese tan complicado🤯 Por suerte luego ha habido simulador F1 donde me he sentido un poco mejor…😅#Reto300kph https://t.co/aE4O4kPc6f
— Pedro de la Rosa (@PedrodelaRosa1) February 19, 2024
Para evitarlo, el propio tren tiene un mecanismo en dos fases. Y es que originalmente era un simple pedal que el maquinista debía mantener apretado, pero dado que era muy sencillo de anular (bastaba con poner sobre dicho pedal un peso), se decidió hacerlo en dos fases.
La primera es la de apretar el pedal. El maquinista debe pisarlo durante un máximo de 30 segundos y levantado un mínimo de 3 segundos. «Si no cumplimos cualquiera de esas combinaciones, el tren se frena automáticamente», señala Lambas. «Se prima la seguridad: si el tren 've' que no estamos porque nos haya dado un mareo o similar, se va a parar automáticamente», relata el maquinista.
Carlos Lambas
Conductor de tren en Renfe
En caso de que este proceso no se realice correctamente, se ponen en marcha los diferentes mecanismos de seguridad pertinentes que hacen que el tren se frene inmediatamente hasta detenerse por completo. Primero, se lanzan varios avisos sonoros y visuales que van aumentando en intensidad, hasta que se activa automáticamente el sistema de frenado.
Dado que los trenes cuentan con frenos neumáticos, su recarga hace que este incidente dé un tiempo amplio para que los servicios de seguridad o emergencias puedan acudir a la cabina y comprobar qué le ha ocurrido al conductor. Si, finalmente, todo se ha quedado en un susto, la consecuente pérdida de tiempo y el retraso en los trayectos puede suponer un serio contratiempo para los viajeros. Por motivos de seguridad, pero también económicos, es crítico que los maquinistas sepan cómo se emplea de manera correcta este pedal del hombre muerto.
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