La cárcel de Trump para migrantes con gusanos y caimanes
Los primeros internos en el 'Alcatraz' de Florida relatan las sórdidas condiciones de vida en el centro de reclusión ideado por Donald Trump
Mercedes Gallego
Corresponsal. Nueva York
Lunes, 14 de julio 2025, 00:07
Hace un año los demandantes de asilo político que llegaban a Nueva York después de haber cruzado ilegalmente la frontera presumían en las redes sociales ... de habitaciones de hotel gratis en Manhattan con tres comidas al día. Hoy, en Florida, tienen suerte de recibir una ración de alimentos por jornada, llena de gusanos.
Esa es la versión de los detenidos en la última cárcel de los horrores creada en EE UU para alojar a los inmigrantes, como parte de la cruzada de Donald Trump por materializar las deportaciones masivas que prometió. Capturar y deportar a entre 11 y 20 millones de personas, según la fuente, es misión imposible. Lo más fácil es asustarlos tanto que se autodeporten ellos mismos, incentivados por billetes de avión gratuitos y hasta un cheque de mil dólares. Pero, sobre todo, aterrorizados. «Si no te marchas por tu pie, podrías terminar aquí», advirtió la secretaria de Seguridad Doméstica, Kristi Noem.
En sus pesadillas colectivas, los inmigrantes pueden elegir entre ir encadenados de pies y manos a Guantánamo, al Centro de Confinamiento Terrorista (CECOT) de El Salvador o al 'Alcatraz de los Caimanes', el nombre que el fiscal general de Florida ha dado a la cárcel construida de manera exprés con tiendas de campaña, sobre una pista aérea en desuso en medio de los pantanos de Everglades. «Es perfecta, no tienes que invertir mucho para evitar que la gente se escape, porque ahí fuera no hay más que caimanes y serpientes pitones», anunció triunfal éste en Twitter.
También mosquitos «del tamaño de un elefante», reportan los detenidos. Algunos dicen amanecer con la cara llena de picaduras, tras dormir con la sábana hasta el cuello. Otros, ni siquiera pueden dormir, ateridos de frío porque el aire acondicionado, cuando la electricidad funciona, está a temperaturas extremas. Las luces de neón en la cara 24 horas al día, técnicas de tortura que se aplicaban en Guantánamo a los detenidos en Afganistán.
«Las condiciones en las que los tienen son inhumanas, empezando por los caimanes y pitones. ¿Es que estamos de vuelta a los días del coliseo romano?», preguntó indignado el obispo de la localidad de Venice, Frank Dewane, al frente de una de las dos diócesis católicas que se disputan la jurisdicción religiosa sobre esta tierra de nadie.
Los Everglades son una vasta región de pantanos, ciénagas y humedales subtropicales en el sur de Florida. Técnicamente, es un ecosistema de pradera húmeda o marisma de agua dulce, que se inunda estacionalmente y fluye muy lentamente hacia el sur, desde el lago Okeechobee hasta la bahía de Florida. Su fauna se compone de caimanes y cocodrilos; panteras de Florida, linces y osos negros; pitones birmanas, serpientes de cascabel y de coral, mocasines de agua; hormigas rojas, arañas, escorpiones y plantas venenosas. «El mejor perímetro de seguridad que la naturaleza pueda proporcionar», concluyó triunfal el fiscal de Florida.
Localizada a 117 kilómetros al norte de Miami, o 212 al oeste de la mansión de Trump en Palm Beach, el presidente visitó 'Alligator Alcatraz' el pasado día 1, para darle el visto bueno antes de que se estrenara. «Puede ser tan buena como la verdadera Alcatraz», dijo satisfecho, siempre fascinado por los mitos de mano dura. La icónica prisión ubicada a una milla náutica de San Francisco era conocida por ser infranqueable. Nadie podía escapar de ella. Los tiburones y las aguas frígidas se encargaban de desalentar las fugas.
