El expresidente de Colombia Álvaro Uribe declarado culpable por sobornar a testigos y fraude procesal
El político, absuelto del delito de soborno simple conocerá este viernes si cumple prisión domiciliaria
Dagoberto Escorcia
Martes, 29 de julio 2025, 06:20
El lunes 28 de julio de 2025 será recordado en la historia como el día en que el expresidente de Colombia en los períodos de ... 2002 a 2010, Álvaro Uribe Vélez, 73 años, fue declarado culpable en dos de los tres delitos por los que estaba imputado. La jueza Sandra Liliana Heredia lo absolvió del delito de soborno simple pero los condenó por soborno a testigos y fraude procesal. «El señor Álvaro Uribe Vélez sabía lo ilícito de su actuar», sentenció la magistrada. El expresidente conocerá este viernes si cumple prisión domiciliaria.
Todo lo que contó ayer la jueza Sandra Heredia es digno de esos países que hablan de realismo mágico, pero envuelto en un torbellino de vergüenza. Compra de testigos, silencios encubridores del delito, amenazas, negociaciones con prisioneros, paramilitares. Todo un mundo oscuro con un presidente en el centro de los focos.
Quedó demostrado por parte de la Fiscalía General de la Nación que hubo soborno en la actuación penal, ya que existieron intentos de desacreditar a Juan Guillermo Monsalve, testigo principal en el caso contra el expresidente Álvaro Uribe. Para la Fiscalía existió participación en calidad de determinador de las conductas punibles de fraude procesal en concurso homogéneo y soborno en actuación penal, según palabras de la jueza. Por esta razón Uribe podría tener penas de cuatro a ocho años y también podría ser condenado a la prisión domiciliaria, opción respaldada por el Ministerio Fiscal. El abogado Jaime Granados pidió que no se decrete orden de captura y que se mantenga la libertad hasta que sea ejecutada la sentencia.
La jueza alabó la consistencia del exparamilitar Monsalve, hoy preso en la cárcel de La Picota grabó las presiones del abogado de la defensa Diego Cadena, que pretendía que modificara su testimonio acusando a Uribe de tener nexos con paramilitares, a cambio de beneficios jurídicos. «Esto le ha representado asaltos a su vida, honra y unidad familiar. Su testimonio se hace creíble por el conocimiento previo del acusado. Sus padres trabajaban en la finca de Uribe», dijo Heredia.
Ha sido llamado el juicio del siglo. No es en vano. Uribe es el primer expresidente de Colombia que ha sido condenado por la justicia penal ordinaria. El juicio, además, tuvo su origen en 2014, necesitó 67 audiencias y el fallo consta de 1.000 páginas. La jueza Heredia rompió la tradición y antes de emitir su veredicto pronunció un discurso protocolario en el que destacó la importancia de ejecutar una justicia que no se arrodille ante el poder, ni tiemble ante el ruido. Empleó la mañana, la tarde y la noche para leer durante más de doce horas el sentido del fallo en el caso Uribe.
La jueza derribó todos los argumentos de la defensa que según ella no logró probar la inocencia del expresidente y líder del partido conservador Centro Democrático. Y creyó profundamente en casi todas las acusaciones de la Fiscalía: «Superó el umbral probatorio», comentó.
Todo comenzó hace 11 años cuando Uribe presentó una denuncia contra el senador Iván Cepeda por abuso de la función pública, fraude procesal y calumnia agravada. En 2018, el alto tribunal cerró la investigación por falta de pruebas. Y ahí comenzó el contraataque de Cepeda sobre Uribe. Y decidió abrir una investigación formal. Uribe renunció como senador y entonces la Fiscalía entró en el tema.
Ayer Cepeda, tras conocer lo decidido por la jueza Heredia dijo: «Luego de 13 años de un largo litigio, en el que se ofrecieron toda clase de garantías al expresidente, ha sido condenado en primera instancia por haber perpetrado en condición de determinador. Sentimos que se honra no solo nuestra dignidad, sino la de muchas víctimas en Colombia», afirmó. Cepeda cree que esta decisión «ha fortalecido la democracia y queremos hacer un llamado a que se respete la justicia y a la jueza que ha tomado esta valiente decisión».
El presidente Gustavo Pedro se pronunció sobre el fallo contra Uribe y señaló principalmente que la juez ha actuado libremente. También escribió un trino en el que decía que el «deber del gobierno de garantizar la protección de la juez y su familia. En un gobierno democrático, los jueces no se presionan, se protegen en su libertad».
La jueza Sandra Liliana Heredia empleó mañana, tarde y noche en darle cara a su decisión. En la columna vertebral del veredicto final seguramente destacará la decisión de la jueza de desestimar las versiones de testigos presentados por la defensa del presidente, y en considerar legales las interceptaciones ordenadas por la Corte Suprema de Justicia contra Álvaro Uribe.
La jueza comenzó la lectura del fallo en el juicio al expresidente advirtiendo que «no es un juicio contra la historia política de Colombia, no es una revancha, no es una conspiración, no es un acto de oposición, es un acto de justicia y solo justicia». «La espera ha finalizado», dijo.
Y recurrió a Temis, la diosa de la justicia: «Permanece con los ojos vendados, no porque ignore, sino porque no prejuzga. Sostiene la balanza con las manos firmes, no para pesar opiniones, sino verdades. Porta la espada, no para castigar con furia, sino para proteger con decisión lo que es justo, lo que es recto y lo que es necesario. Hoy, como es de público conocimiento, tras 475 días de una maratónica lucha contra el reloj, este despacho se dispone a dar paso a uno de los momentos más significativos de su historia judicial reciente».
Sandra Heredia anunció que el derecho no puede temblar frente al ruido porque «la justicia no se arrodilla ante el poder. La justicia, como Temis, no ve nombre, ni cargos, ni estaturas, porque su mirada está enfocada exclusivamente en la verdad jurídica y en el deber ético de resolver conforme a la ley y la conciencia».
El expresidente y su abogado siempre han negado las acusaciones de la Fiscalía, y que lo único que trató fue hacer que los testigos dijeran la verdad a la justicia. «Queremos decirle a Colombia que la justicia ha llegado como debe ser, serena, reflexiva, sin manipulaciones, sin arrebatos, pero también sin dilaciones, con la responsabilidad que debe caracterizar naturalmente al sistema al que le ha sido asignada la noble misión de administrarla… Ha llegado pese a las tormentas de la opinión púbica, pese a los intentos de deslegitimación, pese a los ataques ha recibido la judicatura, en su vano intento por enlodarla», señaló en su discurso protocolario, distinguido porque era la primera vez que eso sucedía, pero el caso reclamaba también algo tan especial.
La jueza también quiso destacar en su discurso protocolario algo que, según dijo, la historia no debería pasar por alto: «La conducción de este proceso ha estado a cargo de mujeres que, desde sus roles en cada una de las etapas del proceso, ha enfrentado con valentía, incluso ataques machistas y cuestionamientos que no se habrían formulado, quizá, si quien decidiera fuera un hombre, evidenciando con cada acción que la toga no tiene género, pero sí carácter. Y que cuando una mujer administra justicia, lo hace con el mismo rigor o incluso más que cualquier otro funcionario judicial y que el sentido de responsabilidad se trae siempre al estrado».
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