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Un Granca para toda la vida

Domingo, 21 de febrero 2016, 16:34

No cabe mayor felicidad en el cuerpo que la que anoche inundó a toda la familia del Herbalife Gran Canaria, finalista de la Copa del Rey, hay que pellizcarse, para firmar una página de oro en su historia. La clasificación al partido por el título llegó de una manera colosal e insuperable.

Por derecho propio este equipo se ha instalado en la eternidad. Podrá o no alzar hoy la Copa del Rey. Que todo se andará. Pero lo que ya nadie podrá cuestionarle es su fabulosa competencia y un instinto de supervivencia memorable. Diecinueve puntos abajo, todos seguían corriendo y nadie ahorró sudor. Desde el banquillo se protestaba cada decisión arbitral y no se negociaba ni una ventaja al rival. Ahí, soportando un repaso de cuidado, emergió el Granca, cuya lección gremial es motivo ya de admiración y aplauso nacional. Su fiereza para despedazar al Bilbao no respondió a cuestiones azarosas. Aíto ha logrado amaestrar a una jauría de genética especial. Y ayer, cuando parecía inevitable el milagro, en plena levitación del adversario, una tormenta de orgullo se apoderó del Coliseum y disparó al Granca a los cielos. Un parcial de 25-47 en la segunda parte, con el corolario de unos minutos finales mágicos y con los héroes abrillantando la amarilla, precedió al momento irrepetible del bocinazo definitivo, el abrazo en mitad de la cancha, los puños al infinito... Esta tarde, el Herbalife será protagonista de un partido sin precedentes y que, con independencia del resultado, le eleva para siempre. Y si sale campeón...

La entrada en cancha no fue la esperada del Herbalife, con serios problemas para anotar, acentuada la dependencia de Omic, y con el rebote defensivo maltratado por la superioridad en la pintura de Bogris. A excepción de algún intervalo aislado, mandó siempre en el marcador y en sensaciones un Bilbao que hasta se pudo dar el lujo de reservar a Hannah, que cargó dos faltas muy temprano, con tiempo, eso sí, para clavar 8 puntos. Sin su faro, apenas notó el conjunto vasco un peaje en teoría insalvable. Aíto agitó con rotaciones sin encontrar nunca el nivel que pretendía. Falló Salin, acelerado Pangos y sin acierto Aguilar, un poco de Seeley más la herencia de Omic y Oliver sostuvo al Granca, por debajo de siete (22-15) al final de este tramo.

Y mejor no fueron las cosas a continuación. Definitivamente, el equipo estaba fuera de onda. Tres puntos en cuatro minutos y con una máxima desventaja de diez (28-18) fueron suficientes para incendiar a Aíto, raudo en pedir tiempo muerto porque se escapaba la clasificación. Al atasco era evidente cada vez que se miraba al aro. Y cuando tocaba lo contrario, alfombra roja para Bogris y las travesuras de Hannah. Con 31-18, llegó la hora de Paulí, rescatado del banquillo como peón de emergencia. Irreconocible Granca, al que le tocó remar con un 36-20 peligrosísimo. Omic, con dos libres, y un triple oportunísimo de Oliver aliviaron la cuestión para rebajar a once (36-25) la remontada necesaria. Un rayo de luz en medio de la oscuridad. Clareó algo hasta alcanzar el descanso. Más fruto de las imprecisiones del Bilbao que por activación propia, porque pocas cosas salieron. Y el 46-34 consumida la mitad reflejaba la distancia entre uno y otro. Era ponerse las pilas o volver a casa. Y bastante buena noticia suponía estar vivos.

Todo pasaba por afinar la muñeca y defender con agresividad. De lo primero, dato demoledor: dos tiros libres anotados por Newley fueron la única cosecha en seis minutos.Y tampoco hubo señales de que mejorara el plan para secar al Bilbao. Consecuencia parcial de 11-2 y diecinueve por abajo (55-36), lo que sonaba a despedida con bastante antelación. Ninguna piedra encontraban los chicos de Sito Alonso para verse en la final.

