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Fallaron el fondo y las formas. Las Palmas inauguró la temporada dando el cante. Cayó con merecimiento ante el Deportivo. Y por encima del resultado, a estas alturas de la película algo circunstancial, las preocupaciones vienen por su comportamiento, muy lejos de lo que se espera de un candidato. Quitando un rato en el inicio, ayer no hubo noticias del equipo ganador que se ha vendido.
De momento, no alcanzan las piernas ni los pulmones. Y así es imposible jugar o intentarlo. Con muy poco le hicieron un daño mortal a la UD en su primera aparición de la temporada. Un repliegue decente en los compases iniciales, suerte al saque de un córner y nueva muralla en la frontal del área. Una receta tan rústica y previsible como efectiva. Y los puntos para Riazor ante el desespero general, en el que se mezclaba la impotencia de ver que nada salía con la resignación de verse varios cuerpos por debajo del oponente, que mezcló mejor y acabó llevando el partido a lo que le convenía. Que corriera el reloj más que el balón. Si con el empate inicial ya era evidente el conformismo en el visitante, el 0-1 terminó por multiplicar su plan de supervivencia. Una pared en la que una y otra vez morían las camisetas amarillas, incapaces de filtrar pases y encontrar soluciones frente a tamaña acumulación. El caso es que no hubo manera ni método en la UD, que tendrá que escarmentar porque esta decoración la va a encontrar con demasiada frecuencia. Abundan los rivales más cerca del andamio que de la lírica, oponentes ásperos, de los que permiten lo justo o menos. La ecuación se resuelve con fútbol. Y fútbol hay, o se intuye, en esta plantilla. Falta tiempo, ahora que la paciencia también ha vuelto para quedarse como ya ha quedado patente. A Las Palmas le toca crecer desde la derrota. Ésta sin ir más lejos. No le queda otra si quiere estar donde pretende.
Ante el entusiasmo anunciado de la UD, el Deportivo puso el freno. No le convenían las prisas a los chicos de Fernando Vázquez, que bastante han tenido este verano como para meterle electricidad al asunto. Ímpetu por un lado y ralentí por otro, el partido se movió en sus inicios con mucha horizontalidad. Era cuestión de paciencia que Valerón se activara y a poco que se hizo un hueco en la vigilancia individual de Bergantiños, su luz alumbró las acometidas de la UD, bien dispuesta en el campo, sin permitirse licencias tácticas y, en general, con la pelota siempre de cara. Un 4-3-3 a la hora de presionar que se convirtió en un dibujo más compacto cuando tocaba mirar al área contraria, Vicente escoltando a Valerón y Momo, Nauzet y Máyor revoloteando por el frente ofensivo. A Lux llegaron pocos avisos. Dos tiros centrados y algún amago estéril. Pero Las Palmas se gustó hasta el descanso, mostrándose como un equipo tan ambicioso como entero, con el punto de madurez que el curso pasado se demandó tantas veces. Pero sin gol, ni profundidad. Le faltan metros en vertical, presencia donde se cuece todo. Desgraciado fue que lastimaran a Atouba, obligado a retirarse tras recibir una patada, porque por su zona de influencia se dieron acciones muy aplaudidas y que contagiaban al resto. Con todo, y dentro del equilibrio general, las manos de Barbosa volvieron a lucir. El argentino tardó poco en ganarse el sueldo, con estiradas providenciales al filo del descanso. Le probaron por arriba y por abajo. En todas respondió Mariano como tiene acostumbrado al personal. Si se llegó al descanso en paridad se debió a él.
Sin apenas tiempo para gestionar el intermedio, un doble error parió la jugada decisiva. El árbitro concedió saque de esquina tras un rebote limpio, para saque de portería de Barbosa. El fallo de apreciación de cobró más trascendencia cuando el arquero se tragó la rosca servida por Bruno Gama para bendición de Insúa, liberado para cabecear a su gusto y a la red.Era el único gol que iba a caer en el Gran Canaria. Pocos dudaban de que ahí acababa la producción porque el partido no estaba para derroches. Y, para colmo, las pocas luces que le quedaban a Las Palmas se fundieron de golpe. Porque no hubo síntoma alguno de reacción. Por más que Lobera tirara de Delev o decidiera no arriesgar nada cuando el de enfrente se quedó con diez.
Resultó desesperante comprobar el catálogo tan limitado de Las Palmas para atacar en estático, que es como le va a tocar la mayoría de las veces. Mil pases sin avanzar al sitio pretendido, el rectángulo de Lux, quien vivió confortablemente el paso de los minutos. Más allá de los ataques de orgullo, con remates tibios y a los guantes, nada comprometió su placidez. Al contrario que su compatriota Barbosa, de nuevo en la foto por evitar mayor castigo a contras del Deportivo. La suerte estaba echada y esta vez, el día del estreno, no tocaba para la UD. Tampoco lo mecería, a decir verdad.
- Ficha técnica:
0 - UD Las Palmas: Barbosa; Aythami Álvarez (Galán, m.76), Deivid, David García, Atouba (Xabi Castillo, m.31); Vicente Gómez; Nauzet Alemán, Valerón, Momo; Tato y Máyor (Delev, m.58).
1 - Deportivo: Lux; Laure, Kaká, Insua, Manuel Pablo; Álex Bergantiños, Juan Domínguez; Bruno Gama (Bicho, m.88), Culio, Arizmendi (Juan Carlos, m.81); y Luis Fernández (Rudy, m.76).
Gol: 0-1, M.50: Insua.
Árbitro: Jorge Figueroa Vázquez (Comité Andaluz). Expulsó por doble amonestación al jugador local Xabi Castillo (minutos 52 y 85), y al visitante Culio (minutos 28 y 63). Además, amonestó a Tato, Momo, Delev y David García, todos ellos de Las Palmas.
Incidencias: partido de la primera jornada de la Liga Adelante 2013-2014 disputado en el Estadio de Gran Canaria con la presencia de 10.132 espectadores.
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