El alto del fuego en Líbano cumple un año sin evitar los continuos ataques de Israel
Pese a una teórica tregua, Tel Aviv mantiene la ofensiva porque considera que Hezbolá aprovecha este tiempo para rearmarse
Mikel Ayestaran
Corresponsal. Estambul
Jueves, 27 de noviembre 2025, 18:18
Se cumple un año de la entrada en vigor de un acuerdo de alto el fuego en Líbano, que se suponía debía poner fin ... a las hostilidades entre Israel y Hezbolá. Doce meses después, esto no ha ocurrido y los hebreos amenazan con una escalada militar porque acusan a la milicia proiraní de aprovechar todo este tiempo para rearmarse. Los israelíes conmemoraron el aniversario con duros bombardeos en la región sureña de Iqlim Al Tuffah que, según el ejército, alcanzaron «varios lugares de lanzamiento de cohetes donde se almacenaban armas» del grupo chií. Fueron los primeros ataques tras el asesinato el domingo en Beirut de Haytham Ali Tabatabai, número dos del Partido de Dios. Hezbolá clamó venganza, pero no tiene la capacidad de responder al enemigo; no lo ha hecho en todo el año.
Pese a tener un acuerdo, los ataques de Israel son diarios. El primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, impone el alto el fuego con más fuego y su ministro de Defensa, Israel Katz, insiste en que «no habrá calma en Beirut ni estabilidad en Líbano mientras no se garantice la seguridad del Estado de Israel». Para ello, además de los bombardeos, los israelíes mantienen cinco bases dentro de territorio libanés y construyen un muro que se extiende más allá de la Línea Azul, que delimita la frontera, y se ha apoderado de 4.000 metros cuadrados de terreno del país vecino, según la Finul (Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano).
Netanyahu acusa a Hezbolá de incumplir el acuerdo porque no entrega las armas y el Partido de Dios responde que no lo hace porque el enemigo sigue ocupando Líbano y tiene el derecho legítimo a defenderse ante la ocupación. La Finul ha documentado 7.500 violaciones israelíes del espacio aéreo en el país y más de 2.500 violaciones terrestres en un año de alto el fuego, con 331 libaneses muertos y 945 heridos por fuego hebreo, según datos de la Sanidad libanesa.
División interna
Hezbolá ha dejado de ser la súper milicia al servicio de Irán que todo lo controlaba en Líbano. Israel asesinó a todos sus grandes líderes en 2024, incluido su secretario general, Hasán Nasrala, y la caída de Bashar Al Assad provocó la pérdida de Siria como país desde el que obtener armas y dinero enviadas desde la república islámica. Todo el sur de Líbano, bastión de la milicia, está arrasado por los bombardeos y hay decenas de miles de personas desplazadas que no pueden regresar a localidades que son pura ruina. Tras la guerra de 2006, el Partido de Dios pagó la reconstrucción de los lugares bombardeados; ahora exige al Gobierno de Beirut que lo haga porque no tiene fondos suficientes. Pese a la pérdida de fuerza, el grupo chií mantiene un discurso desafiante y se niega a aceptar el desarme.
El primer ministro libanés, Nawaf Salam, criticó esta actitud y recordó que «las armas no protegieron ni a sus líderes ni al pueblo y sus propiedades; prueba de ello son las decenas de aldeas arrasadas. ¿Son esas armas hoy capaces de repeler las agresiones israelíes en curso?» Una pregunta que tiene una respuesta clara: no.
La misión de paz de Naciones Unidas en Líbano, la Finul, asegura que han muerto 331 personas y que otras 945 han resultado heridos desde el inicio de la tregua
El Ejecutivo de Beirut acató en verano la orden de Estados Unidos de que la milicia entregue su armamento y «para fin de año debemos terminar la primera fase del plan y desarmar a Hezbolá al sur del río Litani. Mientras tanto, al norte del Litani, las armas no deben usarse ni moverse. En las próximas fases, el desarme se extenderá a todo Líbano», explicó Salam, aunque los israelíes siguen el proceso con escepticismo.
El primer ministro libanés lamentó que la milicia chií «sabe que las cosas han cambiado en la región, pero aun así sigue intentando resistir». La situación en la zona es un ejemplo del nuevo Oriente Medio posterior al ataque de Hamás del 7 de octubre en el que el alcance de Israel es omnipresente. Irán ha perdido a su 'eje de la resistencia' y, desde la guerra de junio lanzada por Netanyahu, está más preocupado por su seguridad interna que por sus proxies en la región. Los hebreos imponen su ley por la fuerza e implementan en Líbano un modelo que en el último mes han trasladado a Gaza, un modelo de alto el fuego con fuego.
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