Borrar
Lluvias torrenciales en China AFP
China se ve castigada por un diluvio que deja al menos 25 muertos

China se ve castigada por un diluvio que deja al menos 25 muertos

La región central de Henan y su capital, Zhenzhou, sufren una grave inundación que podría empeorar si se rompen sus presas

miguel pérez

Madrid

Miércoles, 21 de julio 2021, 20:54

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Después de Europa central, China. La provincia central del gigante asiático, Henan, sufre las inundaciones más importantes en más de medio siglo debido a unas lluvias torrenciales que han causado, al menos, 25 fallecidos y un número indeterminado de desaparecidos. La catástrofe afecta ya a 1,2 millones de ciudadanos, de los cuales 200.000 han sido evacuados a refugios. El presidente, Xi Jinping, declaró este miércoles que las riadas son «sumamente graves» y que la «prioridad» del Gobierno es salvar vidas, para lo cual ha movilizado a 6.000 bomberos y militares.

La cadena de sucesos es parecida a la que se llevó la vida de más de 200 personas en Alemania y Bélgica la semana pasada. Todo gira alrededor de una gigantesca tormenta. En este caso el detonante ha sido el tifon In-fa a su paso por el noroeste del Océano Pacifico, según apuntan los medios locales. Las turbulencias habrían empujado un enorme frente de nubes llenas de humedad que descargaron abruptamente en las montañas de Henan. La región, con unos cien millones de habitantes, es un importante nudo de comunicaciones, que en las últimas horas estaba paralizado, con 260 vuelos cancelados y el servicio ferroviario suspendido, además de un notable centro industrial y de producción agroalimentaria.

La lluvia incesante caída en estas jornadas -desde 201 hasta 500 milímetros en los peores momentos- ha multiplicado el caudal de los ríos, en especial el gran Amarillo, y anegado terrenos. Y entre el martes y el miércoles desató la gran avenida de agua sobre Zhenzhou, la capital de doce millones de habitantes. En tres días ha soportado un diluvio equivalente a las precipitaciones de todo un año. Hay meteorólogos que aseguran que un fenómeno así solo ocurre una vez cada cien años.

La mayoría de las víctimas mortales se produjeron en el metro, transformado en una ratonera que los servicios de rescate rastrean en busca de desaparecidos. Se inundó a tal velocidad que no dio tiempo a centenares de pasajeros a abandonar los trenes y los andenes. Una crecida explosiva. Numerosos viajeros la grabaron con sus móviles y el agua hasta la cintura. En plena oscuridad tras reventar los cuadros eléctricos, se observa a los afectados, algunos cargando con niños, caminando por el escalón lateral del túnel, por el que corre un torrente embarrado.

Varios usuarios atrapados se despiden de sus familiares, según se ven en las imágenes. Se angustian pensando en la asfixia cuando falte el oxígeno en los vagones o la posibilidad de una segunda ola. «Tuve mucho miedo, pero lo más aterrador no fue el agua, sino el aire que empezaba a faltar en el vagón», narraba un joven a Reuters.

Las declaraciones de un buen número de damnificados apuntaban a que las alarmas no funcionaron, o no lo hicieron con la necesaria rapidez. El propio Xi Jinping alentó ayer a mejorar el sistema de alertas. La misma polémica que sacude estos días a la Cancillería alemana por el desastre en las dos Renanias.

Miles de de personas fueron trasladadas a instalaciones deportivas, pabellones y bibliotecas, donde se habilitaron improvisados refugios. Otras pernoctaron en oficinas y comercios. Una de las circunstancias que agravaron la tragedia en el metro fue la paralización de 89 líneas de autobús, lo que incrementó el volumen de usuarios del suburbano. En la Universidad se quedaron encerrados 10.000 estudiantes y profesores, y en un hospital fue preciso evacuar a 600 enfermos graves por el fallo en el suministro eléctrico. Todo ello en una ciudad atónita, caótica y mojada, donde los coches flotaban mientras las nubes se dirigían hacia Hebei, Shanxi, Guangdong, Guangxi, Hainan y Yunnan.

Riesgo de rotura

Los ríos son los dedos de los temporales y en Henan la inquietud se concentra ahora en ellos y en los embalses. Cuarenta arroyos están fuera de control y 32 presas y embalses corren peligro de reventar. Las autoridades ya han dado la alarma sobre el pantano de Guojiazui, cuyo «alto riesgo» de colapso inmediato ha obligado a evacuar las poblaciones cercanas a la capital.

Otra presa clave, Yihetan, sobre la ciudad de Louyang, se encuentra resquebrada. Los técnicos han descubierto una grieta de veinte metros de longitud y se baraja desalojar a siete millones de habitantes. Los militares desplegados en la región han detonado cargas explosivas para desviar o bloquear algunos ríos.

Las inundaciones son frecuentes en China en esta época del verano, y también en Henan, que dispone de un formidable sistema hídrico. Sin embargo, a los meteorólogos les ha sorprendido el inédito y súbito carácter torrencial de estas lluvias -incluso mayores a las que han devastado Alemania y Bélgica- que dispararon el nivel de los ríos.

No obstante, la capital y sus aledaños sufren otros problemas estructurales, según los técnicos, que contribuyen a que las riadas resulten cada vez más graves: la extinción de las llanuras naturales de inundación y de terrenos agrícolas por el imparable crecimiento de la periferia urbana y la instalación de diques fluviales que han cortado la dispersión del agua hacia lagos y sumideros.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios