Sarkozy ante la hora de la verdad: los jueces se pronuncian sobre si recibió dinero de Gadafi
El Tribunal de París dicta este jueves la sentencia sobre la presunta financiación con petrodólares de la dictadura libia de la campaña presidencial de 2007 del exmandatario conservador
Enric Bonet
París
Miércoles, 24 de septiembre 2025, 19:12
Nicolas Sarkozy, que presidió Francia entre 2007 y 2012, se enfrenta este jueves a una sentencia que seguramente marcará su biografía. El Tribunal de París ... pronunciará a partir de las diez de la mañana el veredicto sobre el caso de la presunta financiación de la campaña presidencial de 2007 del líder conservador con petrodólares de la dictadura libia de Muamar el Gadafi. Si los magistrados lo declaran culpable, supondría el mayor revés judicial para el exlíder de la derecha tradicional de Los Republicanos. Si lo absuelven, Sarkozy tomaría algo de oxígeno respecto a sus múltiples casos de corrupción.
El expresidente francés ya ha sido condenado de manera firme a penas de prisión en otros dos affaires (el de las escuchas judiciales y el de la financiación ilegal de su campaña presidencial de 2012). Pero la trama libia son palabras mayores. En la prensa francesa la presentan como «quizás el caso más grave y loco en la historia de la Quinta República». Los magistrados de instrucción creen que hubo «un pacto de corrupción» entre Sarkozy y Gadafi, basado en acabar entonces con el ostracismo internacional de Libia a cambio de varios millones de euros procedentes de ese régimen dictatorial. El exmandatario siempre ha defendido su inocencia.
El Ministerio Público pidió a finales de marzo que castiguen a Sarkozy con siete años de prisión, cinco de inhabilitación y una multa de 300.000 euros por esta sulfurosa trama. Durante el juicio, celebrado entre enero y abril, el fiscal Sébastien de La Touanne criticó al expresidente por haber «dejado una imagen muy sombría de nuestra República». Además, le reprochó «una búsqueda desenfrenada» de dinero para satisfacer «una ambición política devoradora».
Además del líder antaño de la derecha tradicional, también juzgan a otros 11 hombres, entre ellos, tres exministros franceses (Claude Guéant, Brice Hortefeux y Éric Woerth). Los acusan de los delitos de corrupción pasiva, financiación electoral ilegal, malversación de fondos públicos y asociación delictiva. Apenas dos días antes del veredicto, murió el martes en el Líbano uno de esos acusados: el intermediario franco-libanés Ziad Takieddine, quien dijo en 2016 que había dado cinco millones de euros en maletas a Sarkozy y Guéant, que en el momento de los hechos era su director de gabinete. Una afirmación que ese empresario negó cuatro años más tarde.
Además de las afirmaciones de Takieddine y los numerosos documentos en su disco duro —a los que el diario digital Mediapart, que destapó el escándalo en 2012, tuvo acceso gracias a su exesposa—, los jueces de instrucción basaron su acusación en diversas pruebas y numerosos indicios. Por ejemplo, reuniones secretas en Trípoli (capital de Libia), rastros de transferencias en paraísos fiscales o la agenda de un exministro del Petróleo libio en que aparecían apuntadas donaciones al equipo de Sarkozy.
Defiende su inocencia
Los exministros Guéant (Interior) y Hortefeux (Trabajo) dijeron durante el juicio que el régimen de Gadafi había intentado financiar la campaña de 2007, pero que todo ese dinero se lo quedó Takieddine y nunca llegó a las arcas de la derecha tradicional. El expresidente reconoció ante la corte que «había indicios graves», pero que «no eran coincidentes». Además, insistió en su versión de que fue «un complot del clan Gadafi» para vengarse de su decisión en 2011 de impulsar la intervención militar internacional en Libia, que acabó con esa dictadura pero desembocó en una guerra civil en ese país del norte de África, cuyas consecuencias aún se notan en el presente.
«Lo han intentado todo desde hace 12 años (los jueces). Destinaron medios considerables para demostrar mi culpabilidad. ¿Pero qué han encontrado durante todo ese tiempo? Ni un céntimo de dinero ilegal en mi campaña ni en mi patrimonio», insistió el exmandatario conservador en una entrevistada publicada a principios de septiembre en el diario conservador Le Figaro. Aunque defendió con la misma vehemencia su inocencia en los otros casos, Sarkozy se convirtió a principios de año en el primer expresidente de Francia en tener que llevar un brazalete electrónico debido a su condena definitiva por la trama de las escuchas judiciales. Pero logró que le quitaran ese dispositivo en mayo al tener 70 años.
A causa de sus castigos penales, le privaron en junio de su Legión de Honor, condecoración que debe ser retirada de manera automática tras una condena firme. Pese a ese deshonor y que oficialmente está retirado de la política, el expresidente conserva una influencia considerable sobre la actual clase dirigente. El primer ministro, Sébastien Lecornu, que militó en la derecha republicana hasta 2017, se reunió con Sarkozy el 11 de septiembre. Fue uno de sus primeros encuentros tras su toma de posesión apenas un día antes.
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