Sin posible gobernabilidad
Estamos abocados a unas nuevas elecciones en breve. No más tarde de primavera. Los números no dan. Y la aritmética parlamentaria se ha tornado rocambolesca. Por bloques ni PP con Ciudadanos ni PSOE con Podemos e IU lo lograrían. Con los soberanistas catalanes no pueden contar ni populares ni socialistas. Y con el PNV y CC no es suficiente. Podría pensarse que el PSOE se sumara a una gran coalición con el PP o bien facilitar la investidura a Mariano Rajoy absteniéndose en la segunda vuelta en el Congreso de los Diputados. Pero no lo va hacer y, de realizarlo, probablemente sería el final electoral en Ferraz. Este es el escenario después de una larga noche. Y no se visualiza a voz de pronto alternativas viables con los resultados arrojados por las urnas.
El PP ha obtenido una victoria pírrica. Pero puede quedarse tranquilo en cuanto que la irrupción de Ciudadanos no le pisa los talones. Por el contrario, Podemos no solo persigue de cerca al PSOE sino que le supera en diferentes provincias. Y esta pugna por ser la fuerza hegemónica de la izquierda tan solo acaba de comenzar. Salvo el bastión andaluz, los resultados cosechados en Madrid y Cataluña son significativos sobre la transformación sociológica que ha fustigado a la socialdemocracia. Si Ferraz no se detiene en valorar los datos de las grandes ciudades, no habrá entendido nada de nada. Otra incógnita esencial es saber cómo reaccionará Pedro Sánchez tras perder veinte escaños, al igual que la posición que asumirá Susana Díaz, a pesar de que no es diputada, de cara al futuro próximo.
A partir de este momento ocurre lo que era previsible en medio de una sociedad desclasada, fragmentada y azotada por las inclemencias de la Gran Recesión de 2008. Y el panorama económico en 2016 será similar al presente. Enseguida comenzaremos a saborear el tobogán de la inestabilidad. El propio de un punto de inflexión en el que el bipartidismo aún resiste mal que bien y las siglas emergentes, encorsetadas por el sistema electoral, no culminan su afán por conformar mayorías. Tan solo en Cataluña Podemos y Ciudadanos han relegado a populares y socialistas. Es un panorama inusitado desde que se inaugurara el ciclo constitucional de 1978. Por eso, volverán las intenciones de algunos sectores por apostar por una gran coalición a la alemana entre PP y PSOE. Aunque será un esfuerzo por ahora inútil. Por supuesto, es tiempo de quinielas y de tener la calculadora a mano. Sin embargo, mucho me temo que el margen de maniobra es mínimo. Y, salvo que alguno de los principales dirigentes se inmole, solo cabe la salida de celebrar otras elecciones generales.