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Urgente Retenciones en la capital por un camión de transporte especial escoltado por la Policía Local
Un escuadrón de la Guardia Nacional se despliega por el centro de la ciudad.

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Un escuadrón de la Guardia Nacional se despliega por el centro de la ciudad. AFP | Vídeo: Virginia carrasco

Washington, la capital militarizada

Máxima seguridad ·

Una docena de efectivos militares han sido relevados de sus funciones por mantener nexos con las milicias de ultraderecha

mercedes gallego

Martes, 19 de enero 2021

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Cuatro años después de que Donald Trump dibujara un país de Mad Max en su campaña presidencial, Washington DC es la ciudad apocalíptica que anticipó. Nadie ha visto nunca tantas medidas de seguridad, dentro o fuera de Estados Unidos. La capital del país tiene estos días más tropas estadounidenses que Irak, Afganistán y Siria juntos. La principal amenaza ya no es Al-Qaeda o el Estado Islámico, sino el terrorismo doméstico. Esa es la herencia de Trump.

«Nos quedamos con un sabor agridulce», lamenta Krittika Lalwaney, una empleada bancaria de 33 años que, como todos los capitalinos, vive estos días encerrada en su casa. «Después de cuatro años de resistencia pasiva, ahora que podíamos estar celebrando que ya no tendremos a Trump, tenemos que vivir asustados porque nos deja rondando la amenaza de todos esos locos a los que ha servido de plataforma».

Cuando se suba al 'Air Force One', lo último que Trump verá es una ciudad desierta y militarizada, con banderas de todos los estados que intentan simbolizar la unidad perdida y luces de tributo a los 400.000 muertos que ha dejado su mal manejo de la pandemia. Sus últimos días en el poder han sido tan descabellados que ni su propio vicepresidente irá a despedirle. Trump había planeado darse un último baño de masas en la base de Andrews con todos los honores y salvas militares, para lo que pidió a cada invitado que llevase a cinco acompañantes. Pero Mike Pence entendió por fin el peligro de su retórica cuando oyó a las turbas a pocos metros de la sala del Senado en la que se escondía con su familia durante el asalto al Capitolio.

LAS CLAVES

  • 25.000 efectivos de la Guardia Nacional, junto a otros cuerpos de seguridad, acorazan la capital.

  • Población sitiada. Las calles son un laberinto de barricadas y vallas de protección para obstaculizar la movilidad

  • Ciudad inhóspita. Trenes y metro han recortado servicios, se han cancelado reservas, los restaurantes están cerrados

«¡Colguemos a Mike Pence!», gritaban las huestes de Trump. Poco antes, su líder les había dicho desde el estrado que el vicepresidente tendría que apoyarles en la votación en la que se certificaron los resultados electorales del 3 de noviembre. «Y si no, será un día muy triste para el país», añadió críptico. La masa sabía lo que eso quería decir. Los planes para asesinarle corrieron rápidamente por las redes sociales y 'Colgar a Mike Pence' todavía era tendencia en Twitter varios días después. Desde entonces, el segundo de la Casa Blanca ha colaborado con el equipo de transición de Joe Biden, que ya en marzo del año pasado se refirió a él como «un hombre decente». Si vuelve hoy al Capitolio para indicar con su presencia la transición pacífica del poder, se habrá puesto para siempre en la diana de las huestes de Trump, pero también en el lado correcto de la Historia.

Purgar las filas

Como Mitch McConnell, el líder del Senado que ha apoyado al presidente durante estos últimos cuatro años. Su esposa, Elaine Chao, dimitió como secretaria de Trabajo de Trump al día siguiente del asalto al Capitolio, del que McConnell culpó ayer al presidente por haber «alimentado a la turba con mentiras» sobre un presunto fraude electoral. Mentiras a las que él también dio alas al hablar en su día de «votos legales e ilegales». Buscaba mantener su colaboración en la campaña electoral de Georgia, con la que esperaba salvar su puesto como jefe de la mayoría republicana en la Cámara Alta, pero la Historia está repleta de perdedores abandonados por sus hombres en la hora final.

McConnell tampoco estará hoy en el aeropuerto para despedirle, sino en el Capitolio, dispuesto a salvar el sistema político del que ha vivido siempre. Como Krittika Lalwaney no estará en las calles celebrando la llegada de una mujer a la vicepresidencia, pese a tratarse, como ella, de un mujer de color originaria de la India. Hace cuatro años participó en la marcha del millón de mujeres que convirtió las calles de Washington en una gran fiesta de gorritos rosas que marcó el comienzo de una resistencia pacífica, pero hoy la capital de EE UU es una ciudad sitiada por donde deambulan policías y militares de todo el país.

Ha habido que purgarlos para garantizar la seguridad del nuevo presidente. Una docena de miembros de la Guardia Nacional han sido relevados de sus obligaciones al descubrirse nexos con las milicias de ultraderecha que conspiran para impedir la sucesión. Arnie Martinez, un policía antidrogas de Chicago que vigila la estación de tren en Washington, explica esas escalofriantes simpatías por la causa de Trump, que él mismo comparte. «Cuando las protestas de Black Lives Matter, ningún Estado quería llamar a la Guardia Nacional mientras quemaban los edificios, y aquí, mira cómo está todo. A la primera de cambio, han convertido la ciudad en un estado de guerra. ¿Te parece que eso es equivalente?».

LA CEREMONIA, HORA POR HORA:

  • 14.OO, hora de España. Comienza la ceremonia de despedida de Donald Trump en la base de la Fuerza Aérea de Andrews, con saludos militares. El aforo estará limitado por la pandemia y cada invitado solo podrá llevar a cinco personas.

