El caro y peligroso mercado negro de comida y medicinas en Gaza
Cuando este lunes Trump dio un giro argumental y anunció el envío de comida y fármacos a Gaza, dejó una advertencia: «Sólo esperamos que la ... ayuda vaya a las personas que lo necesitan, porque muchos de esos suministros los roba Hamás o los roba alguien».
El presidente estadounidense sigue así la línea marcada por el Gobierno de Israel. Tel Aviv acusa a milicianos de Hamás que asaltar convoyes y acumular comida y medicinas que, según las autoridades hebreas, sirven para financiar al grupo palestino con la venta de estos suministros en los mercados negros, inaccesibles por sus altos precios para la mayoría de la población de la Franja. En una región sin apenas nada, un kilo de harina supera los 30 dólares. Hamás, por su parte, dice que los ladrones de comida son mercenarios pagados por Israel para dividir así al pueblo gazatí.
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Hay también un mercado negro de medicamentos. El colapso de la infraestructura sanitaria, tras el cierre o la destrucción de numerosos hospitales, ha obligado a muchos residentes a recurrir a la adquisición clandestina de fármacos. Ese mercado no tiene ningún tipo de supervisión, lo que pone en riesgo la salud de los usuarios. Según el Gobierno de Gaza -controlado por Hamás- el 37% de los medicamentos esenciales y el 59% de los suministros médicos están agotados. De ahí que haya surgido un mercado paralelo en puestos callejeros. Ofrecen productos robados en centros médicos. Incluso algunos farmacéuticos han tenido que recurrir a esta vía para lograr suministros.
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