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Íñigo Gurruchaga
Corresponsal. Londres
Jueves, 20 de junio 2024, 19:28
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¿A quién le entra en la cabeza convocar unas elecciones cuando la oposición te saca más de veinte puntos de ventaja de manera persistente? A Rishi Sunak, que lo decidió en relativo secreto, como veremos más tarde, porque su plan estaba funcionando. Este miércoles pudo alardear de nuevos éxitos, cuando el Banco de Inglaterra anunció que la inflación ha caído al 2%, el objetivo del banco central.
Pasaron las horas y no pasó nada. Hasta que ya tarde 'The Times' decidió publicar los resultados de una gran encuesta encomendada a la firma YouGov, que dio un titular redondo: 'Los laboristas se encaminan a la mayor victoria electoral en un siglo'. Obtendría 425 diputados, una ventaja de 200 en la Cámara de los Comunes. Rishi Sunak, que dice que seguirá como diputado tras la derrota, formaría parte de un grupo conservador con 108 miembros.
Las firmas de encuestas están utilizando métodos diferentes en el tiempo y entre ellos, pero la tendencia es compartida entre los que calculan los promedios, unos 20 puntos de ventaja para los laboristas sobre los conservadores. Ambos partidos han perdido puntos porcentuales en favor del Reform, que da un promedio del 16% de intención de voto y de los Liberal-Demócratas, con 11%.
El último sondeo publicado por el agregador Britan Elects da a los laboristas una ventaja de solo 11 puntos, pero no sobre los conservadores sino sobre el Reform UK de Nigel Farage. El resultado anota el porcentaje actual y entre paréntesis la pérdida o ganancia desde otra encuesta publicada hace siete días: Lab 35%(-4), Ref 24%(7), Con 15%(+7).
La firma que ha obtenido estos resultados, People Polling, es dirigida por el académico Matthew Goodwing, el intelectual preferido de Farage y de medios o grupos de estudios vinculados a la nueva derecha etnicista e iconoclasta. Es siempre sospechoso que alguien pronostique fenómenos extraordinarios, como la inminente 'revuelta' de los frustrados brexiters y obtenga las cifras que lo prueban.
En áreas de Escocia y Gales, en Cornualles y el sudoeste de Inglaterra y alguna zona de Londres, el Partido Liberal tenía siempre escaños. Fusionado con rebeldes laboristas que formaron un partido socialdemócrata, los Liberal Demócratas, o Lib-Dems, tuvieron la posibilidad de regresar al Gobierno desde el inicio del siglo XX cuando su líder, Paddy Ashdown, trazó un pacto secreto con Tony Blair para gobernar juntos en 1997. Pero fue tal la victoria del laborista que hizo absurdo el plan.
Bajo la dirección de Nick Clegg, compartió la política de austeridad tras el descalabro financiero de 2008, con los conservadores de David Cameron y George Osborne. Su líder, Ed Davey, intenta reconstruir la fuerza del partido, aprovechando el hartazgo con los 'tories' para obtener escaños en territorio conservador con el voto de los electores al mejor colocado para desbancarlos.
Osborne, que no pudo convencer a su amigo Cameron de que no convocase un referéndum sobre la marcha de Europa en un país machacado por la austeridad, dice ahora en su podcast que Sunak es un mal político, por optar por el Brexit y por apoyar la elección de Boris Johnson como primer ministro. Habrá que añadir ahora al pedigrí de Sunak la convocatoria de elecciones en un momento inoportuno.
Tras celebrar que la inflación ha caído, el Banco de Inglaterra ha dejado el tipo de interés en un 5.25%, hiriendo aún a los endeudados con hipotecas. Farage tuvo un papel significativo en la caída de Cameron y lo tiene ahora con Sunak, erosionado en cada circunscripción por la presencia de Reform. Esa es la penosa realidad actual del líder conservador.
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