Los liberales frenan el ascenso ultra y empatan virtualmente con Wilders en Países Bajos
Con el 90,5% de los votos escrutados, los resultados apuntan hacia un Gobierno de coalición entre grupos moderados sin contar con los extremistas de Wilders
Con el 90,5% de las papeletas escrutadas, y un empate virtual entre el Partido Por la Libertad (PVV) la formación del ultraderechista Geert Wilders ... y los liberales progresistas D66, la atención se centra ahora en el recuento de votos en Países Bajos. La diferencia entre los dos partidos es mínima, los populistas apenas superan a los liberales en unos 2.300 votos, pero los resultados suponen un mazazo para Wilders, que pierde 11 escaños en el Parlamento. Este retroceso, unido al veto de los partidos tradicionales, enfrían las posibilidades del líder ultraderechista de formar parte del futuro Gobierno neerlandés.
La sensación de derrota en el PVV contrasta con la euforia de D66 y de su líder, Rob Jetten, que ha pasado de una representación casi anecdótica con 9 escaños a igualar a los populistas, con 26 asientos en el Parlamento holandés. También consiguen buenos resultados los conservadores del VVD, el partido del ex primer ministro Mark Rutte, con 22 escaños; el bloque de los socialdemócratas y los verdes con 20, cinco menos que en 2023; y los democristianos de CDA suben de 5 a 18.
Casi todos los municipios ya han anunciado sus resultados y sólo quedan por comunicar los de Ámsterdam (el 80% se ha escrutado y no se espera que se conozcan los votos definitivos hasta el viernes por la noche). Tampoco se conocen los resultados de Almere y Venray; y en el municipio de Limburgo, un incendio en el ayuntamiento obligó a interrumpir el recuento de votos y aún no se sabe cuándo se retomará. Las papeletas que quedan por revisar en Ámsterdam favorecerán previsiblemente a D66, ya que en la ciudad de los canales la tendencia de voto suele ser más progresista que en el resto del país. Los votos emitidos por los neerlandeses que residen en el extranjero (unos 135.000) se conocerán como muy tarde el lunes por la noche.
Serán días de máxima expectación y de principios de negociación entre los partidos políticos, en busca de un Gobierno que dé estabilidad al país, que ha celebrado tres elecciones en los últimos cinco años. Llama la atención la tasa de participación, que se sitúa en el 78,4% y que es superior a la registrada en 2023 y que contrasta con el «desencanto político» que la mayoría de daneses dice sentir.
La particularidad del sistema político neerlandés -que no permite a ningún partido alcanzar los 76 escaños necesarios para gobernar en solitario- augura un periodo largo de diálogo. Matemáticamente harán falta al menos cuatro partidos para formar el próximo Ejecutivo de Países Bajos, lo que enfría las posibilidades de Wilders de llegar al poder, debido al veto de los partidos tradicionales, que creen que es momento de poner fin a la 'era Wilders'. La conservadora Dylan Yesilgoz-Zegerius (VVD), también apuntó a una posible coalición de «centro-izquierda», lo que abre la posibilidad a que pacte con D66 y el bloque de los socialdemócratas y los verdes. A esta coalición, le bastaría con sumar otros diez escaños (con los cristianodemócratas de CDA o otros partidos pequeños) para poder gobernar.
El fin de una era
En su alegato final, en el último debate antes de los comicios, los candidatos dejaron clara su postura. La líder del VVD, Dilan Yeşilgöz-Zegerius, afirmó que se trata de una cuestión de «izquierda o centroderecha», mientras que los dirigentes del D66, los democristianos y el excomisario Franz Timmermans, líder de los socialdemócratas, afirmaron que es hora de poner fin a la 'era Wilders'.
Los problemas de la vivienda y el debate migratorio son dos de las grandes preocupaciones de los ciudadanos, que se muestran desencantados con la política. Un estudio de la Oficina de Planificación Social y Cultural de Países Bajos, apunta que un 59% de los ciudadanos se siente «impotente y frustrado con a sociedad y la política» y cree que puede hacer «poco» para solucionar los problemas sociales que enfrenta el país. Y es que la inestabilidad se ha instalado en el territorio, tras la retirada del carismático primer ministro Rutte, que mantuvo el poder sin sobresaltos durante trece años.
Wilders, en cambio, se ha erigido como el 'Trump neerlandés', centrando su discurso en el rechazo a la inmigración, que considera «la mayor amenaza existencial para la libertad del país». Con todo, tras casi un año en el Gobierno, el líder populista no parece haber dado con la tecla ni haber resuelto los problemas que preocupan a sus compatriotas. Los resultados que obtenga servirán, eso sí, como termómetro del avance o retroceso de la ultraderecha en Europa.
Las instituciones europeas siguen con interés los comicios de la que es su quinta potencia económica y un país que ha permanecido ausente de los debates europeos en la 'era Wilders'.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión