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El exasesor presidencial Ling Jihua fue sentenciado a cadena perpetua por corrupción en 2016 scmp
El último escarnio tras una década de purgas

El último escarnio tras una década de purgas

Además del agravio de ser expulsado del cónclave, el expresidente Hu Jintao ha tenido que tragarse las condenas por corrupción de sus más estrechos colaboradores

p. m. díez

Pekín

Sábado, 22 de octubre 2022, 18:01

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Su humillante salida a la fuerza del Congreso del Partido Comunista, ante 2.300 delegados y la Prensa china e internacional que acababa de entrar, es el último agravio que le ha tocado sufrir a Hu Jintao, expresidente de China, a manos de su sucesor, Xi Jinping. Desde que le relevó, primero como secretario general del partido en 2012 y luego como presidente de la República Popular en 2013, Xi se ha cebado especialmente con los más estrechos colaboradores y altos cargos de Hu en su feroz campaña contra la corrupción.

El último fue su mano derecha, Ling Jihua, sentenciado a cadena perpetua por corrupción en julio de 2016. Juzgado a puerta cerrada, fue condenado por haber aceptado más de diez millones de euros en sobornos, usado su poder para beneficiar a sus allegados y haberse apropiado de secretos de Estado, según informó en su día la agencia estatal de noticias Xinhua.

Mientras su antiguo superior, Hu Jintao, era sacado a rastras del Gran Palacio del Pueblo, Ling Jihua celebraba precisamente este viernes su 66 cumpleaños en la cárcel, donde pasará el resto de su vida. Su caída en desgracia comenzó en marzo de 2012, cuando su único hijo, Ling Gu, se mató al estrellarse su deportivo, un Ferrari 458, en el cuarto anillo de Pekín mientras conducía a altas horas de la madrugada con dos chicas que iban medio desnudas. Un episodio que, a pesar de la censura, volvió a revelar el lujoso y desmadrado tren de vida de la «aristocracia roja» que ha florecido en el Partido Comunista al amparo del crecimiento económico de las últimas décadas.

Desaparecido en California

El escándalo puso en el objetivo a Ling Jihua, quien entonces era jefe de gabinete del presidente Hu Jintao. Tras ser degradado, empezó a ser investigado a finales de 2014 y en julio de 2015 fue expulsado del Partido Comunista. Junto a él, fue purgado uno de sus hermanos, Ling Zhengce, alto cargo en la provincia de Shanxi, mientras que el otro, Ling Wangcheng, huyó a Estados Unidos, donde al parecer tiene una mansión de dos millones de euros en California.

Tal y como informaron entonces algunos medios de ese país, Ling Wangcheng se habría llevado consigo 2.700 documentos secretos proporcionados por su hermano, entre los que figuraban los códigos nucleares de China y abundante información sobre los dirigentes del Partido Comunista y su lucha de poder. En la actualidad, está desaparecido y no se sabe si vive protegido por las autoridades estadounidenses o si agentes secretos chinos consiguieron repatriarlo para rendir cuentas.

Hu Jintao intenta obtener una explicación de Xi Jinping tras ser exhortado a abandonar el congreso del Partido Comunista
Hu Jintao intenta obtener una explicación de Xi Jinping tras ser exhortado a abandonar el congreso del Partido Comunista afp

Además de Ling Jihua, en 2015 fue condenado a cadena perpetua por corrupción Zhou Yongkang, anterior responsable de la Seguridad del Estado durante el mandato de Hu Jintao. Su purga supuso el procesamiento contra el más alto dirigente político de China desde el juicio a la mujer de Mao, Jiang Qing, y la 'Banda de los Cuatro' por los desmanes de la Revolución Cultural (1966-76). A tenor de la sentencia, tanto Zhou Yongkang como su familia recibieron sobornos por valor de 19 millones de euros y se valieron de sus influencias para beneficiar a sus aliados dentro del régimen, quienes también fueron castigados.

Entre ellos destacaba su protegido Bo Xilai, condenado en septiembre de 2013 a cadena perpetua por corrupción y cuya esposa fue sentenciada a muerte un año antes – pero con la pena suspendida – por asesinar al socio británico que les ayudaba a sacar del país la fortuna que habían amasado con la política. Antiguo ministro de Comercio y secretario del Partido en Chongqing, una megaurbe del suroeste de China a orillas del Yangtsé, Bo Xilai era una de las figuras más prominentes del régimen. Pero su arresto desató una encarnizada lucha de poder en plena transición entre Hu Jintao y Xi Jinping en 2012.

«Avariciosos y corruptos»

Tras él, rodaron las cabezas de su padrino político, Zhou Yongkang, y de su aliado Xu Caihou, antiguo número dos del Ejército chino. Aquejado de un cáncer de próstata, este último falleció en 2015 mientras esperaba a ser juzgado por corrupción. Un año después, otro vicepresidente de la Comisión Militar Central, Guo Boxiong, fue condenado a cadena perpetua también por corrupción.

En el anterior Congreso del Partido Comunista, celebrado en 2017, el responsable de la Comisión del Mercado de Valores, Liu Shiyu, desveló que todos estos colaboradores de Hu Jintao «eran inmensamente avariciosos y corruptos y habían conspirado para dar un golpe de Estado» contra Xi Jinping. Años después de acabar con ellos, y quizás por no poder purgar a su jefe, Xi se ha vengado de Hu Jintao con un escarnio público que refuerza aún más su poder.

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