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Roger Xuriach: «Valerón tuvo respeto hacia el fútbol, sus compañeros y rivales»

Sábado, 11 de febrero 2017, 22:50

El periodista es coordinador de la revista panenka, una publicación, ‘el fútbol que se lee’, que aborda el fenómeno de este deporte desde otra dimensión, con entrevistas y reportajes, con miradas diversas que llegan también a los perdedores, no solo a las deslumbrantes estrellas.

- Hasta hace poco, al menos en España y en Europa, ha existido un divorcio entre fútbol y literatura. - En España esa brecha hace algún tiempo que, afortunadamente, comenzó a ser superada. Recuerda que en la gala de los premios Panenka, Miguel Pardeza reconocía que en su etapa de jugador era visto casi como un bicho raro, porque leía y estudiaba. Escritores como Manuel Vázquez Montalbán contribuyeron a acabar con ese divorcio, reconociendo abiertamente su amor por el fútbol. Es cierto que fueron por delante en América Latina y que hay una influencia clara con los grandes incunables sobre deporte y fútbol que llegaron aquí e impactaron en toda una generación con inquietudes culturales, sociales y políticas. Que pudieron hacer converger esas inquietudes con su pasión por el fútbol, sin tener que sentirse avergonzados, como pudo ocurrir en el pasado. - Sigue siendo extraña la existencia de una revista con la visión y la calidad de Panenka, alejada del hooliganismo, reflexiva, con reportajes que van mucho más allá de lo convencional en este asunto - Pero eso no quiere decir que cuando creamos la publicación buscáramos un producto de carácter intelectual. Creemos que Panenka puede llegar a mucha gente. Aunque es cierto que, al final, cuando trazas un perfil de nuestra audiencia, de nuestro público, te das cuenta que se reproducen unos parámetros bastante parecidos: gente que vivió o siguió muy de cerca el fútbol de los años ochenta, que pudo ver la transformación económica y la posterior globalización de este deporte. Un lector o lectora con inquietudes culturales, con distintos hábitos culturales -que suele ir al cine o al teatro-, con preocupaciones sociales. Una persona que lo que busca en Panenka son historias, periodismo antes que fútbol; lo que pasa es que nosotros le damos el fútbol como excusa para contar historias que sean atractivas, que despierten auténtico interés. - Se lanzaron a una aventura con muchas incertidumbres - Cuando surgimos, hace cinco años y medio, costaba pensar que pudiera triunfar una revista de estas características. Pero también teníamos ejemplos de cómo habían funcionado propuestas similares en Alemania, Francia, Noruega o Suiza, algunos de estos países con menos tradición futbolística que en España, perviviendo con un buen nivel revistas que ocupaban un espacio que nosotros pretendíamos llenar con la nuestra. Eso sí, con el handicap de los bajos índices de lectura españoles. - El nombre elegido fue toda una declaración de intenciones. Panenka supone riesgo, creatividad - Sí, se trata además de un jugador de los años setenta al que muchos de nuestros lectores y lectoras no vieron nunca jugar; lo conocen por su gesto, por ese penalti tan atrevido en una final, y que luego muchos han imitado después. Es una mezcla, por tanto, de nostalgia de un fútbol que fue y aprecio por el riesgo y la fantasía en el campo - Si lo llega a fallar lo cuelgan directamente - Evidentemente, si ese penalti no entra hacen una pira en la plaza de Praga y lo llevan directamente a la misma Nos animamos con la revista pensando en que había público para la misma, que existía una tendencia de focalizar el fútbol hacia Real Madrid y Barcelona, y que se podía hacer algo distinto, dirigiendo la mirada hacia donde nadie mira en los grandes medios deportivos y a la vez conectarlo con una contemplación más elegante. No solo con cambios en los contenidos sino con un diseño diferente, con un trato distinto de la fotografía. Genialidad y temeridad, eso es lo que pensamos