Una cena de reencuentros sin selfie
El hoy reelegido secretario general de Coalición Canaria (CC), José Miguel Barragán, convocó a una cena a consejeros y presidentes que han estado en los gobiernos nacionalistas desde el principio para un reencuentro fraternal que acabó sin autorretratos.
Ex presidentes de gobierno y exconsejeros nacionalistas recibieron una llamada desde la Presidencia invitándoles a cenar en el Hotel Santa Catalina, en vísperas del congreso de Coalición Canaria (CC).
Al secretario general y consejero de Presidencia, José Miguel Barragán se le ocurrió que podría ser una buena idea organizar un reencuentro con las generaciones de CC que han tenido mando en plaza y así convencerse del mensaje de unidad que los nacionalistas han querido trasladar este fin de semana. Sin embargo, tres días después de la convocatoria, muchos de los comensales dicen no saber exactamente cuál fue la razón por la que se les cursó la invitación.
De los expresidentes, sólo acudió Lorenzo Olarte; a Manuel Hermoso le excusaron, igual que a José Carlos Mauricio; De Paulino Rivero nada se dijo, salvo Olarte que le extrañó.
Por cortesía, el exjefe del Ejecutivo omitió tamaña falta cuando se levantó de la silla para decir unas palabritas sin que nadie lo hubiera previsto. «Coalición tiene que resurgir de sus cenizas para subsanar el error de dejar que gobierne ATI, ATI, y siempre ATI. Así mismo lo dije», remarcó su propia versión, aunque su discurso aterrizó de forma más complaciente en los oídos de los asistentes.
Pero el sujeto preferido de los chascarrillos fue Antonio Castro, que ostenta el récord de los cargos que empiezan por el prefijo ex, por no hablar de su permanencia activa en política.
«Anden con cuidado y atentos, porque el único que puede volver a empezar de cero soy yo», advirtió cuando los comensales le eligieron por unanimidad como su portavoz para agradecer al presidente del Gobierno la invitación.
Fernando Clavijo fue «austero y breve» en su discurso de bienvenida y agradecimiento por asistir. También lo fue Barragán. Tan austeros ambos que a ninguno se les ocurrió dejar inmortalizado el primer reencuentro en una foto, ni al resto, sacar el móvil y hacer un selfie.