Los paramilitares ocupan la última ciudad en Darfur y desatan una masacre
La toma de la localidad de Al-Fasher acaba con 500 días de asedio y la ONU ha pedido un corredor humanitario para sus 260.000 habitantes tras varias matanzas de carácter étnico
Los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) completaron este martes la conquista de la ciudad sudanesa de Al Fasher, capital del Estado de ... Darfur Norte. La ocupación acaba con 500 días de asedio y, según las fuentes locales, ha venido acompañada de una sucesión de masacres basadas en criterios étnicos y que afectan a los moradores no árabes. Ante la gravedad de la situación, Naciones Unidas ha solicitado espacios seguros para los 260.000 habitantes que permanecían en la localidad.
Los residentes han vivido en condiciones extremas durante este periodo debido al aislamiento provocado por la guerrilla y que la ha desabastecido. La carestía de los alimentos y el cierre de los comedores comunitarios han provocado una situación de hambruna y quienes han intentado huir de la urbe han sufrido habitualmente el acoso de los sitiadores. El pillaje, la violación y el asesinato de civiles, han resultado prácticas habituales durante cerca de dos años de guerra.
La resistencia numantina estuvo a cargo de las Fuerzas Conjuntas, formadas por las tropas de la Sexta División de Infantería y milicias afines, pero su capacidad de lucha decayó ante la falta de suministros, proporcionados por transportes aéreos. La represión final parece extrema. Según testimonios de mujeres que han conseguido salir de la ciudad, los guerrilleros reúnen a los hombres y los ejecutan en plena calle. Esa brutalidad parece confirmada por las imágenes satelitales, obtenidas por investigadores de la Universidad de Yale, que muestran cuerpos apilados y una decoloración roja del suelo generada por la sangre derramada.
La conquista de Al Fasher proporciona a las RSF el control de las cinco capitales darfuríes y puede sentenciar el reparto definitivo de Sudán. El país, que ya había perdido el territorio independizado de Sudán del Sur, se enfrenta ahora a una nueva división entre las regiones gubernamentales y aquellas en manos de la guerrilla, situadas en el oeste y suroeste, casi una tercera parte de la superficie total. Recientemente, el mando miliciano anunció la formación de un gobierno que alimenta la idea de una partición política similar a la que sufre Libia.
La guerra civil en Sudán comenzó el 15 de abril de 2023 tras la ruptura entre dos antiguos aliados, el presidente Abdelfatah Al Burhan y Mohammed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo de Transición y comandante de las milicias. Ambos parecían empeñados en torpedear la hoja de ruta hacia la democracia que había emprendido el país, pero la ambición parece haber destruido su alianza. La insurrección del segundo dio lugar a una contienda en la que han perecido 150.000 personas, más de 12 millones han abandonado su hogar y 30 millones, más de la mitad de la población, precisan de ayuda para sobrevivir.
La capital Jartum resultó dividida casi al principio de las hostilidades y el gobierno se trasladó a la ciudad costera de Port Sudan. Hace cinco meses, las tropas regulares la recuperaron y la llegada de medios de comunicación reveló un sorprendente estado de devastación y saqueo. No se trata de una excepción. Tanto las Fuerzas Armadas como el RSF han sido acusados de perpetrar crímenes de guerra.
Ramificaciones internacionales
El conflicto local posee, además, ramificaciones internacionales. La guerrilla, que había sido un instrumento de terror del dictador Omar Al Bashir, surgió en el seno de las milicias Janjaweed, formadas por las minoritarias tribus árabes de Darfur, de mayoría negra. La detección de armas y drones procedentes de Abu Dhabi fortalece la sospecha de que los Emiratos Árabes Unidos proporcionan pertrechos a cambio del oro extraído de las minas de Jebel Amir, bajo control de los irregulares.
El régimen es apoyado por Egipto, Rusia y Estados Unidos, conocedores de la importancia geoestratégica del país, ribereño del Mar Rojo. Antes del estallido bélico la república sufría una situación de penuria, agravada por la pérdida de buena parte de sus yacimientos petrolíferos, ahora en manos de Sudán del Sur.
La guerra no cesa. La caída de Al Fasher puede reactivar el conflicto, el más grave que sufre el mundo en la actualidad, tal y como confirman expatriados españoles en aquella república. Tras la captura de los centros urbanos darfuríes, los milicianos pueden desplegar más efectivos en otras regiones como Kordofán del Norte, donde también llevan a cabo una ofensiva, o, incluso, plantear una nueva operación militar contra Jartum.
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