La Unión Europea condena la quema de un Corán en Suecia

Bruselas asegura que comparte plenamente la postura del Ministerio de Exteriores sueco en su rechazo a la quema del libro sagrado efectuada el miércoles por Salwan Momika, un iraquí residente en Suecia, en medio de la festividad musulmana del Eid al Adha. El acto fue autorizado por la policía sueca, después de que la denegación del permiso para una acción similar en febrero fuese rechazada por la justicia en varias instancias en aras de la libertad de expresión.

La quema del Corán junto a la principal mezquita de Estocolmo ha provocado una oleada de protestas en los países musulmanes. En Irak varios centenares de manifestantes irrumpieron brevemente el jueves en el edificio de la Embajada de Suecia en Bagdad y el viernes continuaron las movilizaciones. «Aquellos que piden libertad de expresión deben ser justos y rechazar el crimen que supone quemar el Sagrado Corán, que implica incitar al odio contra millones de personas», señaló el influyente clérigo Muqtada al Sadr, que llamó a quemar la bandera de la comunidad LGTBI en respuesta. Las autoridades de Emiratos Árabes Unidos y Jordania convocaron a las embajadoras suecas para mostrar su indignación. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, criticó enérgicamente lo ocurrido, lo que supone un nuevo obstáculo en el proceso de adhesión de Suecia a la OTAN, pendiente de la aprobación de Turquía y Hungría.

Ante estas reacciones, la UE insistió en que «estas manifestaciones de racismo, xenofobia o cualquier acto de intolerancia relacionado no tienen lugar en Europa y es todavía más deplorable al haber ocurrido en medio de una celebración tan importante».

A la vez, Bruselas quiso llamar a la calma, particularmente en Irak, antes de «condenar los ataques contra las sedes diplomáticas». «Ahora es el momento de permanecer juntos en pro del entendimiento mutuo y el respeto, así como para evitar cualquier nueva escalada», defendió la UE antes de comunicar su respaldo a la «libertad de religión, creencia y expresión, tanto a nivel nacional como en el extranjero».

El mensaje es similar al lanzado el viernes por el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, que llamó a la reflexión ante la indignación provocada en varios países musulmanes, y afirmó que «no hay motivos para insultar a otra gente». Frente al argumento a favor de respetar la libertad de expresión, defendió que «el hecho de que algunas cosas sean legales no implica que sean apropiadas».