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Un banquillo en el que es imposible sentar raíces

Miércoles, 5 de febrero 2014, 00:34

El banquillo de la UD no ha sido ejemplo de estabilidad tradicionalmente, aunque en los últimos años ha variado la política volátil que siempre caracterizó esta parcela. Miguel Ángel Ramírez, escamado por inversiones erróneas y gastos añadidos, se autoimpuso, y de momento lo mantiene con Lobera, apurar hasta el final antes de prescindir de los servicios de un profesional con contrato en vigor. Desde hace tres años no se produce un despido en el club relacionado con el gremio.

En febrero de 2011 Paco Jémez fue desalojado del cargo después de una infame racha de resultados (casi tres meses sin ganar) y, hasta hoy, marca el precedente. Cuando todo apuntaba a que Sergio Lobera pasaría a marcar una nueva frontera en el historial de destituciones, se frenó por sorpresa una medida en la que se acumulan varias víctimas. Desde que en julio de 2005 tomara formalmente posesión de la presidencia Ramírez, han sido nueve los responsables de llevar la dirección técnica de la plantilla profesional. La aritmética no engaña: sale a uno por año, frecuencia incompatible con los deseos de que un proyecto deportivo eche raíces y ofrezca ciertas garantías. Hay episodios llamativos como el de Carlos Aguiar, repescado tras una primera etapa en Segunda B lastimosa y que apenas duró un mes, ya en la categoría de plata, con portazo en pleno mes de septiembre, allá por 2006. También tuvo connotaciones un tanto excéntricas lo acontecido en el tramo final de la campaña 2008-09, cuando, finiquitado Vidales, se optó por una dupla de ilustres como Mamé León y Paco Castellano. Entonces fueron ellos mismos los que se declararon los primeros sorprendidos por ser reclutados para la tarea.

En el repaso cronológico de inquilinos del cargo desde que el actual presidente dirige la entidad, Juanito y Juan Manuel Rodríguez sobresalen por haber cubierto varias etapas y, en ambos casos, tener salidas accidentadas de la responsabilidad. Josip Visnjic, el que inauguró el serial, Sergio Kresic o Paco Jémez, que llegaban con buen respaldo, no llegaron al año. Javier Vidales, que cambió los despachos por el chándal, aguantó apenas seis meses.

Los precedentes sitúan a Lobera, por tanto, con la posibilidad de batir una marca de durabilidad si alcanza la orilla de junio, algo ahora en el alero. Nadie en la nómina de Miguel Ángel Ramírez ha enganchado dos campañas completas consecutivas sin alteración alguna en la cartera. Curiosidades del destino, el preparador aragonés ha tenido varios vaivenes de cuidado (el último, sin ir más lejos, anoche), pero ahí sigue, reforzado por la confianza del que más manda aunque sus superiores inmediatos hayan renegado de él pública y privadamente. Lobera lo sabe y no es ajeno al rechazo que genera en ellos.

Precisamente los actuales ejecutivos deportivos, Juanito, Branko Milovanovic y Toni Cruz también fueron acusados, de manera notoria, por parte del antecesor del actual entrenador, Juan Manuel Rodríguez, de su salida de la entidad en junio de 2012: «Mientras ellos estén aquí, no volveré a entrenar a la UD», dijo en su despedida.

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