Ovación para Bellas, partido para Pangos

Ronald Ramírez Alemán
RONALD RAMÍREZ ALEMÁN

Era un partido muy especial el de ayer para Tomás Bellas, y no podía ser de otra manera, puesto que suponía su vuelta a Gran Canaria como rival tras seis temporadas en el equipo claretiano. Ya lo avisó en los prolegómenos del encuentro: «Yo lo que quiero es ganar, ya luego daré los abrazos que haga falta». Y vaya que si quiso ganar, parecía como si cobrara sentido su irregular campaña hasta la fecha -como la del resto del equipo- y hubiera estado reservándose para este choque.

El madrileño se echó el equipo a la espalda y lo llevó en volandas en busca de un triunfo que no llegó en parte por su sustituto en el conjunto grancanario, Kevin Pangos. Si Bellas llegaba con intención de dinamitar el partido, el estadounidense iba a responder con la misma contundencia.

Pasado contra presente -y futuro-, veterano contra novato, sustituto contra reemplazado. El duelo individual que destacó por encima del resto fue el que protagonizaron los jugones de cada equipo, los playmakers Kevin Pangos y Tomás Bellas. Y ambos eligieron la segunda mitad para aparecer, sabedores que sería el momento en el que un encuentro tan disputado se decantaría para uno u otro lado.

Comenzó un Bellas que alternaba espectaculares penetraciones y sobrios triples que terminaron por revertir la ovación que recibió antes del partido en pitos, con la intención de desconcentrarlo por parte del graderío. Pero Pangos plantó cara, respondiendo con la misma moneda, realizando un enorme despliegue físico. Este duelo individual fue un fiel reflejo del protagonizado por ambos conjuntos en la cancha.

Pangos terminó con 20 de valoración, 15 puntos y 9 asistencias, mientras que Bellas firmó la mejor valoración de su equipo con 21, 16 puntos y 4 asistencias. Tan fiel fue el reflejo de los dos bases con el nivel mostrado por ambos equipos que el encuentro se lo terminó llevando al que le duró más el fuelle. Y por suerte para los locales, ese fue el norteamericano. Pangos firmó una primorosa prórroga que dinamitó todas las esperanzas de los maños, mientras que a Bellas, igual que al resto de sus compañeros, se le terminaría acabando la gasolina en estos cinco minutos.

Al final el buen hacer de Bellas no fue suficiente y vio con envidia, aunque dejando una inmejorable imagen, como su sustituto celebraba el triunfo con sus excompañeros, pero sabedor que por su parte vendió cara la derrota.