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Ricardo Martínez, coordinador de las operaciones del barco. Mohamad Cheblak
La Justicia italiana libera el barco humanitario de Médicos Sin Fronteras

La Justicia italiana libera el barco humanitario de Médicos Sin Fronteras

El buque se encontraba retenido debido al polémico decreto del Gobierno de Meloni que criminaliza a las ONG que socorren a inmigrantes en el Mediterráneo

Darío Menor

A bordo del 'Geo Barents'

Miércoles, 11 de septiembre 2024, 17:17

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Ya puede volver a navegar el 'Geo Barents', el barco fletado por Médicos Sin Fronteras (MSF) para socorrer a los inmigrantes que se juegan la vida al cruzar el Mediterráneo Central para tratar de llegar a Europa. El Tribunal de Salerno levantó este miércoles la detención que pesaba sobre el buque desde el 26 de agosto, cuando las autoridades italianas ordenaron que quedara retenido en el puerto de esta ciudad del sur de Italia durante sesenta días por haber supuestamente violado las normas de seguridad marítima durante un rescate.

Los abogados de MSF presentaron el pasado viernes un recurso de urgencia contra aquella decisión, basada en el controvertido decreto aprobado por el Gobierno de Giorgia Meloni para dificultar las tareas de los barcos humanitarios que socorren a inmigrantes en el Canal de Sicilia. Esta era la ocasión número veintitrés (tres de las cuales protagonizadas por el 'Geo Barents') en la que resulta retenida una nave de una ONG desde que la polémica ley entró en vigor a principios de 2023. Se le conoce como 'decreto Piantedosi' por el apellido del ministro del Interior, Matteo Piantedosi, su principal impulsor.

«Estamos preparados para volver al mar en cuanto nos lo permita el tribunal», explicaba poco antes de conocerse el levantamiento de la detención Ricardo Martínez, coordinador de las operaciones del barco. En un encuentro con este diario a bordo del 'Geo Barents', este toledano que lleva dieciséis años en MSF denunciaba el impacto del 'decreto Piantedosi': «Además de estas retenciones arbitrarias, se nos obliga a volver a puerto cada vez que realizamos un rescate, aunque tengamos capacidad para realizar otros más. Y encima nos asignan para los desembarcos localidades muy lejanas de donde nos encontramos. Habremos navegado de esta manera inútilmente unos 60.000 kilómetros, estando unos cuatro meses en total sin poder realizar operaciones de socorro en el Mediterráneo».

Una consecuencia inmediata de la criminalización de la labor que hacen los barcos de las ONG es la reducción de su presencia en la 'zona caliente' de la ruta migratoria del Canal de Sicilia, ubicada al sur de la isla italiana de Lampedusa. De hecho, en los últimos días no ha habido ninguna nave humanitaria en el Mediterráneo Central tratando de socorrer a las personas que zarpan desde Libia o Túnez.

'Sea Watch 5'

Además de la retención recién finalizada de la 'Geo Barents', también se encuentra detenido el barco 'Sea Watch 5': le tocará quedarse veinte días inmovilizado en el puerto de Civitavecchia, en el centro del país, donde desembarcó a 289 personas a principios de mes. «Lo que está pasando con la retención de naves humanitarias es parte de un patrón que vemos en las políticas europeas para criminalizar y castigar a quien echa una mano a las personas que mueren en el mar. Europa trata de blindar sus fronteras para que la gente de fuera no venga, pero esa no es la solución. Todos los días hay muertes en el mar. ¿Tiene sentido que tengamos a un equipo médico con las manos atadas mientras continúan los naufragios?», se pregunta Christos Christou, presidente de MSF.

Según los datos de Naciones Unidas, en lo que llevamos de 2024 han perdido la vida o desaparecido 1.116 personas cuando cruzaban el Mediterráneo Central, que se confirma una vez más como la ruta migratoria más peligrosa del mundo. Fueron 2.192 en el mismo período del año anterior. Esta disminución también se registra en el número de desembarcos en Italia: desde que comenzó 2024 y hasta este miércoles llegaron a los puertos italianos 44.495 inmigrantes y solicitantes de asilo, un 60% menos que en el mismo período de 2023. La caída es fruto de los acuerdos alcanzados por la Unión Europea e Italia con Libia, Túnez y Egipto para que refuercen los controles en sus fronteras a cambio de dinero, patrulleras y otras inversiones.

«Europa está tratando de ponerle puertas al mar cediendo el control de sus fronteras a Libia, un país donde se han denunciado graves crímenes contra la humanidad. Las personas que rescatamos no es que quieran venir a Europa, es que huyen del terror indescriptible que afrontan en sus países y en Libia», señala Martínez. «Hablamos de extorsiones, violaciones, crímenes arbitrarios, venta de seres humanos, trabajos forzados y esclavitud…», detalla mientras muestra las distintas dependencias del 'Geo Barents'.

La nave tiene capacidad para acoger hasta a un millar de inmigrantes al mismo tiempo y cuenta con un equipo de 22 miembros de MSF entre los que hay rescatistas, médicos, matronas y mediadores culturales, entre otras especialidades. La zona más emotiva es la destinada a las mujeres y a los niños, decorada con una infinidad de dibujos y mensajes de los pequeños rescatados. «Mantener el barco y todo el personal cuesta unos 20.000 euros al día que salen de las cuotas de nuestros socios y nos da mucha rabia que tengamos que perder tanto tiempo sin hacer rescates por culpa del 'decreto Piantedosi', que supone una asfixia económica para las ONG», denuncia el coordinador de las operaciones del 'Geo Barents'. Desde mayo de 2021 este barco ha salvado a 12.341 personas en 186 rescates diferentes, como puede verse en la pizarra colgada en una de sus salas.

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