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juan carlos barrena
Berlín
Jueves, 23 de septiembre 2021, 14:37
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La composición del futuro gobierno alemán no depende exclusivamente quien gane las elecciones. Son los partidos menores los que deciden las alianzas y mayorías parlamentarias. En el caso de Alemania y las elecciones legislativas de este domingo, la composición del nuevo ejecutivo está en manos de Los Verdes y el Partido Liberal (FDP), las formaciones tres y cuatro en los sondeos sobre intención de voto, que encabezan el Partido Socialdemócrata (SPD) y su candidato Olaf Scholz y los conservadores de la Unión Cristianodemócrata y la Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU) con su aspirante Armin Laschet. Unos y otros cortejan tanto a los ecologistas como a los liberales, sabedores que será necesario el apoyo de ambos partidos para formar un gobierno estable. Los Verdes, que al comienzo de campaña se codeaban con el SPD y la Unión y figuraban como tercera fuerza con capacidad de hacerse con el triunfo en las generales, han cambiado de estrategia a la vista de que ya no son opción de victoria y priorizan ahora la imposición de su programa a quien quiera negociar con ellos una coalición gubernamental.
Han dejado claro, sin embargo, quien es su favorito para compartir el poder. Durante el tercer y último duelo televisivo el pasado domingo entre los tres principales candidatos, resultó más que evidente el permanente coqueteo entre la cabeza de lista de Los Verdes, Annalena Baerbock, y Olaf Scholz. Ambos subrayaron reiteradamente las coincidencias en algunos de sus objetivos y el candidato socialdemócrata dijo abiertamente y sin tapujos que le gustaría gobernar con el apoyo de los ecologistas. No será sin embargo respaldo suficiente. Para lograr una mayoría parlamentaria, Scholz y el SPD, que cuentan con varios puntos de ventaja sobre los conservadores en intención de voto, necesitarán además un tercer socio para formar un gobierno estable y buscarán probablemente un acercamiento a los liberales para establecer una alianza moderada de centro-izquierda.
Exactamente la misma composición de fuerzas, aunque esta vez de centro-derecha, que persiguen los partidos de la Unión si consiguen dar la vuelta a las tendencias de voto y finalmente logran un inesperado triunfo. Laschet solo podría gobernar en mayoría con el apoyo negociado de verdes y liberales, toda vez que CDU/CSU rechaza de antemano cualquier tipo de conversaciones con los ultranacionalistas de Alternativa para Alemania (AfD) y los rojos de La Izquierda, los otros dos partidos que previsiblemente lograrán escaños en el próximo Bundestag. «El FDP afronta una responsabilidad especial a la hora de organizar una política de centro», ha declarado el presidente y cabeza de lista de los liberales, Christian Lindner, sabedor de que es cortejado para formar una «Ampelkoalition», una llamada coalición del semáforo con socialdemócratas y verdes por los colores oficiales de los tres partidos –el amarillo es el liberal- o una «Jamaika Koalition», por los colores de la bandera de ese país y teniendo en cuenta que los conservadores se identifican con el negro.
6.000 candidatos de 47 partidos se postulan para las elecciones del próximo domingo, el número más alto en la historia electoral contemporánea de Alemania.
A escasa distancia. Los socialdemócratas encabezan los sondeos con un 25% de intención de voto. Le siguen la coalición CDU/CSU, con un 22-23% y Los Verdes, que tienen un 18% de aceptación.
60,4 millones de electores están llamados a las urnas para elegir a los nuevos representantes del Bundestag.
Dos papeletas. La mitad de los escaños del Parlamento se elige de modo directo y uninominal (algo menos de 300). Los votantes tienen una segunda papeleta en la que designan a una de las listas que presentan los partidos en cada Estado federal. Así se consigue un sistema proporcional.
Aunque los liberales siempre se han decantado más por gobernar con los conservadores, si el SPD gana de calle a Lindner no le quedará otro remedio que sentarse a negociar y difícilmente podrá permitirse el lujo de reventar unas conversaciones con socialdemócratas y verdes como hizo hace cuatro años con los conservadores de Merkel y los ecologistas, a los que dejó plantados al borde de la constitución de un tripartito y la primera «Jamaika Koalition» de la historia porque, a su juicio, su partido hacía demasiadas concesiones. La obsesión de Lindner ahora es conseguir que el FDP supere a Los Verdes en las elecciones legislativas para contar así con una posición más fuerte a la hora de sentarse a negociar y no ser así, da igual si gana el SPD o CDU/CSU, el tercero de la cola a la hora de arrancar el cumplimiento de promesas electorales.
Los socialdemócratas juegan con un as en la manga. En ningún momento han descartado la posibilidad de negociar una alianza de gobierno con Los Verdes y La Izquierda, la coalición roji-verde-roja que los conservadores pintan como un invento del diablo. Aunque su constitución es más que improbable ante las posiciones extremistas en materia de defensa y política exterior que defiende La Izquierda, la simple posibilidad de que cuente con una mayoría parlamentaria y pueda llegar a plantearse será un arma de presión en manos de los socialdemócratas para negociar con los liberales.
Conforme han avanzado los días, Angela Merkel ha intensificado su presencia en la campaña electoral para apoyar al conservador Armin Laschet en un último intento por reducir la diferencia entre su partido y los socialdemócratas en intención de voto y llegar a las urnas en una situación de práctico empate. Algo de lo que no estan muy lejos ahora mismo el CDU/CSU y el SPD, a la vista de los últimos sondeos, y que les obliga a esforzarse en vísperas del cierre de campaña en busca del voto indeciso. La canciller federal acudió este jueves a su distrito electoral tradicional en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, donde visitó un parque de aves y se dejó fotografiar rodeada de loros en una imagen muy parecida a otra que se hizo en esta misma reserva en la campaña de 2012. La dirigente conservadora también se paseó por la localidad de Greifswald en una visita sorpresa donde se detuvo a conversar con algunos comerciantes y posó con decenas de ciudadanos para inmortalizar el momento en selfies. «Quería volver a decir 'arrivederci'», le confesó a un florista, reflejando que estos días vive su particular despedida de la vida pública. Merkel no se presenta a la reelección, aunque todavía le quedan por delante semanas y, posiblemente, meses antes de dejar la Cancillería, en la que permanecerá de manera interina hasta que se conforme un nuevo Gobierno de coalición.
Una de las principales rivales de la alianza CDU/CSU, la candidata de Los Verdes, Annalena Baerbock, se refirió precisamente este jueves en un mitin en Postdam a la fragmentación del voto que hará necesario un tripartito al frente del Ejecutivo. «Definitivamente es emocionante. Creo que pasará mucho tiempo el domingo por la noche antes de que haya un resultado», aseguró la aspirante ecologista.
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