  • 16.00. Empieza la retransmisión de un programa especial para niños, en el que participará Jill Biden y donde se presentará a las mascotas presidenciales.

  • 17.00. Llegada de Joe Biden al Capitolio.

  • 17.30. Las palabras del jesuita y teólogo Leo O'Donovan dan comienzo oficial a la investidura. Los invitados recitan el compromiso de lealtad patriótico y Lady Gaga entona el himno nacional. Amanda Gorman, premio juvenil de poesía, recita un poema y da paso a las actuaciones de Jennifer Lopez y el cantante de country Garth Brooks.

  • 18.00. El juez jefe del Tribunal Supremo, John Roberts, toma juramento a Joe Biden como 46º presidente de Estados Unidos, mientras la jueza Sonia Sotomayor se lo toma a Kamala Harris como vicepresidenta. El reverendo Silvester Beaman bendice el mandato y Biden y Harris pasan revista a las Fuerzas Armadas, como demostración de la transición pacífica del gobierno.

  • 20.30. Los expresidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama se suman a los nuevos mandatarios para depositar una corona de flores en la tumba al soldado desconocido en el cementerio de Arlington.

  • 21.15. Representantes del Ejército escoltan a Biden y a su mujer hasta la Casa Blanca. Después arranca el 'Desfile a través de América', que se celebrará de forma virtual y contará con la participación de los 50 Estados, para rendir tributo a los héroes nacionales y destacar la diversidad del país.

  • 02.30. Empieza una gala especial de noventa minutos presentada por Eva Longoria y Tom Hanks, que sustituye a los tradicionales fastos. El programa será retransmitido por las principales cadenas de televisión y plataformas de internet y en él participarán artistas como Foo Fighters, Bruce Springsteen, Bon Jovi, Justin Timberlake, John Legend y Demi Lovato.

Ningún Capitolio de EE UU fue asaltado por las manifestaciones raciales, aunque las mismas milicias que siguen las órdenes de Trump tomaron el de Míchigan el pasado mes de mayo para protestar por el confinamiento. Al agente lo que le importa es el respaldo de Trump a los uniformados y su mensaje de «Ley y Orden», que, según él, desaparecerá con la estela del avión que trasladará al magnate a su lujosa mansión de Palm Beach.

«Biden lo que va a hacer es recortar el presupuesto policial», asegura el chicano, haciéndose eco de la propaganda 'trumpista'. «El crimen se va a disparar, ya está ocurriendo. Te aseguro que ningún policía va a sacar un arma para que luego lo denuncien o lo demanden. Tenemos las manos atadas; cada vez que desenfundamos la pistola se activa la cámara y, salvo que el atacante te esté apuntando, te buscas la ruina». En su círculo, George Floyd no murió por asfixia, sino por sobredosis. Y todos los afroamericanos cuyas muertes grabadas en vídeo se han hecho virales «iban armados, pero la prensa no lo cuenta».

«Aguantando el aliento»

Junto a sus compañeros, vigila la estación desierta, a la que llegan pocos trenes porque Amtrak ha recortado el servicio. No hay taxis en la puerta, sería muy complicado circular por una ciudad convertida en un laberinto de barricadas y vallas de protección. Los conductores de Uber no saben dónde encontrar a los viajeros. El metro ha cerrado una docena de terminales. Airb&b ha cancelado todas las reservas, al igual que muchos hoteles del centro. El Ayuntamiento ha suspendido los servicios privados de bicicletas y patinetes compartidos. Los restaurantes han tenido que cerrar sus puertas por orden municipal y apenas sirven comida en las aceras los que tienen mesas al aire libre, en pleno enero. Washington se ha convertido a posta en la ciudad más inhóspita que se haya podido lograr para disuadir a cualquier asistente.

No hay nada que celebrar, solo aguantar el tipo a ver si el nuevo presidente, que ni siquiera pudo llegar en tren como hiciera con Barack Obama, siguiendo los pasos de Lincoln, puede convencer a los 75 millones de votantes de Trump de que con él no se desintegrará el país. «Estamos aguantando el aliento -confiesa Krittika-. Con que la investidura se celebre de forma pacífica, me doy por satisfecha».

Motoristas de la Policía patrullan el perímetro de la Casa Blanca. REUTERS

QAnon quiere infiltrarse hoy como Guardia Nacional

El jefe ha hablado. La violencia le horroriza. Se siente suficientemente respaldado por el apoyo incondicional de sus seguidores y ahora es hora de llamar a sus 'perros' al orden para que enseñen los dientes más adelante. ¿Tiene Trump ese poder? El FBI ha interceptado mensajes en los que los seguidores de QAnon discutían cuál es la mejor forma de infiltrarse en el perímetro de seguridad que constituye todo el centro de Washington. Bastaría con ponerse el uniforme militar de faena para atravesar los controles. Así el arma no llamaría la atención. Y, para muchos de sus seguidores, sería como volver a filas. El Pentágono ha admitido que entre sus hombres hay muchos seguidores de las milicias que traman estos días sumir al país en el caos con un atentado. La consigna entre las fuerzas del orden es poner atención a cualquier militar que parezca fuera de lugar, pero eso supone observarlos a todos. Pensilvania, New Hampshire, Ohio... Han llegado de todas partes del país y no saben ni dónde están. No conocen la ciudad, que no les pregunten dónde queda nada. El chef español José Andrés les ha llevado sandwiches de ternera y fabada para alimentar a esta legión de militares fuera de lugar. Entre ellos puede hallarse el lobo solitario que encienda la mecha. El FBI intenta discernir qué parte de las conversaciones interceptadas por chat es «aspiracional» o «intencional», pero sabe que aún le falta una importante pieza del puzle: detener al que colocó varias bombas caseras el día de Reyes.

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