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Protestas contra la oposición en el mes de octubre en Minsk. efe

El marido de la líder opositora bielorrusa condenado a 18 años de prisión

El tribunal atribuye a Serguéi Tijanovski «organizar disturbios masivos», hechos por los que le fue impedido medirse en las urnas a Lukaschenko. Su esposa, Svetlana Tijanóvskaya, se encuentra exiliada en Lituania

Rafael M. Mañueco

Corresponsal en Moscú

Martes, 14 de diciembre 2021, 13:57

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La justicia bielorrusa, completamente supeditada a los caprichos del dictador Alexánder Lukashenko, condenó este martes a Serguéi Tijanovski, marido de la líder opositora Svetlana Tijanóvskaya, a 18 años de prisión en régimen severo, la mayor condena hasta ahora en Bielorrusia para un dirigente opositor. El tribunal le ha reconocido culpable de «organizar disturbios masivos, obstruir el trabajo de la comisión electoral, incitar al odio en la sociedad y organizar acciones que violan gravemente el orden público».

Según los instructores, Tijanovski y su entorno «llevaban mucho tiempo preparando disturbios en el país y llamando abiertamente a la violencia contra las autoridades en su canal de YouTube». El juicio contra él comenzó el pasado mes de junio. Su esposa, que según todos los indicios ganó las elecciones presidenciales de agosto de 2020, se encuentra exiliada en Lituania.

Además de Tijanovski, el juez, Nikolái Dolia, sentenció a cinco opositores más. Artiom Sakov y Dmitri Popov, estrechos colaboradores de Tijanovski recibieron cada uno 16 años de presidio. Vladímir Tsiganóvich, también bloguero como Tijanovski en su canal de YouTube, y el periodista Ígor Lossik fueron condenados a 15 años de cárcel. Por último, Mikola Statkévich, que fue candidato a la presidencia en 2010 y pasó una temporada en prisión tendrá ahora que volver a la celda para otros 14 años.

Frustrada la candidatura

La persecución de Tijanovski comenzó unos meses antes de las elecciones presidenciales de agosto de 2020, en las que quería haber sido rival de Lukashenko. Justo antes del inicio de la campaña fue detenido por organizar un acto no autorizado, lo que motivó su rechazo como candidato por parte de la Comisión Electoral. Pero a finales de mayo volvió a ser arrestado.

Durante una recogida de firmas, estallaron disturbios en los que presuntamente resultaron heridos policías. Se abrió una causa penal contra Tijanovski por «empleo de la fuerza contra funcionarios del Gobierno». Más tarde se añadieron otras acusaciones. De esta forma, a menos de tres meses de los comicios, el régimen lograba impedir que entrara en liza.

No fue el único contendiente de peso que el tirano se quitó de en medio: Valeri Tsepkalo fue vetado por la Comisión Electoral Central y Víctor Babariko fue también a parar a la cárcel. Tsepkalo logró salir a tiempo del país con su familia.

Ante tal panorama, Tijanóvskaya decidió ser ella quien concurriese a las elecciones y formó un tándem con Verónica, la esposa de Tsepkalo, y María Kolésnikova, la asistente de Babariko. Las tres trabajaron juntas durante la campaña electoral y, según la oposición y observadores extranjeros, fue Tijanóvskaya precisamente quien se alzó con la victoria en la votación del 9 de agosto de 2020.

Pero la Comisión Electoral, manejada también totalmente por Lukashenko, decidió que fue él el ganador. El evidente fraude hizo que miles de personas salieran a la calle durante varios meses exigiendo la dimisión del déspota manipulador y el reconocimiento de Tijanóvskaya como la verdadera jefa del Estado. La respuesta fue una ola de represión sin precedentes y centenares de personas encarceladas. La sentencia de este martes contra Tijanovski no es más que la continuación de esa misma tendencia. La ONG Viasna sostiene que actualmente en Bielorrusia hay 912 presos políticos.

Represión gubernamental

Poco antes de que se diera a conocer el veredicto del juez y viendo lo que se le echaba encima, Tijanóvskaya publicó este martes en su cuenta de Telegram un vídeo en apoyo de su cónyuge. «Grabo este vídeo antes de la supuesta condena contra Serguéi. Intento visualizar la sentencia y, psicológicamente, será duro aceptarla», afirmó. Según sus palabras, «seguiré defendiendo al hombre que amo, y que se ha convertido en un líder para millones de Bielorrusos«.

En junio, cuando arrancó el juicio, Tijanóvskaya dijo que «todo el mundo entiende que esto no es un juicio sino una venganza personal del que se ha hecho con el poder y lo mantiene mediante el uso de la fuerza», en alusión a Lukashenko. Subrayó que, desde el arresto de su marido, «la vida de nuestra familia, como la de miles de familias bielorrusas, ha cambiado completamente».

En julio pasado, Babariko fue condenado a 14 años de cárcel, también en régimen severo. Había sido director de la entidad financiera bielorrusa Belgazprombank y era el candidato que lideraba los sondeos de cara a las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020. Fue reconocido culpable de soborno a gran escala y evasión de capitales, acusaciones que siempre negó.

Antes de su arresto, Babariko aseguró que la sociedad bielorrusa está «harta» de Lukashenko, al que reprochó, entre otras muchas cosas, su «pésima» gestión de la pandemia. Una de las propuestas del programa electoral del exbanquero era celebrar un referéndum para recuperar la Constitución de 1994, que limitaba el número de mandatos presidenciales, clausula que Lukashenko eliminó para perpetuarse en el poder.

Su asistente y jefa de campaña, Kolésnikova, que formó parte del Consejo de Coordinación de la oposición bielorrusa, fue secuestrada en Minsk por hombres enmascarados el 7 de septiembre de 2020 y al día siguiente intentaron deportarla del país, como hicieron con Tijanóvskaya. Pero, ya en el puesto de control en la frontera con Ucrania, la activista rasgó su pasaporte y terminó siendo detenida. El pasado mes de septiembre, la dirigente opositora recibió 11 años de cárcel por «conspirar con la intención de tomar el poder, convocar acciones que atentan contra la seguridad nacional y crear un grupo extremista».

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