Borrar

Paulino se critica

Sábado, 15 de septiembre 2012, 01:00

El 11 de septiembre es una fecha que ha quedado grabada en el imaginario colectivo por la trascendencia de algunos episodios ocurridos en esa fecha.

Fue en ese día, en 1973, poco antes de morir y cuando las tropas golpistas bombardeaban el palacio de La Moneda, cuando Salvador Allende, presidente electo de Chile, aventuró que «mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor».

Esa misma fecha, en el año 2001, el orden mundial se tambaleó al comprobar como las torres gemelas neoyorquinas se venían abajo al impactar contra ellas dos aviones de pasajeros, otra aeronave se estrellaba contra el Pentágono y una cuarta se precipitaba en el Estado de Virginia, dejando un balance de 3.017 muertos y más de 6.000 heridos.

Cada 11 de septiembre, desde que el Parlamento catalán, tras la restitución de la democracia, instaurara esa jornada como Día Nacional de esa comunidad, en recuerdo de la caída de Barcelona en ese día de 1714, tras once meses de resistencia, en manos de las tropas borbónicas, lo que vino a significar la abolición de las instituciones catalanas, miles, centenares de miles de personas salen a las calles de Cataluña en un ejercicio de reafirmación identitaria. Este último ha sido aún más multitudinario y con un sesgo claramente soberanista.

También los canarios tenemos nuestro 11 de septiembre, que como los anteriores debiera tener una profunda carga simbólica, pero que, como quiera que somos una comunidad que arrastramos importantes carencias en lo que a autoestima y conciencia se refiere, no tiene especial relevancia en ese imaginario colectivo nuestro. Ese día se conjuga en esta tierra lo festivo y lo trágico. Celebramos la fiesta del Charco en La Aldea de San Nicolás, pervivencia de una costumbre prehispánica, y se conmemora el aniversario, éste el 28, de la muerte de 20 personas en un incendio que asoló la isla de La Gomera, que este año, otra vez, volvió a sufrir la barbarie de las llamas, hasta el punto de que el 10% de su superficie quedó arrasada.

Hace 28 años la escasez de medios, al margen de las dificultades orográficas y nuestra condición insular, consustanciales a nuestra realidad geográfica, demoró la extinción del fuego. Casi 6 lustros después, la falta de medios persiste mientras los responsables políticos se enfrascan en «cantinfladas» y «paulinadas».

Y así, vista la histórica movilización social catalana el 11 de septiembre, el presidente del Gobierno canario lamenta que en Canarias no haya «una mayoría social», como en Cataluña, para reclamar «lo que es justo», sin darse cuenta de que de esta manera se critica asimismo, al dejar en evidencia su incapacidad, la de la organización que ahora dirige, en el Gobierno desde hace 20 años, para vertebrar esa mayoría, a la catalana, que evite los no pocos maltratos que desde la Administración Central han recibido y reciben las Islas.

Sigues a Vicente Llorca Llinares. Gestiona tus autores en Mis intereses.

Contenido guardado. Encuéntralo en tu área personal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

canarias7 Paulino se critica