Cristina Kirchner bailó desde su balcón ante una militancia apesadumbrada y enojada
La expresidenta argentina, en arresto domiciliario, volvió a reunir delante de su casa a cientos de simpatizantes durante una noche electoral que pasó del optimismo al llanto
M. Pérez
Lunes, 27 de octubre 2025, 12:00
La casa de Cristina Kirchner se convirtió de nuevo este domingo en el lugar de concentración elegido por cientos de peronistas para festejar la noche ... electoral. Sin embargo, a diferencia de los comicios bonaerenses del pasado mes de septiembre, en esta ocasión no hubo motivos de celebración. Caras sombrías, críticas y desánimo llenaron el frontal de la vivienda de la expresidenta que, pese a la derrota, plantó cara a la adversidad. Salió al balcón a saludar y se marcó unos pasos de baile para regocio de sus seguidores, como hizo exactamente hace seis semanas en una coyuntura completamente diferente.
El número de afiliados y simpatizantes que decidió reunirse en la calle San José, bajo el balcón de Cristina Kirchner, que permanece en arresto domiciliario, fue superior al que acudió al cuartel general de la oposición, la alianza peronista Fuerza Patria. Allí, en la sede oficial porteña del Partido Justicialista, fundado por Juan Domingo Perón en 1946, los candidatos Mariano Recalde, Kelly Olmos y Lucía Cámpora siguieron el recuento con ánimo decreciente. Estas dos últimas se acordaron de Kirchner y denunciaron que «está más secuestrada que presa». Recalde consiguió su pase al Senado y sus dos compañeras logaron sendos escaños en la Cámara Baja, pero ni siquiera así pudieron despejar el desánimo general del partido. Hubo más jovenes aquí que frente a la vivienda de la expresidenta e intentaron levantar el humor con cánticos. Lo que se pudo.
Las dos concentraciones representan un buen ejemplo del revés sufrido en las elecciones legislativas, pero también de la capacidad de arrastre que conserva la exmandataria entre los suyos y de la fractura en proceso de agrandamiento dentro de la alianza peronista. Muchos de los concentrados en San José culparon a Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires y colíder junto a Kirchner de la coalición Fuerza Patria, de los malos resultados electorales, especialmente en la provincia bonaerense. Todo apunta a que este hecho reabrirá la lucha interna de cara a las elecciones de 2027 y la batalla por el liderazgo de la oposición.
La ovación final
Kirchner dirigió Argentina entre 2007 y 2015. En 2022 fue condenada a seis años de reclusión y la inhabilitación para ejercer un cargo público tras un proceso por administración irregular de fondos públicos. A finales de 2024 asumió la presidencia del Partido Justicialista. Inició entonces una larga gira por el país para cerrar filas, en abierta competencia con Kicillof. El político bonaerense rechaza la dirección monolítica de la expresidenta y ha intentado forjarse un perfil propio como jefe de la oposición. El pasado mes de junio, la Corte Suprema confirmó la sentencia contra Kirchner, de 72 años, que desde entonces permanece en arresto domiciliario. Pero su sombra sigue siendo alargada.
Casi cuatro horas antes de que cerrasen este domingo los colegios electorales, los militantes empezaron a arremolinarse en torno a la casa de la expresidenta. Menos juventud que en la sede oficial de Fuerza Patria, eso es cierto, pero más numerosos. Se unían como en una romería los históricos fieles al peronismo con los impenitentes seguidores del kirchnerismo. Muchos venían de fuera de Buenos Aires y pidieron la libertad de su líder.
El ambiente era inequívocamente festivo. Al principio, cuando todos esperaban un nuevo golpe a Milei. Llegaron peñas, bandas de música, numerosos simpatizantes con carteles y jerséis alusivos al kirchnerismo o con el retrato de Cristina. Incluso se instalaron puestos de comida ambulante, A la hora del inicio del recuento de votos, la afiliación clamó en repetidas ocasiones para que su dirigente saliera al balcón. Dentro de la casa se seguía el proceso con cierto optimismo. Los candidatos Jorge Taiana, Mariano Recalde y Juan Grabois se dejaron caer por el domicilio. «Se la ve optimista», fue su primera impresión de la «jefa»,
Sin embargo, la noche se enfrió para todos cuando el escrutinio empezó a establecer diferencias ya insalvables con La Libertad Avanza, el partido de Milei. Y la tempertura bajó aún más en el momento en que se hizo visible la caída electoral en Buenos Aires. Empezaron a escucharse gritos de «fraude», otras voces que achacaban la culpa de la derrota a Kicillof y muchas, muchísimas, caras largas acompañadas del sonido de quien pliega velas.
Decenas de militantes cariacontecidos decidieron dejar la concentración mientras el resto seguía a la espera de que la exmandataria saliera a saludar. Pero nada. El balcón seguía cerrado.
A eso de las diez de la noche, con la frustración popular al alza, Cristina Kirchner sí, salió a la balconada, y consiguió que sus simpatizantes se vinieran arriba. Ovacionada como si hubiera ganado unas presidenciales, la veterana política sonrió, se llevó la mano al corazón y bailó al son de las peñas. Fueron diez minutos los que se dejó ver, menos de lo que estuvo el pasado septiembre, entonces un instante de felicidad que le llevó a preludiar el final de la era Milei. Pero resultó el tiempo suficiente para que comprobara que sigue teniendo músculo entre unas bases que aún son capaces de esperarla horas bajo su balcón en medio de la tormenta.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión