BRICS, geopolítica e inconsistencia
La credibilidad del orden liberal internacional occidental ha ido desapareciendo, poco a poco, entre los países del sur durante este siglo XXI, a la par ... que germinaban nuevas estructuras políticas y financieras como los BRICS, claros representantes del denominado sur global y un pequeño grupo formado por potencias emergentes con cuantiosos recursos. La fragilidad de un orden internacional supuestamente basado en reglas y dirigido por Occidente ha mostrado sus debilidades e incapacidad para resolver desafíos como los conflictos bélicos, el calentamiento global, la Covid, la proliferación nuclear, etc. y de ahí que muchas potencias medianas del sur global rechacen el poder hegemónico estadounidense y un orden internacional cada vez más disfuncional e inoperante.
Los días 6 y 7 de este mes se celebró en Río de Janeiro la cumbre número 17 de los BRICS, nacida como bloque alternativo al G7, y en su Declaración final se plantea la intención de ser algo más que una plataforma de coordinación económica, la necesidad de convertirse en una fuerza importante en la geopolítica global y el desafío de crear un orden mundial multipolar. Se prioriza, además, la gobernanza global inclusiva, la colaboración entre naciones en desarrollo, el desarrollo sostenible, la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, el compromiso con la seguridad y, por supuesto, la coordinación económica y la reforma multilateral. Todas estas medidas se alinean con sus críticas a las instituciones nacidas de los Acuerdos de Bretton Woods (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y Organización Mundial del Comercio) y con sus planteamientos de reforma.
El bloque, constituido en la actualidad por 21 países (los fundadores Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica y otros que se han ido sumando como Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes, Etiopía, Indonesia, Irán, etc.) se enfrenta a un mundo volátil, troquelado por conflictos regionales y guerras comerciales. Difícil equilibrio que parte del principal acuerdo de la Cumbre: modernizar y renovar la necesidad de que el denominado Sur Global pese más en el contexto internacional y en el sistema multilateral surgido de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial. Demandas antiguas que caerán en saco roto porque Occidente no compartirá el poder con esta constelación de países en cuyo seno conviven democracias liberales y dictaduras.
El deseo de que la Cumbre fuera un paso clave para lograr un mundo multipolar equitativo y coordinado, y para avanzar hacia una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva, se ha quedado sólo en eso, en un deseo. Que los BRICS sean una barrera para el modelo unipolar y expansionista estadounidense no significa que puedan frenarlo, al menos de momento, y aunque aparentemente sean algo más que un club testimonial de contrapoder contra Occidente, el camino que les queda por recorrer es largo y penoso. En una época que se destaca por la insustancialidad, la blandura y las cosas nuevas, nunca por las ideas nuevas, conviene recordar lo olvidado y omitido por las utopías antiguas y compararlo con lo olvidado por nosotros.
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