La derecha y la extrema derecha francesas critican «la severidad» de los jueces con Sarkozy
El partido de Los Republicanos no logra marcar distancias con el expresidente, que se convertirá en el primer exjefe del Estado en ser encarcelado en la historia de la Quinta República
Enric Bonet
París
Viernes, 26 de septiembre 2025, 18:33
La sentencia del Tribunal de París que condenó el jueves al conservador Nicolas Sarkozy a cinco años de prisión y lo declaró culpable de haberse ... asociado de manera ilícita con la dictadura libia de Muamar el Gadafi ha tenido consecuencias sísmicas en la política francesa. Salvo un giro inesperado, quien fuera jefe del Estado galo entre 2007 y 2012 se convertirá en las próximas semanas o meses en el primer expresidente en ser encarcelado en la historia de la Quinta República. La petición de la Corte de que la pena se aplique de manera inmediata, sin esperar a un juicio en segunda instancia, ha dado al veredicto una dimensión histórica. Y ha alimentado el debate sobre el funcionamiento de la Justicia.
Mientras que la izquierda y organizaciones anticorrupción han celebrado esta sentencia, la derecha y la extrema derecha la han criticado con dureza. El momento actual recuerda -con algo menos de virulencia- a lo que ya sucedió a principios de abril después de que el Tribunal de París inhabilitara a efectos inmediatos a la ultraderechista Marine Le Pen hasta 2030 por haber malversado más de tres millones de euros del Parlamento Europeo. Por ese motivo, los dirigentes que hicieron comentarios más ácidos respecto al veredicto del jueves no fueron los de la derecha tradicional de Los Republicanos (LR) -formación que Sarkozy rebautizó en 2015-, sino de la ultra Agrupación Nacional.
La aplicación inmediata de las penas «representa un gran peligro respecto a los grandes principios de nuestro derecho, especialmente la presunción de inocencia», aseguró Le Pen en la red social X. Aún más agresivo se mostró el diputado lepenista Frédéric Falcon: «La Justicia saboteó la campaña de François Fillon en 2017 -se refiere a su imputación en un caso de falsos asistentes parlamentarios-, quiere interferir en la de 2027 impidiendo a Le Pen (de presentarse) y ahora se venga de Sarkozy encarcelándolo. (…) La Justicia es política en este país». Éric Ciotti, que presidió LR entre 2022 y 2024 y actualmente está al frente de un micropartido aliado de Le Pen, denunció un veredicto «extremamente severo».
Un concepto «moldeable»
Los representantes de la derecha tradicional también han criticado el fallo, aunque con un poco más de sutileza. En concreto, se han focalizado en dos aspectos: la aplicación inmediata de la pena de prisión y el delito de asociación ilícita por el que condenaron a Sarkozy. El presidente del Senado, Gérard Larcher, dijo que compartía «el cuestionamiento creciente en nuestra sociedad sobre la ejecución provisional de una condena cuando no se han agotado todos los recursos». El diario conservador 'Le Figaro' cuestionó en un editorial el delito de asociación ilícita, incorporado en el Código Penal en 1986 por el Gobierno de Jacques Chirac (centro-derecha), por ser «un concepto moldeable».
«Hay un cuestionamiento creciente en nuestra sociedad sobre la ejecución provisional de una condena cuando no se han agotado todos los recursos»
Gérard Larcher
Presidente del Senado francés
Desde la izquierda, en cambio, no dudaron en subrayar la contradicción que supone que aquellas formaciones (Agrupación Nacional, LR y una parte de los macronistas) que suelen reprochar a los magistrados un supuesto laxismo ahora los acusen de ser demasiado «severos». También pusieron el dedo en la llaga recordando que el actual eslogan de LR es la «Francia de la gente honesta», lo que no impidió a numerosos dirigentes de ese partido de solidarizarse con Sarkozy.
La sentencia del jueves ha evidenciado la dificultad que tienen los actuales representantes de LR de desmarcarse definitivamente de su antaño líder, a pesar de que sus múltiples condenas en tres casos de corrupción han contribuido al declive de esa formación. Bruno Retailleau, ministro del Interior en funciones y actual líder del partido, le «expresó todo su apoyo y amistad», mientras que la presidenta de la región de París, Valérie Pécresse, reivindicó que fue «un gran presidente», y eso que Sarkozy ni siquiera pidió el voto para ella en la campaña presidencial de 2022.
La justice a saboté la campagne de François #Fillon en 2017, veut interférer dans celle de 2027 en empêchant Marine #LePen, et se venge de Nicolas #Sarkozy en le mettant en prison.
— Frederic Falcon (@FalconFrederic) September 25, 2025
Et toujours rien sur les affaires de surfacturation des campagnes de #Mélenchon, les assistants…
Esta camaradería se explica, en parte, al carisma de Sarkozy y a la nostalgia del electorado conservador por su presidencia, pero también se debe a su influencia entre numerosos políticos y grandes empresarios. Desde que se retiró oficialmente de la primera línea pública a finales de 2016, el exmandatario ha mantenido una intensa actividad como cicerone de las élites. Y su relación con el presidente, Emmanuel Macron, fue más que fluida hasta este verano cuando se cabreó con el actual inquilino del Elíseo por el hecho de que le retiraran la Legión de Honor.
Desde entonces, el expresidente no ha dudado en estrechar sus vínculos con la extrema derecha. Primero, recibió en su despacho a principios de julio a Jordan Bardella, número dos de Agrupación Nacional. Más recientemente defendió en una entrevista en 'Le Figaro' que el hecho de que hubiera una repetición electoral y «una mayoría, al menos relativa» de los lepenistas en la Asamblea Nacional «representaría una situación mejor que la actual». Y ahora esta convergencia incipiente se ve reflejada en las críticas a los jueces.
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