La dimisión del primer ministro Ishiba abre un periodo de inestabilidad en Japón
La pérdida de la mayoría parlamentaria, la crisis económica y las críticas en su propio partido tumban al jefe del Gobierno en solo un año
Pese a que Japón flota sobre una zona de alta actividad sísmica y los terremotos allí son frecuentes, era hasta hace poco un país que ... presumía de estabilidad política. El Partido Liberal Democrático (PLD) gobierna sin apenas interrupciones desde 1955. Pero esa calma parece haber llegado a su fin. Apenas un año después de ser elegido, el primer ministro, Shigeru Ishiba, ha anunciado este domingo su dimisión. Al llegar prometió «crear un nuevo Japón», tomar medidas contra el envejecimiento de la población, revitalizar las zonas rurales y abaratar el coste de la vida. No lo ha conseguido y para colmo ha perdido en dos elecciones el control del Parlamento y la Cámara baja. Cuestionado en su propio partido y con su popularidad por los suelos tras incidentes como la siesta que se echó durante una sesión parlamentaria, ha optado por irse.
«He decidido dimitir como presidente del Partido Liberal Democrático. Ahora que han concluido las negociaciones sobre las medidas arancelarias estadounidenses, creo que es el momento oportuno para dar paso a la siguiente generación», declaró Ishiba, de 68 años, que seguirá en el cargo hasta que su partido designe a un sucesor. Habrá elecciones internas en el PLD y el elegido en esas primarias presentará su candidatura para ser el nuevo primer ministro. Sanae Takaichi, una política de larga trayectoria y de perfil muy conservador, suena en las quinielas. Sería la primera mujer que ocupa ese cargo en el país. Otro candidato con opciones es Shinjiro Koizumi, ministro de Agricultura e hijo del exjefe del Gobierno Junichiro Koizumi.
Sigue en el cargo hasta que el PLD elija sucesor, que podría ser por primera vez una mujer
Sea quien sea tendrá que enfrentarse a una variable que se repite en las cuatro esquinas del planeta:el crecimiento del populismo. En Japón, esa bandera la enarbola el partido Sanseito, una formación nueva, con apenas cinco años de vida y vaciada en el molde de Donald Trump. De hecho, su lema copia el eslogan de la campaña electoral del presidente de EEUU aunque en versión nipona: «¡Primero Japón!». Ishida fue elegido como líder del PLD en septiembre de 2024. Un mes después asumió el cargo de primer ministro. Pero al perder la mayoría en las dos cámaras, su sucesor no tiene asegurados los apoyos parlamentarios para ser investido. Crece la inestabilidad en un país donde el sismógrafo político empieza a encadenar terremotos.
Acuerdo sobre aranceles con EE UU
El final de Ishiba estaba cantado. Las críticas en su propio partido eran incesantes. Hace apenas unos días, el secretario general del grupo, Hiroshi Moriyama, presentó su dimisión, lo que debilitó aún más la posición del primer ministro. Antes de renunciar al cargo, Ishiba se autoimpuso la misión de cerrar la negociación de los aranceles con Washington, una cuestión clave para la poderosa industria del automóvil japonesa. En julio alcanzó el acuerdo con EEUU y logró rebajar del 25 al 15% los gravámenes con la condición de invertir 470.000 millones de euros en el país norteamericano. El jueves se produjo la firma. Y ayer, la dimisión del primer ministro.
Pese a este acuerdo arancelario, el presidente norteamericano nunca ha mostrado gran sintonía con Ishiba. En cambio, mantuvo una cordial y cercana relación con Shinzo Abe, jefe del Gobierno japonés durante su primer paso por la Casa Blanca. Tenían sintonía. Abe le regaló un palo de golf hecho de oro y logró evitar los aranceles estadounidenses. «Nunca habrá otro como él», declaró Trump tras la muerte de Shinzo Abe, asesinado en 2022.
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