cuando nos lanzamos a crear esta revista. Y encima, lo hacemos en 2011 en medio de la crisis económica y la particular que viven los medios de comunicación, así como los negros augurios sobre las publicaciones de papel. - Actos como la gala suponen un homenaje al fútbol y una especie de marketing, de proyección de la publicación - Las galas que hemos venido celebrando anualmente van un poco en la línea de ampliar nuestra proyección, de ganar espacios. Es verdad que el fútbol tiene millones de seguidores en España, pero los que son capaces de compatibilizarlo con una visión más sosegada del deporte son muchos menos. Como sabes, el fútbol despierta demasiadas pasiones y nosotros proponemos una mirada más relajada, más analítica, más a largo plazo, menos supeditada a un resultado y, por tanto, abrimos la puerta a historias que van desde personajes políticos a situaciones históricas, pasando por conflictos bélicos o compromisos sociales. La gala es una extensión de esta filosofía. Para estimular y hacer crecer esta sensación de la cultura futbolística. En los inicios nos presentábamos diciendo que no se trataba de una revista de fútbol, sino de una revista de cultura futbolística. - Dejarían completamente desconcertados a mucha gente con semejante definición - En efecto. La gala nos sitúa, nos permite sentirnos orgullosos de manera colectiva de los mucho bueno que produce el periodismo deportivo y por eso premiamos reportajes, así como la mejor fotografía. Y contar y reconocer a personajes que van más allá del fútbol, como Ernesto Valverde, Miguel Pardeza que nos ayudan a dar a conocer esa cultura futbolística que nos interesa fomentar. - Eso supone una manera distinta de hacer las cosas, de mirar y contar el fútbol, pero también unos lectores que no son iletrados ni alienados En ese sentido, quería enlazar con las investigaciones académicas. En América Latina existe una enorme producción de estudios sociológicos, de análisis de la relación entre fútbol e identidad. Parece que Europa ha ido a la zaga, pero ya se encuentran cada vez más trabajos universitarios sobre el mundo del fútbol. Profesores latinoamericanos como Fernando Carrión hablan del fútbol como una práctica de identificación social - Sin duda, es social, es cultural, es económico, es político. Lo he vivido muy de cerca, al ser aficionado de un equipo que ha sabido explotar todas esas vertientes. La sensación de identidad es una de sus señas, su arraigo a unos valores, a unas tradiciones, a una idiosincrasia que va más allá del fútbol. Como su lema: algo más que un club. - O «el ejército desarmado de Cataluña», como señalaba Manuel Vázquez Montalbán - Exactamente. A lo mejor en algunos países no ha sido así. Pero en otros se repiten ciertos patrones. Por ejemplo, la identificación de sectores de la clase obrera con sus equipos en Inglaterra. Pero luego se ha ido perdiendo. Por eso nosotros lanzamos la mirada muchas veces fuera del terreno de juego, a fenómenos sociales o culturales. En Europa asistimos a un crecimiento y consolidación de una serie de clubes que cada vez se asemejan más entre sí y, por lo tanto, están perdiendo esos rasgos distintivos locales. Algo así como la homogeneización que se produce en los centros de las grandes ciudades, con centros comerciales calcados en países distintos. Hay que reivindicar lo plural, la naturaleza y los rasgos locales de cada club. - Pero la identidad se puede vivir de muchas maneras. El Athletic con su plantilla de vascos, incluida Euskadi norte, La Rioja y Navarra. El Barça, en épocas de pocos canteranos, con su identificación como referente nacional - Lo que plantea es el gran reto para muchos clubes. Sobre todo para los de gran envergadura económica, deportiva y social. Cómo evitar que esa identificación con lo local perviva y, a la vez, no perder metros en esa gran carrera por el mercado global en el que se encuentran inmersos. Es un reto difícil. Yo me reconozco en el Camp Nou al que llevo