Thaïs vuelve a casa por Navidad
Mes y medio hacía que Thaïs Henríquez no estaba en casa. Y ayer, justo a tiempo para pasar la Nochebuena con su gente, la extraordinaria nadadora grancanaria regresó con más medallas, las logradas en el World Trophy de Pekín, y las ilusiones puestas en los Juegos de Londres.
Será un paréntesis casi testimonial en su exigente calendario de entrenamientos, pues el lunes estará de vuelta en Barcelona, pero Thaïs avisa: «No voy a perdonar una papitas y el turrón». Se ha merecido, de largo, el respiro. Atrás queda un 2011 cuyo balance, como reconoce, «es más que positivo». Nacida para los retos, Thaïs ya mira a los Juegos Olímpicos de Londres. La autocomplacencia no cabe en una atleta en continua superación.
«En marzo nos espera el Europeo y, en abril, el Preolímpico, en el que confiamos en ganarnos el billete para Londres. Antes, cómo no, tendremos que seguir entrenando a un nivel altísimo, pues la competencia que tenemos es enorme y sabemos que para mantenernos donde estamos, hay que darlo todo siempre. Rusia, China o Canadá son grandísimos adversarios y, si bajamos la guardia, todo lo logrado hasta ahora no valdrá de nada», advierte. Inevitable recordar lo sucedido hace poco en China, con la conquista de dos oros, una plata y el título con la selección absoluta. Porque el mérito que tuvo tanto podio y lustre no fue menor: «Andrea Fuentes, que era nuestra solista, tuvo un problema de oído y no pudo tirarse a la piscina. Nos pasó dos días antes de la prueba y tuvimos que improvisar con la suplente».
«Al final todo salió bien, pero detrás de la satisfacción hay mucho esfuerzo, mucha tensión... Es difícil de explicar, pese a que luego, cuando te ves en lo más alto, parece que todo se compensa», esgrime. Thaïs, inmersa en los ensayos de la nueva coreografía, afronta el porvenir con su vitalidad característica. Hace lo que le gusta, disfruta en el agua y sabe que el futuro es suyo si mantiene unas prestaciones que le han colocado en el pedestal.
«Ayuda y mucho, evidentemente, que te sientas realizada con lo que haces, como sucede en mi caso. Eso no quita la exigencia diaria, una disciplina total y el tener que aguantar, a veces con momentos no tan buenos, un calendario de viajes y competiciones muy duro», matiza. Thaïs Henríquez, no obstante, tiene plena confianza en seguir haciendo lo que ya es uso y costumbre en su historial: cumplir sus sueños. Y Londres ocupa un lugar preferencial: «Ojalá que en las Navidades de 2012 pueda hablar de los Juegos con satisfacción. 2011 fue bueno, pero para el nuevo año pido más. Y por trabajo, desde luego que no va a quedar».
Por lo pronto, carga las pilas en su entorno predilecto: en Gran Canaria, su isla, y con la familia colmándola de atenciones. «Nada más aterrizar el avión en el aeropuerto y poder respirar nuestro aire... Bueno, la sensación no pudo ser más especial», admitió sin remilgos Thaïs, embajadora de lujo del deporte canario en España y en el mundo. Y lo que le queda.