El 'sorpasso' de Farage a Sunak agita los programas electorales británicos

Farage y sus seguidores celebran el resultado de un sondeo que en la noche del jueves daba un 19% de intención de voto a Reform UK y un 18% a las filas de Rishi Sunak. Lo toman como un punto de inflexión, la cristalización de la revuelta que auguraba el líder del Brexit, el fin de una política de élites que despreciarían al pueblo llano, brexiter y persistente en su indignación.

La encuesta anual del Centro Nacional para la Investigación Social (NCSR) desvela que son los votantes por el Brexit en el referéndum de 2016 quienes más creen ahora que la política británica necesita un cambio radical. Farage lo promete y tiene un plan de cinco años. Lo ha divulgado Matthew Goodwin, académico especialista en populismo y confidente del líder nacionalista.

El plan consiste en ganar algunos escaños el 4 de julio, obtener fondos de millonarios derechistas y recibir en su partido a disidentes conservadores. Con ese capital quebraría al grupo parlamentario tory, arrebatándole escaños, ganando comicios municipales y emprendiendo iniciativas políticas. El final del camino es colocar a Nigel Farage como primer ministro tras ganar las generales de 2029 a los laboristas.

Se ha presentado seis veces como candidato y nunca tuvo éxito. Si nueve millones de votantes habrían marcado en 2019 la papeleta de un partido con el 19% de los sufragios en todas las circunscripciones (650), ese partido no hubiese obtenido ningún escaño. El sistema electoral mayoritario quizás dé a Farage esta vez su primer triunfo en Clacton, y tal vez uno o dos escaños más.

El término 'sorpasso', descripción del nunca consumado adelantamiento del Partido Comunista Italiano sobre la Democracia Cristiana, se extendió a otros países. Antes de lograrlo con su plan quinquenal, el daño de Farage al Partido Conservador puede ser notable si se mantiene ese porcentaje, porque restando votos en cada circunscripción agudizaría la prevista derrota de los 'tories'.

Los dos grandes partidos entran en la segunda parte de la campaña con ligeros descensos de su intención de voto. De cualquier forma, los laboristas de Keir Starmer casi mantienen los promedios de resultados en torno a veinte puntos. Los conservadores quieren ocultarlo y el exprimer ministro David Cameron afirmó esta semana en un encuentro con periodistas extranjeros que «las conversaciones sobre la campaña electoral son una pérdida de tiempo».

Lo más relevante ha sido la publicación de los programas electorales. El profesor de Política Tim Bale cree que no afectan a los resultados. Según él, Rishi Sunak, resignado a la derrota, ha querido marcar una línea divisoria sobre los impuestos. Su intención sería forzar a los laboristas a mantener una precaución fiscal que le creará problemas en su mandato.

Karl Pike, su colega en la Universidad Queen Mary, considera el programa de Starmer como «un borrador de contrato». Si las reducciones de impuestos de Sunak han sido criticadas por exagerar sus cifras de recaudación para financiarlas, Pike cree que la 'securonomics', economía segura, de los laboristas puede crearles problemas por el contraste entre la ambición y las subidas de impuestos que descartan.

Es posible que esta semana diputados conservadores críticos de la política de Sunak contra la inmigración publiquen un programa electoral alternativo. La encuesta del NCSR halla una minoría de británicos a los que la inmigración les parece un problema de suma importancia y a los que el silencio de quienes no comparten esa preocupación les cede el protagonismo en el debate público.