yendo desde niño, pero es cada vez más un atractivo turístico. Va de la mano de lo que ocurre en la ciudad. - Europa pasa por malos momentos: el Brexit, el crecimiento de los populismos antieuropeístas Un investigador, Alejandro Viuda-Serrano, afirma que «existen elementos de europeización en el fútbol que pueden llegar a ser en un futuro próximo herramientas de cohesión europea a niveles externos al deportivo (Liga de Campeones UEFA, Balón de Oro)». En su opinión, lo que frenará la desintegración europea será el fútbol - Realmente hay muestras que indican el poder unificador del fútbol. Nuestra portada de la Eurocopa 2016 iba en esa línea. Distintos países con sus peculiaridades, con sus elementos propios, disfrutando de una fiesta común del fútbol. - En un fútbol globalizado, mercantilizado, que se pretende homogeneizar al máximo, ¿tiene lugar la alegría, la utopía, Panenka? - Creemos que sí y por ello seguimos trabajando. Nuestra revista fue y sigue siendo una aventura muy artesanal, muy hecha desde el cariño y el compromiso de un grupo de profesionales de la comunicación. Que, por cierto, de negocio sabíamos bien poco. Pero hemos ido aprendiendo y, modestamente, hemos consolidado un producto diferente y que responde esencialmente a lo que queríamos hacer. Hoy y mañana seguiremos siendo un pequeño refugio para muchos que quieran vivir en lo periodístico y en lo cultural el fútbol de otra forma a la más habitual. Un refugio nostálgico pero también de futuro. - Respecto al dilema jugar bien o ganar, me sorprendió el premio Antonín. Fernando Santos, seleccionador de Portugal. ¿No es contradictorio con la filosofía de Panenka? - Él dijo que su única filosofía era ganar, eso es cierto. La tuya es una crítica muy pertinente. Nosotros cuando ponemos sobre la mesa posibles candidatos buscamos muchas cosas. Perfiles que permitan esa filosofía de dar altavoz a esa relación del fútbol con otros valores... - ¿Nunca pensaron en Valerón? - Era una de nuestras apuestas para una mención de honor. Se había retirado tras una fructífera carrera y siempre demostró un talante y un enorme respeto hacia el fútbol, hacia sus compañeros y rivales. Por su trayectoria intachable y por sus valores dentro y fuera de los terrenos de juego. Y regresando a lo que me decía de Fernando Santos también diré que nos gusta dar la oportunidad a aquel ganador que por inesperado, por reconocer a una generación, a una tierra de grandes futbolistas y de grandes entrenadores. Una Portugal que fue capaz de quitarse la espina de su mundial del 2004 y lo hace en París, la ciudad del extranjero con más residentes portugueses. - De los jugadores que ha visto, ¿cuál te impresionó más? - He sido un privilegiado. Desde que vi a Messi debutar pensé que estábamos ante un jugador de otro nivel. Le he visto crecer, madurar, romperse, llorar, hacer goles tras regatear a seis contrarios, meterle tres al Madrid... No he visto nadie tan completo e inteligente en un terreno de juego que Messi. Y, además, con una gran continuidad, manteniendo esa excelencia en toda su carrera. - ¿Qué piensas del uso de la tecnología en el fútbol como complemento y apoyo a los árbitros? - Defiendo el uso del ojo de halcón, para discernir si una pelota entra o no en la portería. Se trata de una ayuda para que se imparta justicia. Ahí vale la pena. Pero no arbitrar un partido desde la tecnología. No tiene sentido. - ¿Las Palmas puede ser considerada uno de los equipos sorpresa de la actual Liga? - No, ya no es una sorpresa. La vimos jugar a un gran nivel en la segunda vuelta del campeonato anterior, con Quique Setién al mando, un entrenador que debutaba en Primera. Su propuesta futbolística sigue siendo muy atractiva. Pero en el capítulo de sorpresas agradables incluiría a dos equipos del norte: Éibar y Alavés. Este último le ha ganado al Barcelona en el Camp Nou y se ha plantado con suficientes méritos en la final de la Copa.

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