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Ataque contra la penitenciaría de Saada. EFE
Yemen se desangra en medio del pulso entre Arabia Saudí e Irán

Yemen se desangra en medio del pulso entre Arabia Saudí e Irán

El bombardeo de una cárcel en Saada, con al menos 80 fallecidos, recrudece la cruenta guerra que sufre el país desde hace siete años

Mikel Ayestaran

Corresponsal en Jerusalén

Domingo, 23 de enero 2022, 21:13

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El impacto de un misil contra un centro penitenciario al norte de Yemen ha hecho que el mundo recuerde la guerra que sufre este país desde hace siete años. Hasta el momento se han registrado al menos ochenta muertos, pero los servicios de emergencia siguen buscando entre los escombros. Mientras, a las puertas del lugar atacado por la coalición que lidera Arabia Saudí, los familiares de las víctimas esperan con impotencia para poder identificar a sus seres queridos. Los servicios de emergencia señalaron ayer que todavía pueden quedar cadáveres sepultados entre los escómbros.

El ataque aéreo más sangriento de los últimos dos años afectó a la prisión de Saada y es parte de lo que la coalición ha calificado de «respuesta» a la operación lanzada por los hutíes hace una semana contra Abu Dhabi, en la que hubo tres muertos. Los rebeldes, a quienes acusan de tener el respaldo de Irán, denuncian lo que consideran un «crimen de guerra», pero la coalición se justifica diciendo que el centro penitenciario de Saada no figuraba en ninguna lista de la ONU de lugares a no atacar.

En medio del debate entre los dos bandos enemigos, los civiles yemeníes son las víctimas de una semana bajo el terror de los bombardeos diarios. Otro de los ataques perpetrados en los últimos siete días afectó a la principal torre de comunicaciones de Hodeidah, al oeste del país, y desde entonces el país sufre un apagón de internet.

Recrudecimiento de los combates

Los hutíes, que son zaidíes, una rama del chiismo, también justificaron su ataque contra Abu Dhabi, ejecutado con drones bomba, como «respuesta» al importante papel que juega Emiratos Árabes Unidos (EAU) en la guerra. Los emiratíes entrenan y arman a las milicias llamadas Brigadas Gigantes y su papel ha sido clave en la reciente derrota de los rebeldes en la provincia sureña de Shabwa, la más grave que sufren en los últimos años. Tras la pérdida de este territorio, los combates se han recrudecido en Marib y los hutíes tratan de no perder más terreno.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha condenado el ataque de Abu Dhabi y el secretario general del organismo internacional, Antònio Guterres, ha urgido a ambas partes a «detener la escalada», pero hace tiempo que nadie escucha a la ONU. Guterres recuerda a Arabia Saudí que «los ataques contra civiles e infraestructura civil están prohibidos por la ley humanitaria internacional». Naciones Unidas destaca además que los siete años de conflicto han provocado 377.000 muertos y millones de desplazados.

Los esfuerzos que se han realizado hasta el momento para frenar la guerra no han triunfado y Yemen se ha convertido en un tablero más en el que potencias regionales como Arabia Saudí e Irán dirimen sus diferencias. Jamal Benomar, exenviado de la ONU al conflicto, ofreció una entrevista al canal Al Jazeera en la que declaró que «los yemeníes necesitan que les dejen solos para que puedan resolver sus problemas internos por medio de un diálogo directo, como lo han hecho durante miles de años». El problema es que la injerencia externa es cada vez más fuerte y los yemeníes son simples fichas del tablero.

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