Un par de apariciones de Aguilar se añadieron a despistes del Dominion para un parcial de 0-7 que hizo respirar al Herbalife. Siempre por encima de los diez puntos el Bilbao, pero tal y como pintaba todo, ya era algo a lo que agarrarse. La fase crítica le pilló al Bilbao gobernando con cierta amplitud el encuentro. Se podía permitir la licencia atendiendo a que al Granca no terminaba de estar. Y a lo más pudo aspirar, desaparecidas sus figuras fue colocarse a siete al final del tercer cuarto 55-48. Auténtico petróleo en medio de una actuación colectiva muy lejos de lo que se pretendía. El Bilbao abrió una puerta sumando únicamente nueve puntos en este tramo.

Y algo cambió. Al grito de Sí se puede de una afición que seguía creyendo, el equipo decidió meterse en la pelea por la vía de lo criminal y a poniéndole lo que había que ponerle. Casta, orgullo y lo que no se puede escribir. Funcionó: Salin y Aguilar la clavaron desde el perímetro para iniciar una sucesión de triples en los dos aros hasta colocar un 62-59 que daba rienda suelta a los sueños. Pangos, hasta entonces negado, se atrevió a jugársela y entró. Quedaban casi seis minutos por delante y el Granca había salido del barro apelando a esa famosa irreverencia que todos han hecho dogma de fe.

Entonces Salin buscó su sitio y metió otra bomba que dejó todo como al principio (62-62). Desde la tinieblas no estaba el Granca así. Y alargó su racha excepcional colocándose por delante gracias a dos tiros libres de Rabaseda. A falta de 4:49, 62-64. Había que contener la respiración, creérselo. Era ahora o nunca. Rugió el amarillo como nunca a triple colosal de Báez para elevar a 63-67 la ventaja. El dominicano siempre sale en la foto. Tarda pero hay que esperarle. Suya fue la luz que siguió el resto. Porque Eulis siguió con un robo espectacular y una defensa del aro en cuerpo y alma.

Al Bilbao se le apagaron las luces y los guerreros de Aíto iniciaron un recital maravilloso. Respondieron a cada mordisco y se aplicaron, impecables, en defender la renta que habían obtenido segundo a segundo. Un tuya-mía, ya con todo ganado, diez arriba, sirvió para cerrar un encuentro que recordarán muchas generaciones y que hoy puede cobrar una dimensión sideral. Dentro de la pista, un Granca para toda la vida. En la grada, Illa, illa, illa, la Copa es amarilla.

Ficha técnica:

71 - Dominion Bilbao (22+24+9+16): Bertrans (13), Hannah (20), Bogris (8), Mumbrú (17) y Hervelle (6) -equipo inicial-, Slezas, Ruoff, Mendía, Todorovic (2), López (5) y Suárez.

81 - Herbalife Gran Canaria (15+19+14+33): Oliver (18), Newley (4), Salin (12), Báez (10) y Omic (9) -equipo inicial-, Pangos (9), Savané (1), Seeley (6), Paulí, Rabaseda (4) y Aguilar (8).

Árbitros: Antonio Conde, Benjamín Jiménez y Fernando Calatrava. Axel Hervelle (min.40) y Dairis Bertrans (min.38) fueron eliminados por cinco personales.

Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales de la Copa del Rey disputado en el Coliseum de La Coruña ante unos 10.000 espectadores. En el descanso se efectuó un cariñoso homenaje a Quino Salvo, exjugador y exentrenador de varios equipos; y Álex Mumbrú, capitán del Bilbao entregó una camiseta firmada por todos los jugadores a Kyle Kuri, jugador del Herbalife Gran Canaria, que sigue recuperándose tras ser operado en noviembre de un meningioma.

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