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Ahmad Abdulaziz Abdullah A., en la vista. Reuters
Diez años de cárcel para el líder de Estado Islámico en Alemania

Diez años de cárcel para el líder de Estado Islámico en Alemania

Condenado por el reclutamiento y envío de voluntarios para la lucha en distintas zonas de guerra del planeta, además de hacer propaganda a favor de los yihadistas

juan carlos barrena

Corresponsal en Alemania

Miércoles, 24 de febrero 2021, 11:37

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El presunto jefe de la organización terrorista Estado Islámico en Alemania fue condenado este miércoles a diez años y medio de cárcel por sus actividades delictivas en este país, entre ellas el reclutamiento y envío de voluntarios para la lucha en distintas zonas de guerra del planeta, y la propaganda a favor de los yihadistas. Después de tres años y medio de proceso, la Audiencia Superior de Celle encontró al iraquí Ahmad Abdulaziz Abdullah A. culpable de todos los cargos que se le imputaban. Más conocido como Abu Walaa, el procesado de 37 años se hizo famoso en el islamismo radical como el predicador sin rostro, ya que todos los vídeos en los que llamaba a la guerra santa y a sumarse a la lucha en las filas de Estado Islámico fueron grabados a su espalda. Tres de sus cómplices fueron condenados en el mismo juicio a penas que oscilan entre los cuatro y los ocho años.

Los jueces señalaron en su sentencia que Abu Walaa y su red radicalizaron a docenas de jóvenes musulmanes en la Cuenca del Ruhr y el estado federado de la Baja Sajonia y les ayudaron a viajar a las regiones de combate de Estado Islámico. El jefe del grupo era imán de la mezquita de la entre tanto prohibida asociación «Círculo islamista germanoparlante de Hildesheim». Uno de sus cómplices, un germano-serbio condenado a ocho años de cárcel, utilizó su vivienda en Dortmund como centro de oración. En ella encontró refugio durante un tiempo el joven tunecino Anis Amri, autor del atentado con un camión pesado en diciembre de 2016 en Berlín, donde atropelló a numerosos asistentes a un mercado navideño en el centro de la ciudad causando 12 muertos.

El citado círculo fue en su día uno de los más activos lugares de reunión y concentración de salafistas y yihadistas en Alemania. La asociación, que contaba con una mezquita en Hildesheim, junto a Hanover, fue prohibida en marzo de 2017 por el ministerio del Interior del estado de la Baja Sajonia por amenaza al estado de derecho y perseguir objetivos inconstitucionales. Sus miembros adoctrinaban de manera conspirativa a jóvenes musulmanes residentes en Alemania a los que posteriormente ayudaban a llevar a los territorios controlados por Estado Islámico en Siria e Irak para sumarse a sus filas como combatientes.

En varios casos los jóvenes reclutados protagonizaron en aquellos países atentados suicidas con numerosos muertos. Mientras la fiscalía pidió para los acusados hasta once años y medio de cárcel, su defensa intentó conseguir la libre absolución. El desmantelamiento del grupo fue posible gracias a la actividad de un agente infiltrado de los servicios secretos interiores alemanes en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia conocido como «Murat» y que llegó a controlar las actividades de Anis Amri.

Por crímenes contra la humanidad

La Justicia alemana tuvo este miércoles otro juicio relevante, al celebrarse en la Audiencia Superior de Coblenza la sesión en la que se dió a conocer la primera sentencia en el mundo por crímenes contra la humanidad contra un ciudadano sirio por los excesos cometidos por el régimen de Damasco durante la guerra civil que aún se desarrolla en ese país. El tribunal condenó a Eyad al-Gharib, a cuatro años y medio de cárcel como cómplice de crímenes contra la humanidad en forma de asesinato y tortura.

Al-Gharib fue miembro desde 1996 de los servicios de Inteligencia sirios a las órdenes del presidente Bashar el-Asad y participó en el traslado de prisioneros a cárceles donde eran torturados y en algunos casos asesinados. El condenado llegó Alemania con la ola de refugiados de 2015 y solicitó asilo político en este país ocultando su pasado. Tuvo, sin embargo, la mala suerte de ser reconocido por varias de sus víctimas, refugiados como él en Alemania, que lo denunciaron a las autoridades.

«Esta es la primera sentencia que hace rendir cuentas a los responsables de la tortura en Siria», tuiteó el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, quien destacó el «alto significado simbólico» de la condena. Lapresidenta del tribunal Anne Kerber se refirió durante la audiencia a la «vasta y sistemática represión» de la protestas por la libertad y la democracia en Siria.

Al Gharib es el primero de los dos acusados que comparecen desde hace un año ante este tribunal alemán en escuchar la sentencia. Los jueces decidieron dividir el juicio en dos y la decisión sobre el segundo, el excoronal Anwar Raslan, se conocerá el próximo mes de octubre. Raslan está considerado una pieza más importante en el aparato de seguridad sirio y se le juzga por crímenes contra la humanidad por la muerte de 58 personas y la tortura de 4.000 presos.

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