Trump amenaza con activar a la Guardia Nacional para tomar el control de Washington DC
El presidente estadounidense cree que la ciudad está asediada por pandilleros, para los que pide que sean juzgados como adultos
Mercedes Gallego
Corresponsal. Nueva York
Jueves, 7 de agosto 2025, 17:23
Estadísticamente, la delincuencia en Washington DC ha bajado un 26%, pero para Donald Trump la realidad siempre es algo personal. El enfrentamiento que tuvo el ... fin de semana pasado un chaval de 19 años, protegido de Elon Musk, que lo contrató para su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) con unos pandilleros que intentaron robarle el coche ha desatado la ira del presidente estadounidense, que amenaza con desplegar a la Guardia Nacional y tomar el control de la capital.
«Tenemos una capital muy insegura, qué vergüenza del nivel de criminalidad que hay, los atracos, los asesinatos y todo lo demás», declaró el miércoles en el Despacho Oval, con el consejero delegado de Apple, Tim Cook, a su lado. «No vamos a permitirlo y eso incluye traer a la Guardia Nacional, tal vez muy pronto también», prometió.
Esta semana ha ordenado a la Policía de parques y otros cuerpos federales sobre los que tiene potestad que endurezcan su actuación y detengan a cualquiera que infrinja las normas de no beber o fumar en los esos espacios públicos. Sería solo el primer paso para «federalizar» la capital y tomar control de la misma.
Según dijo Trump este miércoles, «los abogados ya están mirando cómo hacerlo». Washington DC no es un Estado más de la Unión, sino que goza de un estatus tutelado por el Congreso que, en los tiempos que corren la deja más vulnerable que nunca. Para un presidente que ha amenazado con anexionarse Canadá -su segundo socio comercial-, comprar Groenlandia, quedarse con el canal de Panamá e intervenir Nueva York si el candidato socialista gana las elecciones, Washington DC sería pan comido.
Le acompaña una relación perversa. Ni Washington quiere a Trump, ni Trump a Washington. El presidente solo obtuvo un 5,4% de los votos, el porcentaje más bajo de cualquier otra jurisdicción. Una humillación, para ser exactos, que parece haberse tomado como un desafío, al querer castigar políticamente a un territorio donde casi la mitad de la población se define en el censo como afroamericana (43,26%, según el censo).
Ya en marzo obligó a la alcaldesa, Muriel Bowser, a retirar el mural de Black Lives Matter y renombrar la plaza que le hacía honor, bajo amenaza de congelarle los fondos federales. Bowser accedió precisamente porque temía iniciar una batalla que terminase con su autonomía local. La Casa Blanca calificó públicamente el desmantelamiento como un paso para «limpiar» Washington y eliminar lo que denominaron «un símbolo divisorio». Se debatió incluso renombrar el área como Liberty Plaza, pero Muriel consiguió frenarlo.
«Una pesadilla de asesinatos»
Muchos pensaron que con ese símbolo se borraba la memoria histórica de las protestas y el legado del congresista John Lewis, un histórico líder de los derechos civiles que visitó la plaza antes de morir. Y, lo que es peor, no parece que sea suficiente para apaciguar a Trump, quien durante la campana prometió «tomar el control de la capital de nuestra nación, horriblemente mal administrada, limpiarla, renovarla y reconstruirla, para que deje de ser una pesadilla de asesinatos y crimen.» Esa sería la misión del 'Grupo de Trabajo para Convertir a Washington DC en una ciudad Bonita y Segura' que ha creado.
«Tomaré el control de la capital de nuestra nación, horriblemente mal administrada, para limpiarla, renovarla y reconstruirla«, prometió en campaña el republicano
La imagen de Edward Coristine 'Big Balls', sentado en el suelo, descamisado, sangrando por la nariz y «golpeado sin piedad», escribió en Twitter, ha venido a confirmar lo que Trump siempre ha pensado. «La delincuencia en Washington DC está totalmente fuera de control», escribió esta semana en las redes sociales. La intervención de una patrulla policial impidió que le robaran el coche. Un chico y una chica del vecino Maryland, ambos quinceañeros, han sido detenidos, pero Trump quiere que sean juzgados como adultos por ese crimen sin armas. Es más, pide que eso se extienda a todos los adolescentes a partir de los 14 años. Pandilleros y «jóvenes» locales, algunos de apenas 14, 15 y 16 años, están atacando, asaltando, mutilando y disparando al azar contra ciudadanos inocentes para que ya no sea «una pesadilla de delincuencia y asesinatos».
Allí donde los turistas ven grandes parques y museos, D.C. representa, para el presidente, la decadencia urbana que atribuye a los demócratas: crimen, grafitis, calles sucias y desorden. Es, además, el ombligo de la bestia en cuyo vientre ve escondido al 'Deep State', al que siempre ve detrás de las conspiraciones contra él. «¡Limpiemos el pantano!», ha arengado a sus masas. En su retórica, la capital ha dejado de ser símbolo nacional para convertirse en una ciudad fallida, controlada por elites corruptas y ajenas al pueblo. Intervenirla, como ha prometido esta semana, sería una forma de «liberación».
Y no le sería muy difícil. Por su estatus especial la ciudad goza de autonomía solo desde 1973, cuando el congreso aprobó la Home Rule Ac» que permite a sus residentes elegir alcalde y concejales. Aun así, el Congreso conserva la autoridad última. Para revocar esa autonomía Trump necesitaría del órgano legislativo, donde en teoría los demócratas pueden bloquear cualquier intento en el Senado.
Declarar una emergencia
Para lo que no necesita ni permiso de la alcaldesa es para desplegar la Guardia Nacional en D.C.. Es más, podría asumir temporalmente el control del Departamento de Policía local si declara una emergencia, incluso extenderlo hasta 30 días.
En 2020 ya amagó con activar a la Guardia Nacional contra las protestas por el asesinato de George Floyd. Entonces se le sublevó el secretario de Defensa, Mark Esper. Esta vez, nadie cree que su sucesor Pete Hegseth tenga inconveniente en cruzar esa línea.
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