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Punto y final a un modelo fallido

Jueves, 4 de junio 2015, 21:08

El batacazo de Evita, The musical es la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de buena parte de los autores profesionales grancanarios, que piden el final de un «modelo de gestión fallido» general y que tiene como uno de sus máximos exponentes a la Fundación Auditorio Teatro de Las Palmas de Gran Canaria.

La sede en la capital grancanaria de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) acogió ayer una reunión de creadores de la Isla que se autoproducen sus espectáculos, en la que concluyeron que el actual modelo de gestión de buena parte de los espacios escénicos y musicales públicos de la isla «ha fracasado».

Lanzan el guante a los nuevos integrantes de las corporaciones municipales e insulares tras el 24-M para que se ponga en marcha un modelo que «proteja la producción canaria y que establezca unas cuotas mínimas de acceso a los distintos recintos».

«No pedimos nada nuevo. Solo que se respeten los estatutos que se establecieron para estos espacios desde su puesta en marcha y que nunca se han cumplido. No lo han hecho las actuales corporaciones ni tampoco las anteriores», explica Juan Ramón Pérez, integrante de la compañía teatral Profetas de Mueble Bar, al término de la reunión.

El también profeta de mueble bar Fernando Navas habla de «vejación al artista de las Islas» por parte de algunos gestores en los espacios de titularidad pública. «Se nos minusvalora. Son instituciones cuya misión es fomentar y desarrollar el tejido creativo del lugar en el que se ubican, pero todo se queda en una declaración impresa que no se lleva a la acción», pone de manifiesto.

Comparten estos autores algunos puntos de vista y se alejan en otros, lo que les lleva a dejar claro que cada uno habla en su nombre y no de forma gremial. Aclaran, eso sí, que cuentan con el respaldo de los espectadores, como constatan los números que maneja la SGAE y los éxitos cosechados con sus creaciones tanto en las Islas como en la Península.

Sí que comparten una idea central. «Sobran teorías y libros blancos. No queremos planes salvadores ni iluminadores.

Solo que cumplan con lo que la ley y sus propios estatutos disponen para los creadores locales», explica Manolo González, de Mestisay.

Israel Reyes, de Clapso Producciones, solicita «la misma protección» que los compañeros de profesión de otras comunidades autónomas. «No queremos privilegios, solo que nos respeten y no tener que trabajar en unas condiciones nefastas», explica con rabia. Ahonda, junto con Manolo González, en lo paradójico e ilógico que resulta que «la industria cultural privada ni decide ni participa en los espacios de titularidad pública de la capital grancanaria». «No es normal que quien genera la creatividad y el tejido industrial cultural no tenga espacio en las programaciones», denuncia González.

Esta situación se dispara, aseguran, en el caso de los dos espacios que gestiona la Fundación Auditorio Teatro de Las Palmas de Gran Canaria el Pérez Galdós y el Alfredo Kraus. «Te cobran por todo, desde la taquillera hasta las horas extra de su personal. ¿Cómo es posible que el personal de un teatro tenga un horario de mañana si las actuaciones son por la tarde? Sacas cuentas y es imposible actuar allí», explica Germán Arias.

Profundiza en esta cuestión el timplista Germán López. «Las condiciones para trabajar son distintas para los artistas de aquí. Lo que quiero es poder trabajar y no bajo unas condiciones abusivas. Es triste, pero quedarme en casa me resulta más rentable. No quiero que me regalen nada. Ni siquiera pedimos que nos paguen caché, pero es que te encuentran con unos espacios sin dotación técnica propia y el alquiler lo paga el artista. Eso es inasumible», se lamenta.

Sigues a Victoriano Suárez Álamo. Gestiona tus autores en Mis intereses.

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