Biden visita a Carlos III para encauzar las relaciones con el Reino Unido

La decisión comunicada por Biden el pasado viernes no ha sido condenada por el Gobierno británico, pero Sunak ha confirmado que Reino Unido cumplirá sus compromisos como Estado participante en la Convención sobre Municiones de Racimo, adoptada en 2008, que prohíbe la producción o el uso de esas armas. Ni Estados Unidos ni Rusia ni Ucrania se han sumado a este tratado internacional que recoge asimismo Naciones Unidas.

En este contexto el encuentro con el monarca, que se centrará en la política sobre el cambio climático, evocará el activismo de su primera esposa, Diana de Gales, contra estas bombas, que pueden esparcirse en un amplio territorio y causar muertes y heridas a civiles en tiempos de paz. Diana visitó Angola en 1997, colaborando con la Cruz Roja para publicitar con éxito el efecto que la munición de racimo estaba teniendo en niños.

Biden ha viajado al Reino Unido todos los años de su mandato, y dos veces en este 2023, aunque se le considera en círculos británicos como un presidente hostil. Elegido en enero de 2021, el político demócrata y su esposa, Jill, acudieron al castillo de Windsor en junio de ese ejercicio, al término de la cumbre del G-7, en Cornualles. Isabel II había enviudado en abril, pero permanecía activa en sus funciones como monarca. Recibió a la pareja con una guardia de honor formada por el Primer Batallón de los Guardas Granaderos. La banda de música tocó el himno nacional de los invitados, 'The Star-Spangled Banner' ('La bandera de estrellas'). La reina llevó a la pareja a la Sala de Roble, donde le ofreció el tradicional té de las cinco.

Los monarcas británicos nunca comunican al público el contenido de sus conversaciones con políticos y personalidades nacionales o con dignatarios extranjeros. Pero Biden, que era el decimocuarto presidente de EE UU que se reunía con la longeva reina, desveló que Isabel II les preguntó qué tal vivían en la Casa Blanca, y que él había contestado que «bien, aunque hay mucha gente». «Espero que no se ofenda cuando digo que me ha recordado a mi madre, por su apariencia y generosidad. Ha sido muy gentil», dijo.

Su siguiente viaje al Reino Unido sería para asistir al funeral de Isabel II, en septiembre de 2022. Los Biden visitaron entonces el salón del palacio de Westminster, donde reposaba el féretro de la reina, y se reunieron con el rey Carlos III y otros dignatarios presentes en el funeral. El líder demócrata ya había expresado sus condolencias al nuevo monarca en una llamada telefónica. En el registro de esa conversación publicado por la Casa Blanca se decía que el presidente estadounidense le expresó que «la dignidad y constancia» de su madre había «profundizado la duradera amistad y relación especial» entre los dos países. Y mostró a su heredero su deseo de «mantener una relación estrecha».

Cuando Biden visitó Irlanda del Norte, el pasado abril, ya habría advertido a Carlos III en una llamada telefónica que no acudiría a su coronación a principios de mayo en Londres. En esa conservación, el rey británico habría invitado al mandatario a una visita de Estado, que el dirigente aceptó. Este tipo de viajes, más solemnes, suelen tener un objetivo diplomático y no se discrimina. Putin, Xi y Trump han sido así agasajados.

Comentaristas británicos afirman que la ausencia de Biden en la investidura de Carlos III hace un par de meses fue un desaire, pero ningún presidente de Estados Unidos ha acudido a este tipo de eventos con reyes británicos. El actual líder del país norteamericano ha mostrado simpatía histórica por los republicanos irlandeses, la cultura en la que se formaron sus ancestros, y quizás eso hizo más difícil para él romper esa tradición.

La colaboración entre los dos países sobre la guerra en Ucrania suavizó la relación entre Washington y Londres, aunque asesores de Biden expresaron su disgusto hacia el ex primer ministro británico Boris Johnson, considerado como similar y allegado a Donald Trump. El breve paso de Liz Truss por Downing Street no dio tiempo a establecer con ella una relación que parece fluida con Sunak en los múltiples encuentros que han mantenido ambos políticos.

El gran objetivo de Johnson, lograr un tratado comercial con EE UU que reemplazase la pérdida de comercio con la Unión Europea, ha sido abandonado. Pero en un viaje del actual primer ministro a Washington, en junio, las dos partes resaltaron la importancia de la relación económica y de defensa en una Declaración Atlántica, con un plan de acción para mantener el liderazgo y la seguridad en tecnologías avanzadas y estratégicas.

La reciente decisión de Biden de enviar bombas de racimo a Kiev decepciona al Gobierno británico, ya enojado con Estados Unidos por su rechazo a que el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, se convirtiera en el próximo secretario general de la OTAN. El 'no' de Washington se debería al anuncio por parte de Wallace del inicio del adiestramiento de pilotos ucranianos por la Royal Air Force para pilotar los aviones de combate norteamericanos F-16 sin haber consultado antes al Pentágono.