Sigan así, que van bien
La teoría del bicarbonato. De repente todo bulle y al poco amaina. Así es el comportamiento de la clase política establecida. En cualquier momento un episodio hace que el escenario se torne burbujeante y el clima parezca abrasador; pero, al rato vuelve la placidez. Así se comportan y así quieren tensionar y destensionar a la sociedad, marcando ellos los tiempos. Y hasta la fecha bien que les ha ido. No hay cuerpo que resista cien días de tensión, parece ser la máxima. Y venga a echar días para atrás, porque hasta hoy, por lo que parecen entender, la gente aguanta lo que le echen. Hasta hoy. ¿Así seguirá siendo? Ellos lo pretenden. Pero los comportamientos sociales varían.
Los tambores suenan desde hace tiempo y ellos, los que han estado encargados de regir los destinos de esta sociedad, venga a hacer oídos sordos. Llegan las mareas verde, blanca, rosa, clamando contra los recortes y privatizaciones en la escuela y sanidad pública o en la dependencia, y más oídos sordos. Llegan las elecciones europeas, con el jaque al bipartidismo, con la mitad de la minoría que fue a votar apostando por candidaturas alternativas, y como si oyesen llover. Llega la marea negra contra los sondeos o prospecciones, contra el petróleo, en resumidas cuentas, y más de lo mismo, a lo sumo, alguna revoltura inicial, un poco de teatral burbujeo y luego agua mansa. Como el bicarbonato.
Claro que entre el flujo y reflujo de tantas mareas en cualquier momento llega un reboso y arrambla. Que ya lo dicen los costeros, al mar hay que tenerle mucho respeto y no darle nunca la espalda. Puede que aún no haya reboso pero sí que hay un buen mar de fondo y bueno sería que se apurasen en arranchar el barco no sea que se vayan a llevar un revolcón y terminen zozobrando.
En muy poco tiempo se están sucediendo acontecimientos de tal relevancia que es una irresponsabilidad pensar que serán flor de un día y que el «vamos a decir que vamos a cambiar» para que todo siga igual, como hasta le fecha, seguirá dando resultado. Qué tomen nota de la jocosidad con que la gente del país dice: «sigan así, que van bien».
De tanto aguantar, todo lo que les han echado, no pocos empiezan a mostrar su agitera. Y así deben interpretarse las multitudinarias manifestaciones contra el petróleo habidas en las Islas en los últimos días. Una muestra más de esa desafección contra unas maneras de gobernar que va al alza.
¿Oídos sordos a esa realidad? Allá ellos. Minimizar la asistencia a las concentraciones, rebajando el número de asistentes o alegando que la mayoría no estaba, es tan burdo como decir que como siempre eran más los que no iban a las manifestaciones contra el terrorismo que los que iban, nuestro pueblo apoyaba a los terroristas. ¡Menos simplezas. Menos tendenciosidad. Menos reducirse a un argumentario en el que ahora toca hacerse pasar por víctimas. Menos aires de suficiencia. Menos dar la espalda a las encuestas! Pregunten, sólo basta con preguntar. No es tan difícil, porque como sigan así, van 'bien'.
Eso sí, tampoco vale intentar patrimonializar para intereses de partido la protesta, porque la cosa va más allá.