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Protesta por las detenciones.
Acusados de subversión 47 políticos de Hong Kong por las elecciones primarias demócratas

Acusados de subversión 47 políticos de Hong Kong por las elecciones primarias demócratas

Bajo la Ley de Seguridad Nacional, se enfrentan a penas de hasta cadena perpetua por sumar sus fuerzas para intentar ganar las elecciones al Parlamento local, aplazadas por el coronavirus, y bloquear al Gobierno, dependiente de China

PABLO M. DÍEZ

CORRESPONSAL EN ASIA

Domingo, 28 de febrero 2021, 12:44

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Siguen menguando las libertades políticas que tenía Hong Kong, mayores hasta ahora que en el resto de China. Por organizar las elecciones primarias al bando demócrata, 47 políticos de la antigua colonia británica han sido acusados este domingo de subversión bajo la Ley de Seguridad Nacional impuesta en verano por el autoritario régimen de Pekín.

Con edades que van de los 23 a los 64 años, son 39 hombres y ocho mujeres, entre diputados, activistas y profesores universitarios, que se enfrentan a penas de entre tres años de cárcel y cadena perpetua. Junto a otros ocho políticos más, que no han sido imputados de momento, todos ellos fueron arrestados el 6 de enero y luego puestos en libertad con cargos. Aunque estaban citados en los juzgados para dentro de un mes, han sido requeridos por la Policía y, sin poder presentar una fianza para librarse de pasar la noche en el calabozo, comparecerán el lunes ante el Tribunal de Kowloon Oeste.

La presunta «conspiración para la subversión del poder estatal» de la que están acusados se debe a las elecciones primarias del bando demócrata que organizaron o en las que intervinieron a mediados de julio. Con dicha votación, en la que participaron unas 600.000 personas, los demócratas querían formar un bloque para conseguir la mayoría de 35 diputados en los comicios al Parlamento local convocados para septiembre, que luego fueron suspendidos con el pretexto del coronavirus. Si obtenía dicha mayoría, el bando demócrata podía retrasar las mociones o bloquear los presupuestos, paralizando «de facto» al Gobierno local. Ya en su momento, tanto la jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, como el secretario de Asuntos Constitucionales y con el Continente, Erick Tsang, advirtieron de que ese plan podía considerarse «subversivo» bajo la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín, que pena prácticamente toda oposición política.

Entre los imputados destaca el profesor universitario Benny Tai, uno de los líderes de la «Revolución de las Paraguas» en 2014 e ideólogo de dichas primarias y de la estrategia «35 Más». Junto a él, han sido acusados los líderes de varias fuerzas políticas, como el presidente del Partido Democrático, Wu Chi-wai, y el del Partido Cívico, Alvin Yeung, así como un grupo de jóvenes concejales de distrito elegidos en noviembre de 2019. Además de los combativos Lester Shum y Fergus Leung, entre ellos figura el popular activista Joshua Wong, que está ahora en prisión por organizar un cerco a la Policía. En el Partido de los Socialdemócratas han caído su vicepresidente, el veterano «Pelo Largo» Leung Kwok-hung, y Jimmy Sham.

«Esto es una supresión total de los demócratas, pero no es el día del juicio final contra la democracia en Hong Kong. Yo no me doblegaré ante el régimen», clamó el concejal de distrito Lester Shum al llegar a la comisaría, según recoge el periódico «South China Morning Post». Otro de los imputados por participar en las primarias, Mike Lam, se mostró con la conciencia tranquila porque «no he hecho nada malo ni ilegal. No tendré remordimientos si me acusan o me meten entre rejas». Pero, consciente de la pérdida de libertades que está sufriendo Hong Kong, desveló que le había pedido a su esposa, que es tailandesa, que se marche de la ciudad con sus dos hijas.

Mientras algunos de los arrestados pasaron sus últimas horas en libertad con sus familiares y allegados, otros hicieron compras, como zapatillas sin cordones o gafas, para la larga estancia que esperan en prisión. El temor general es que, tras su comparecencia ante los jueces, serán encarcelados sin fianza hasta que llegue el juicio, que pondrá a prueba al sistema judicial de Hong Kong bajo la draconiana Ley de Seguridad Nacional.

Desde que entró en vigor el 1 de julio sin pasar por el Parlamento local, por dicha ley solo habían sido imputadas cuatro personas. Entre ellos destacan el magnate de la Prensa crítica Jimmy Lai, recluido en prisión, y un manifestante acusado de entonar proclamas independentistas en público. Con los cargos ahora contra estos políticos y activistas, los demócratas acusan a las autoridades de Hong Kong de imponer el «terror blanco» por orden de Pekín para acabar con la disidencia política.

Además de los 47 imputados formalmente, otros ocho activistas detenidos en enero esperan una decisión. Algunos de ellos son los antiguos diputados opositores James To, Roy Kwong y Joseph Li, el trabajador social Jeffrey Andrews, el presidente de la Asociación de Padres de Discapacitados Mentales, Lee Chi-yung, y el abogado americano especializado en derechos humanos John Clancey, quien ayudó a organizar las primarias demócratas.

Con dicha votación, los demócratas querían asegurarse de que presentaban a los candidatos con más posibilidades de salir elegidos en los comicios al Consejo Legislativo (Legco), previstos para el pasado 6 de septiembre. Con 70 escaños, dicha cámara semidemocrática se compone de 35 diputados elegidos mediante sufragio universal, 30 seleccionados por sectores económicos y sociales que suelen ser afines a Pekín y otros cinco procedentes de los consejos de distrito, donde el bando demócrata tiene mayoría tras su arrolladora victoria en las elecciones municipales de 2019. Con estas cuentas, y el impulso de las violentas protestas de 2019 contra el régimen chino, el bloque gubernamental podía perder por primera vez su mayoría en el Legco. Para evitarlo, las autoridades no solo descalificaron a 12 candidatos demócratas por pedir democracia y sus críticas a Pekín en el pasado, como Joshua Wong, sino que aplazaron un año las elecciones con la excusa del coronavirus.

Para no perder el control sobre Hong Kong, el régimen está criminalizando la oposición política e imponiendo un juramento de lealtad y patriotismo entre los políticos y funcionarios que no deja espacio a quien reclama democracia.

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