Una agencia de viajes cierra y deja tirados a sus clientes
José Miguel Pérez/Marta Ramos
Viernes, 18 de septiembre 2015, 12:20
Una agencia de viajes de la franquicia El que no corre vuela, situada en la calle Presidente Alvear de la capital grancanaria, cerró el miércoles de improviso dejando tirados a sus clientes. Muchos afectados, que habían pagado paquetes vacacionales que no han disfrutado, ya han denunciado.
Un matrimonio que se quedó sin hotel en Nueva York, una pareja sin billete de vuelta desde el Algarve o dos jóvenes que habían ahorrado durante meses para ir a Tailandia y que se han quedado en tierra son algunos de los numerosos afectados de la agencia, que el miércoles cerró sus puertas sin ofrecer a sus clientes lo que habían contratado y pagado.
La presunta estafa cogió por sorpresa a una joven pareja grancanaria en el destino de sus vacaciones, en el Algarve portugués. Contrataron un paquete vacacional completo con los billetes de avión, el hotel y el coche de alquiler, pero los problemas llegaron cuando al aterrizar en Sevilla, este mismo martes, la empresa de rent a car les comunicó que no había ninguna reserva a su nombre. Tras llamar al gerente de la agencia «se solucionó aparentemente el problema», pero al llegar al hotel, más de lo mismo: no había reserva alguna a nombre de los viajeros. Inmediatamente comprobaron que la agencia tampoco les había comprado el billete de vuelta en avión que habían contratado. «Al pedir explicaciones a la gerente nos rogó que nos hiciéramos nosotros cargo de los gastos, y nos prometió que cuando volvamos intentará solucionar el problema y pagarnos a través del seguro», explicaron a este periódico desde Portugal.
Algo similar le ocurrió a un matrimonio en Nueva York. «Al llegar al hotel no teníamos reserva. Llamamos a la agencia y nos dijeron que no nos preocupásemos, y nos estuvieron toreando todo el tiempo hasta se descubrió el pastel. Ahora el hotel lo tenemos que volver a pagar», relata Antonio. Pero la faena no queda ahí. El matrimonio esperaba la llegada la próxima semana de su hija, que iba a cruzar el charco para celebrar que había terminado sus estudios. El miércoles la joven descubrió que el billete que había contratado no existe. «Era su ilusión. Llevaba años ahorrando con el dinero de sus cumpleaños, con la paga que le dábamos nosotros, pero ahora se queda sin viaje. ¿De dónde va a sacar 2.000 euros para venir?», se lamenta el hombre, que asegura que el que tenía que ser el viaje de sus vidas de ha convertido en un suplicio.