Multa de 4.500 euros por abrazar al canciller alemán y colarse en su convoy oficial

El tribunal Administrativo de Fráncfort subrayó, sin embargo, que la pena no fue dictada fundamentalmente por esos hechos, sino porque el acusado se encontraba bajo los efectos de drogas y se trataba de un conductor reincidente en ese tipo de delito.

Los jueces estimaron que su culpabilidad durante el incidente se encontraba limitada y valoraron positivamente que mostrara arrepentimiento y asegurara que mejoraría su conducta. El hombre declaró en el juicio que se vio inmerso en la curiosa situación de manera casual y pidió disculpas públicas por los hechos, también a Scholz.

El propio fiscal encargado del caso, Christian Lang, destacó que el abrazo al canciller y su ingreso accidental en la columna de vehículos oficiales fueron hechos nimios comparados con la conducción bajo los efectos de las drogas y que el acusado no pretendió provocar un incidente.

En su contra argumentó que el procesado había sido detenido ya en un control de tráfico drogado y que cuatro meses después de abrazar a Scholz volvió a ser localizado en la misma situación. El hombre explicó que el día de los hechos que se juzgaban llevaba dos noches sin dormir por el consumo de cocaína.

El ya condenado se vio inesperadamente el día de autos conduciendo su vehículo en medio del convoy del canciller federal, escoltado como este por la Policía por delante y por detrás y se mantuvo en el mismo hasta que entraron en el aeropuerto de Fráncfort y se detuvieron ante el avión oficial de Scholz.

Cuando el jefe del Gobierno alemán estaba a punto de subir la escalerilla, el hombre se le acercó y le dio un abrazo de manera espontánea. El canciller federal reaccionó con naturalidad y no dio importancia al incidente. El procesado fue entonces detenido por los agentes, que pudieron comprobar que estaba drogado, aunque fue puesto en libertad poco después.