Una generación de magos del cielo

Piromart es la empresa pirotecnia que lleva manteniendo Leonardo Martel junto a su familia desde hace ya ocho años. Desde entonces no han parado de innovar en sus productos y espectáculos siendo siempre fieles a dos pautas básicas: ofrecer fuegos artificiales de máxima calidad y con los mayores niveles de seguridad. En verano están a tope, aunque la crisis se nota.

Davinia Rodríguez

Jueves, 1 de enero 1970 | Actualizado 20/07/2020 06:27h.

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Este negocio familiar cuenta con dos tiendas, una en el barrio teldense de La Herradura, que es la oficina principal, y otra en Valsequillo. En ambas se encuentran expuestos todos sus productos a la venta al público. La fábrica de pirotecnia se encontraba en Valsequillo y era donde se realizaban los diseños y trabajaban su material. Con el paso del tiempo y tras las dificultades económicas, lo artesanal se fue perdiendo puesto que los costos que este proceso suponía eran muy elevados. De este modo, en donde antes había una fábrica ahora queda un depósito para guardar el material exportado desde el extranjero. Muchos de los fuegos vienen de China.

Leonardo Martel explica que la duración de sus fuegos en las fiestas ha disminuido y esto más que tener que ver con los recortes de los ayuntamientos se debe al sistema para quemar los fuegos. «Antes se tiraban de uno a uno y éramos nosotros los que teníamos que controlarlo todo manualmente; sin embargo, desde hace años todo se hace mediante un sistema digital donde previamente nosotros programamos los tiempos y los efectos y luego van saliendo solos. De esta forma el trabajo se desarrolla mucho más rápido», dice.

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