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Ivia Ugalde
Martes, 26 de julio 2022, 17:50
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Once años después del derrocamiento de Zine el Abidine Ben Alí, Túnez se ha distanciado de su transición democrática para construir un sistema «ultrapresidencialista». El jefe de Estado, Kais Saied, veía conseguido este martes su propósito al lograr que el 'sí' se impusiera en el referéndum constitucional del lunes. Sin embargo, el resultado parecía desprovisto de legitimidad ya que se abstuvo el 72,4% del censo.
La participación del 27,5%, la más baja desde la caída de Ben Ali en 2011, no impidió a Saied celebrar el triunfo de una consulta que no exigía un mínimo de votantes. «Túnez ha entrado en una nueva fase, con una Carta Magna que permitirá pasar de una situación de desesperanza a una de esperanza», dijo ante una multitud mientras caravanas de vehículos ondeaban banderas y sonaban bocinas en la capital.
Aunque el resultado definitivo no ha sido confirmado por la Instancia Superior Independiente para las Elecciones, el director del instituto demoscópico Sigma Conseil, Hassen Zargouni, avanzó que «entre el 92 y el 93%» de los votantes aprobaron la nueva Constitución, promovida por el mandatario para dotarse de poderes absolutos.
El texto rompe con el sistema parlamentario vigente desde 2014, coloca al presidente a cargo del Ejército, le permite designar un gobierno sin aprobación legislativa y hace imposible destituirlo.
La coalición opositora Frente de Salvación Nacional denunció que el referéndum «no refleja la visión de los tunecinos y carece de legitimidad». Saied lo considera una «corrección del rumbo» iniciado por él en julio de 2021, cuando suspendió el Parlamento al alegar que el país era «ingobernable».
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