Rosell: "Ni este es el final, ni tienen todo lo que querían"
El proceso judicial que contra ella promovió José Manuel Soria cercenó su breve carrera política y le hizo retirarse de las listas de podemos. Sin embargo, la magistrada, que este martes se incorpora a su labor judicial, dice que ha valido la pena desenmascarar a «dos corruptos».
¿A la vista de las evidencias en su caso pensó bordear el código ético de Podemos?
Evidentemente solo he pensado en cumplir las normas, lo que provocó la espera fue el procedimiento judicial promovido por Soria. Esperaba que diera tiempo al archivo judicial y demostrar las falsedades y el burdo montaje urdido, pero el propio querellante, con sus escritos y ampliaciones, impidió que pudiera presentarme como candidata por Las Palmas.
¿Cómo fueron los días en los que decidió dar el paso atrás?
Han sido días realmente difíciles, sobre todo por el descarnado montaje que se ha descubierto y que ha demostrado el alcance de la trampa diseñada por Soria. Una maquinaria política, judicial y mediática que ha hecho mucho daño a mi entorno y a mí misma porque ha venido acompañada siempre por filtraciones interesadas a determinada prensa para ir alimentando una querella que la Fiscalía del Supremo ha pedido archivar en dos ocasiones. Sin embargo, a pesar de esa brutal campaña de fango, quienes me rodean, tanto la familia como mis amistades y la gente de Podemos, han creído en mí y me han apoyado.
¿Si esta situación se resuelve pronto entraría en un hipotético gobierno de Podemos a pesar de no ser diputada?
No puedo contestar a esa pregunta, me honra que cuenten conmigo, pero a partir de este mismo martes vuelvo a mi función judicial, incompatible con el proselitismo político. Solo podré dedicarme a trabajar por la justicia desde mi plaza de magistrada. Sí, espero que la querella de Soria se archive cuanto antes y que la verdad resplandezca, porque la intervención que ahora conocemos del juez Alba, y su denuncia contra otros magistrados de Las Palmas, están manchando el buen nombre de la justicia. Cuanto antes se despeje este panorama, antes recuperará su crédito después de estos nefastos episodios de querellas falsas contra la rival política y un magistrado mandando informes falsos y presuntamente manipulando una declaración a cambio del sobreseimiento.
¿Esta es una despedida de Podemos o un hasta pronto?
Mi vocación de servicio público es evidente. La justicia tiene mucho que mejorar, lleva décadas de retraso frente a otros servicios públicos y no da la respuesta que la ciudadanía demanda y merece. Di el paso en octubre valorando que, con las leyes actuales (tasas, ley mordaza, reforma del Código Penal, de los plazos procesales, reforma laboral) era más necesario legislar desde el Congreso que aplicar la ley en un juzgado. Con la coartada de la crisis, los recortes afectaron a los derechos y hemos perdido mucha calidad democrática. Mi deseo es continuar trabajando por los mismos principios, y lo haré donde quiera que esté. No descarto nada, pero insisto: mi función vuelve a ser la judicial.
¿Le ha merecido la pena dar el paso e ingresar en la política?
Reconozco que ha habido momentos muy duros. Con informaciones falsas y manipuladas sobre el aeropuerto, con imágenes y datos de difusión ilegal, y sobre la causa judicial. Ahora se demuestra que el juez que decía que yo la paralicé, que no uní un pen drive, o que hacía negocios, no solo mentía, sino que era quien por detrás estaba prometiendo la nulidad y archivo de los presuntos delitos. Eso ha sido terrible. Sin embargo, la actividad parlamentaria ha valido la pena: ha sido un honor representar a la ciudadanía de Las Palmas y trabajar en un grupo parlamentario de enorme talla humana e intelectual, que ha llevado al Congreso los problemas de la gente desde la experiencia y el compromiso con una democracia real y un estado social, que es lo que consagra nuestra Constitución.
Ha consagrado su vida a la justicia, y los plazos y las formas en las que esta se maneja han torpedeado su carrera política. ¿Cómo mide esa decepción?
En los plazos, el TSJ de Canarias no tiene ninguna responsabilidad, porque recibió la causa el jueves 19 de mayo. La querella era del 4 de diciembre. Y me parece evidente que el Tribunal Supremo fue objeto de un engaño: la querella contenía información procesal que el fiscal calificó de ‘ignota procedencia’ y que ahora sabemos que era copiada de un informe del juez Alba. Se admite como prueba precisamente otro informe de este señor, que estaba hecho con pruebas manipuladas y repleto de falsedades. Evidentemente la responsabilidad es del querellante, Soria. Sin embargo, sí hay que reflexionar sobre si con esos mimbres y sin dejar personarse a la parte querellada y presentar pruebas, puede cualquiera librarse de un rival político. La altura ética de las renuncias que exigimos algunos se da de bruces con la falta de ética de otros.
¿Soria murió matando?
Bueno, hay gente que me ha dicho que los malos ganan al final, con mi renuncia. Pero ni es el final, ni tienen todo lo que querían. Al final se sabrá la verdad, al menos el pedazo de verdad que yo pueda luchar. Y si por el camino he podido contribuir a que se desenmascare a dos autoridades corruptas, y librar a la sociedad canaria de ellas, habrá merecido la pena.
Debe volver a su tarea como juez, ¿teme a que su paso por la política le genere problemas en el desarrollo de su labor?
La ley es muy clara al respecto, hay que abstenerse de los asuntos relacionados con la actividad anterior. Son muchos los jueces que han dado este paso de vuelta de la política a la judicatura, en la Audiencia de Las Palmas hay al menos dos, entre ellos el presidente. También el actual presidente del TSJC tuvo un cargo político, o el presidente del Tribunal Supremo. Si no se plantearon problemas con ellos, sería un poco raro que se plantearan conmigo, ¿no?
