Paz social en Barranco Seco
La condescendencia de Sergio Lobera, plasmada la reordenación táctica del equipo, y los dos últimos resultados ante equipos de relieve como el Villarreal y el Barcelona B, propicia un ambiente menos tenso en el trabajo de la Unión Deportiva. Así se reflejó ayer en Barranco Seco.
La sesión de trabajo arrancó con dos ovaciones, ejecutadas en círculo por cuerpo técnico y jugadores en el centro del único campo de entrenamiento del que dispone el club en Barranco Seco. Alejados, en el umbral del vestuario, la comisión deportiva en su integridad bromeaba. Un reflejo, en protocolaria apariencia, del sosiego que los dos últimos empates ha establecido en la hoja de ruta de Pío XII.
La discusión sobre la continuidad de Sergio Lobera, abierta en canal tras la infamia de Girona, ha apagado sus ecos mayores. Ahora, fuera de nuevo de la zona de descenso, se exhibe un discurso unitario de protección y paciencia. Todo ello con un calendario repleto de picos para las próximas jornadas.
Lo que está claro es que el primer interesado en alejarse del ruido es Sergio Lobera. El preparador quiere alejarse de los focos hasta que sea inevitable, algo que llegará el viernes con la rueda de prensa rutinaria.
Pero la herida está abierta, escupido en cada esquina el mensaje de debilidad que se le atribuye al responsable del banquillo amarillo.
SIN BOTAS. La plantilla, siempre al lado del entrenador en lo íntimo y en lo público, se ejercitó ayer a la vuelta de Barcelona. Retrasada para la tarde la sesión porque las botas no habían aparecido al aterrizar, al final los profesionales se ejercitaron con otras botas de su propiedad porque las que usan habitualmente seguían sin aparecer.