Una moneda al aire en el Buesa Arena
Cara o cruz en Vitoria. El Herbalife Gran Canaria, reforzado tras el solvente triunfo del domingo en la Isla, desafía a un Buesa Arena que tiembla ante otro posible fiasco de su equipo en el momento cumbre de la temporada. Intensidad y puntería, claves para descarrilar al favorito baskonista.
El Herbalife Gran Canaria afronta el tercer y definitivo partido contra el Laboral Kutxa en Vitoria con la autoestima reforzada y la ventaja moral de las dudas que haya podido generar en el favorito de la eliminatoria tras imponerse en Siete Palmas. Confirmando los dos primeros partidos de la serie que, como estaba en los pronósticos, a priori podía ser la eliminatoria más igualada (con permiso del UCAM Murcia), el Herbalife Gran Canaria encara el segundo partido en el Buesa Arena, el último, con la seguridad de que puede conseguirlo. De que el Laboral Kutxa, superior solo por tradición, nombres y chequera, no es indestructible.
Lo evidenció en el Gran Canaria Arena el domingo, cayendo y dando síntomas de figuras, pero también en el primer partido, en el que el Gran Canaria le mantuvo el pulso hasta el final en su terreno.
A ese intangible se agarra Aíto García Reneses y su tropa para imaginarse en una fase más por el título de la Liga Endesa. En semifinales ya espera el Barcelona, también con el factor cancha a favor. Metidos en faena, y vista la tara del Baskonia, que aún sigue siendo gran favorito para seguir adelante, no debe caer en el conformismo el Herbalife Gran Canaria de pensar, como aspiró su entrenador antes de comenzar el cruce, que la exigencia ya está cubierta con solo haber ganado un partido al conjunto vasco.
El conjunto claretiano tiene argumentos sólidos para creer si mantiene en Vitoria su mejor versión durante todo el partido: la efectividad de su rotación a pesar de los problemas de Sasu Salin, ausente en el primer partido, DJ Seeley o Pablo Aguilar, pero sobre todo, y gracias a ello, al juego coral y reparto de responsabilidades que le valió para alargar la serie el domingo en la Isla.
Espera un Laboral Kutxa resabiado y con el cuchillo entre los dientes, pero con el susto en el cuerpo tras lo vivido en Gran Canaria. Acostumbrado a mil batallas, quizás mucho más comprometidas que esta, sin embargo al finalista de la Euroliga puede pesarle la presión de hacer el ridículo a las primeras de cambio cuando, como mínimo, se le exige pugne con el Barcelona por una plaza en la final por el título. Velimir Perasovic ya se quejó de la intensidad de los amarillos en el segundo partido, advertencia de lo que le sucederá a su equipo hoy ante un Herbalife que promete pelear hasta el final.