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El primer ministro británico, Boris Johnson, y su recién dimitido asesor Dominic Cummings, en una imagen de archivo. afp
Boris Johnson purga a sus principales asistentes

Boris Johnson purga a sus principales asistentes

Los portavoces del primer ministro británico niegan que se produzcan cambios en la posición negociadora del brexit

iñigo gurruchaga

Corresponsal. Londres

Domingo, 15 de noviembre 2020, 19:40

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El primer ministro británico, Boris Johnson, tiene que dar una nueva orientación a su Gobierno tras la marcha de sus dos principales asistentes, Dominic Cummings y Lee Cain, en el desenlace de una semana que comenzó con su deseo de promocionar a uno de ellos como su jefe de Gabinete. No hay claridad sobre la influencia que el desorden en la cima de Downing Street tendrá en la negociación con la Unión Europea.

Quienes han trabajado con Johnson lo describen como un líder concentrado en captar el ambiente general y ajustar su discurso al movimiento de esa marea, pero que acepta un nivel alto de desorden. Cuando fue elegido líder del Partido Conservador, tras la caída de Theresa May, convenció a Dominic Cummings de convertirse en su asesor con amplios poderes. Su marcha deja un vacío en la ya desordenada operación de la jefatura de Gobierno.

Las conspiraciones en el poder político no interesan a la mayoría de los ciudadanos. Ya advirtió el escritor inglés G. K. Chesterton que «el periodismo consiste básicamente en decir que Lord Jones ha muerto a gente que no sabía que estuviera vivo». Pero la purga de Johnson tendrá consecuencias en la manera de gobernar un Reino Unido embarcado en un nuevo curso histórico.

Se espera que el 'premier'mantenga su pulso conBruselas por convicciónpersonal y para preservarel respaldo de sus bases

Michael Gove, ahora mano derecha de Johnson en el Gabinete, contrató a Cummings como asesor cuando fue ministro de Educación de David Cameron. Sus ideas de transformación radical chocaron con el aparato administrativo del ministerio. Se le achacaron filtraciones a la prensa para dañar a otros ministros. Tras su despido, Cameron lo calificó como un psicópata.

El exdirector del 'Financial Times', Lionel Barber, lo retrata como «un puritano, convencido sobre su causa y severo en sus juicios». Su primer acto notable fue despedir a una asesora del ministro de Hacienda, con la policía escoltando su marcha. Altos funcionarios con décadas de experiencia han sido marginados o despedidos en los últimos meses.

Cummings colocó a colaboradores en la campaña del referéndum como 'asesores especiales' en ministerios y en el número 10 de Downing Street. La contratación de estos asesores políticos sin experiencia de gobierno se ha extendido en las últimas décadas y son ahora un centenar. Asumió el control de su labor, que incluye la relación con periodistas, «reptiles» según Cummings. El día a día de esa tarea correspondía al director de comunicaciones, Lee Cain, íntimo colaborador de Johnson durante cuatro años.

El legado de Blair

La figura de director de comunicaciones del Gobierno fue creada por Tony Blair. Cameron y May imitaron al laborista encomendando la tarea a periodistas que hicieron su carrera en la prensa sensacionalista, la más popular en los quioscos. Cain alcanzó fama como corresponsal político del 'Mirror' acosando a Cameron y a otros conservadores, en la campaña electoral de 2010, disfrazado como un pollo.

Ni la comunicación ni el funcionamiento orgánico del Gobierno han sido rasgos encomiables del mandato de Johnson, que fue finalmente persuadido de incluir en su equipo a un jefe de Gabinete, un puesto también creado por Blair. La búsqueda de un coordinador de la oficina del primer ministro desencadenó la crisis de esa semana. El papel de Cummings iba a ser debilitado.

Cummings y Cain estaban disgustados también por la elección por Johnson de una experiodista de la BBC, Allegra Stratton, como portavoz del Gobierno. La idea de emular a la Casa Blanca en su relación diaria con la prensa habría sido del propio Cain, pero la elegida por el primer ministro le debilitaba también. Cummings sugirió a Johnson que nombrase a su aliado como su jefe de Gabinete.

Stratton y la prometida de Johnson, Carrie Symonds, exdirectora de comunicación del Partido Conservador, protestaron. A la revuelta de las dos mujeres en un equipo de hombres de maneras fuertes se sumaron ministros y parlamentarios. Y el desenlace es la marcha de ambos después de que Johnson ofreciese el lunes a Cain la jefatura de Gabinete y les pidiera el viernes que abandonasen el edificio del 10 de Downing Street.

El primer ministro británico ha nombrado a Ed Lister, íntimo colaborador desde su tiempo como alcalde, como su jefe de Gabinete temporal. De 71 años, Lister, con experiencia en la administración municipal y descrito a menudo como el único adulto en las reuniones del equipo de Johnson, quiere jubilarse en enero. La tragicomedia concluye con una estructura administrativa más convencional, en la que el papel de los altos funcionarios es reforzado.

Predecir la evolución es una tarea insensata. Los portavoces del primer ministro se han apresurado a negar que la elección de Joe Biden y la purga de los asistentes vaya a tener efecto en la negociación con la UE. La opinión mayoritaria es que Johnson, por convicción personal y por necesidad de preservar el apoyo de su base electoral 'brexiter', mantendrá el pulso con Bruselas.

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