Ridley Scott, un director eclipsado por su maestría
Existe la idea extendida de que Ridley Scott es un mal director que ha hecho un par de buenas películas. El canario Jorge Fonte acaba de publicar un libro con la editorial Cátedra que pretende demostrar justo lo contrario; que es un gran cineasta con algunas manchas en su brillante trayectoria.
Jorge Fonte (Tenerife, 1967) confiesa que no ha sido fácil documentarse sobre la obra del británico Ridley Scott (Reino Unido, 1937). El principal problema fue enfrentarse a un realizador eclipsado por algunas de sus obras. «De hay muchísimos libros e inclusos tesis. Es abrumadora la cantidad de bibliografía que hay. Incluso de Alien. Después, parece que el resto de la obra de este hombre ya no interesara a los expertos y ensayistas ni de España ni de Estados Unidos», recalca el escritor que, sin embargo, ha buceado en el trabajo del cineasta para hacer una revisión exhaustiva de todas sus películas. «Con este libro, he tratado de ser justo con su filmografía», subraya el autor, que añade su quinto título a la prestigiosa colección Signo e imagen. Cineastas, de Cátedra.
Reconoce que la obra del realizador inglés tiene sus altibajos, entre ellos su película rodada en Canarias, Exodus (2014). «Es bastante flojita. Tiene errores históricos muy gordos. Para empezar, en Egipto no había camellos en esa época y la excusa argumental de la trama gira en torno a una espada de acero que el faraón regala a sus dos hijos. En aquella época estaban aún en la Edad de Bronce», apunta Fonte, que reivindica la calidad de títulos como Los duelistas (1977), Thelma & Louise (1991), Gladiator (2000), El reino de los cielos (2005), American Gangster (2007), El consejero (2013) o la reciente Marte (2015).
En su opinión, Allien (1979) supo romper con los cánones establecidos por la Guerra de las Galaxias porque Scott «traspasó la realidad cotidiana de la tierra al espacio», en concreto, a una refinería con obreros corrientes que hablan de temas vulgares. «Todo el mundo se quedó boquiabierto», asegura sobre este exitoso y oscuro thriller, el primer hito de la filmografía de Scott.
En 1982 firmó Blade Runner, el segundo hito de su carrera con el que demostró su cualidad más característica: «un ritmo trepidante con una ambientación y una puesta en escena milimétricas». De hecho, este mimo le costó algún enemigo. «Harrison Ford juró que no volvería a rodar una película con Scott. Esa condición le impide dirigir Blade Runner 2», sostiene Fonte sobre aquel rodaje durísimo. «Tenía que coordinar la belleza. Tenía que ser genial plano a plano», relata el propio Scott en unas palabras recogidas por Fonte del documental Días peligrosos.
La estética de este relato épico sobre unos androides que se resisten a morir, tal y como estaba programado, está inspirada en el cuadro de Edward Hopper, Nighthawks (1942), una oscura escena en un bar estadounidense donde hay cuatro personas solitarias y ajenas entre sí. «El poder de la imagen, su trama, la filosofía de la historia y los personajes... En Blade Runner coinciden muchos elementos que la han convertido en una obra maestra», sostiene el experto.