Un tesoro protegido por el jable

Principalmente fue un asentamiento indígena, que tras la ocupación normanda estuvo ocupado por población morisca traída del continente africano. Así consta en las conclusiones de los estudiosos, tras empezarse en 1986 con las primeras excavaciones, bajo la supervisión de investigadores de la talla de Julio Cuenca, José de León o Antonia Perera. El hallazgo de monedas portuguesas y restos castellanos evidencian otros usos de Fiquinineo hasta que hace unos dos siglos y medio atrás resultó abandonado.

Al menos constan cinco excavaciones principales, divididas en dos fases. Mediante estos trabajos se han encontrado cerámicas y objetos metálicos en forma de campanas, dedales, pulseras e, incluso, lanzas. Al descubierto han quedado moradas que el jable tuvo enterradas, con alturas notables, sostenidas ahora de manera más frágil al faltar la arena, pese a las medidas de protección decididas. Por ello se necesitarán nuevos trabajos de campo, en breve, a expensas de financiación aportada por el Gobierno de Canarias y Cabildo de Lanzarote. En versión de José de León, uno de los principales responsables en las indagaciones, «es urgente restaurar, porque si no es así, se vendrá abajo». Y cuando se dice urgente, se entiende por el término una actuación a muy corto plazo, que bien podría ser a lo largo de la próxima época veraniega, incluyéndose un apartado especial para la vigilancia, a tenor de expolios sufridos.