«Voy a perder la cabeza»
«Voy a perder la cabeza, me han quitado hasta la Biblia, que es lo único que me daba fuerzas», se quejó uno de los reclusos colombianos. «Me han dicho que aquí la religión no es un derecho». Aparentemente, tampoco ducharse, ver la luz del día o comer tres veces por jornada. El Gobierno de Trump asegura que quienes sufren esas condiciones son «lo peor de lo peor», los criminales «más temibles» de los que hay que deshacerse, pero estos no han tardado en comunicarse con sus familiares, quienes han expuesto sus casos en los medios de comunicación y redes sociales.
Uno de ellos es el cantante de reguetón cubano Leamsy La Figura, quien dijo a CBS sentirse «como rata en un experimento». Fue detenido el viernes de la semana pasada acusado de asalto, al verse involucrado en una pelea. Según su novia, «la Policía no le dejó ni hablar». Tampoco le aceptaron pagar la fianza. La comisión de un delito da potestad al Gobierno para revocar la tarjeta de residencia, aunque en su caso ni siquiera ha llegado a demostrarse. Tampoco lo necesita. Al no haber sido detenido por cuestiones migratorias, la responsabilidad de dónde retenerlo corresponde al Estado de Florida, que comulga con la estrategia del presidente Trump. «Muchos de nosotros aquí tenemos residencia legal, no entendemos por qué estamos aquí», explicó a la cadena CBS. El jefe de la Casa Blanca y sus acólitos han encontrado otra laguna legal en la que amparar sus abusos.
Un venezolano detenido por una falta de tráfico aseguró que los guardias le quitaron sus medicinas, por lo que su condición física y mental se deteriora rápidamente. Los manifestantes apostados sobre la carretera 41, conocida como Tamiami Trail, que soportan temperaturas de más de 40 grados para velar por ellos, comprobaron que uno fue evacuado en ambulancia al hospital, aunque el Ejecutivo lo niega. «Fake news», alegaron tanto desde la Casa Blanca como del Gobierno de Florida, aprovechando para arremeter contra los medios que lo denunciaban.
Varias esposas confirmaron estas condiciones al diario 'Miami Herald' y a varias televisiones. «Familia tras familia, hemos constatado un patrón en las denuncias sobre la situación dentro de estas instalaciones», dijo en NBC el reportero local de esa cadena, Hatzel Vela. «No respetan nuestros derechos humanos, ni entendemos por qué nos hacen esto, eso en sí es una forma de tortura», aseguró un colombiano a CBS. También el senador estatal Shevrin Jones leyó a MSNBC las denuncias que ha recibido de los familiares por mensajes de texto. El gabinete del gobernador de Florida, Ron De Santis, le permitirá visitar las instalaciones este fin de semana. «No tenemos dudas de que veremos una versión 'higienizada' de la prisión, con la que no podremos corroborar las denuncias», adelantó. La alcaldesa de Miami Dade, a cuya jurisdicción pertenecen las instalaciones, incautadas al amparo de poderes de emergencia, exige acceso a las cámaras y visitas rutinarias.
Las organizaciones de derechos humanos están horrorizadas. «Ya vimos algo así con el sheriff Arpaio en Arizona. Es como un teatro de la crueldad», dijo a Associated Press Maria Asunción Bilbao, coordinadora de la campaña de inmigración del grupo American Friends Service Committee. No hay registro público de los detenidos. Los familiares saben de ellos cuando reciben una llamada. Ni los abogados pueden llegar a ellos, un derecho que se les regatea al no estar en un centro de detención del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) sino del Gobierno de Florida. «A todos los efectos legales, están desaparecidos», informó Katie Blankenship, abogada y cofundadora de la organización Santuario del Sur.
Y, aun así, la Administración federal está satisfecha. «Podría ser un modelo nacional», sopesó el presidente Trump durante su visita.
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