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«No hay dependencia de nadie»

Apoño ya plantea un debate. O mejor, su ausencia, oficia la reapertura de una discusión secular en la trayectoria contemporánea de la Unión Deportiva. Las Palmas perdió el balón en Lugo, un aspecto determinante en su derrota. Sin embargo, no se quiere llorar por las ausencias.

Domingo, 29 de septiembre 2013, 23:09

Sería una irresponsabilidad por mi parte decir que hoy hemos perdido por las bajas», significó nada más terminar el partido Sergio Lobera, mucho más amplio en las consecuencias que en los acontecimientos.

Nadie en la expedición de la Unión Deportiva quería hablar de los ausentes como un factor clave en la derrota del Anxo Carro, sin embargo en el entorno se enfatiza en una baja: la de Apoño, en dos telediarios Alfa y Omega del representativo.

En tres partidos, el exjugador del Zaragoza ha tomado el mando. Su ascendente en el centro del campo se ha notado, para bien, en la progresión que había escenificado Las Palmas justo antes de comparecer en Lugo. Su oficio, su capacidad de gestión de la posesión, incluso su aportación a balón parado se convirtieron en fundamentos capitales en la rápida adaptación de los nuevos futbolistas en el ideario sobre el que Lobera quiere sustentar su propuesta.

Apoño lo ha envuelto todo. Una jugada que no se inicie en sus botas es una excepción, siempre insertado entre los centrales para crear, y ocupando el espacio por el que transita el rival para defender.

En Lugo nadie cumplió esa misión. Javi Castellano apenas tuvo tiempo, relevado antes de cumplir la media hora de partido y con dos goles de desventaja en el marcador. Castellano hizo pareja con Vicente Gómez, un dúo que no cuaja de forma positiva cada vez que han sido alineado uno junto al otro.

Tampoco contribuyó Juan Carlos Valerón. Superado en la exigencia física del partido cuando el esférico alcanza esa situación en el campo. «La clave es que no tuvimos el balón, siempre lo tuvieron ellos. En la primera parte nos bailaron», significó Deivid tras el encuentro.

Sin embargo, el central es uno de los que otorga valor y capacidad a la plantilla en toda su amplitud. Vicente Gómez es más escueto pero también más contundente cuando se le pregunta. «Somos muy buen equipo», asevera convencido. Esa idea es redundante. Incluso uno de los grandes perjudicados por la nueva configuración de la plantilla, Momo, es de los que defiende que las bajas con las que el representativo asistió al Anxo Carro no fueron el argumento sobre el que gravite la derrota. «Somos una plantilla muy amplia. Faltaban jugadores muy importantes, pero eso no es excusa. No hay dependencia de nadie», comentó.

Aunque todo el colectivo se aferra a una idea coral en cuanto al potencial y sus posibilidades, el debate no acaba. Ya la pasada temporada, en la que Hernán, ahora lesionado, emergió como sostén ideal, se extrañaba un jugador de cualidades más creativas en la mitad de la cancha. Ese puesto quedó, en principio, cubierto con la incorporación de Apoño.

No hay ninguna duda en cuanto a sus fundamentos. Todo el mundo, incluso sus propios compañeros, le reconocen como un nombre de notable jerarquía con un talento de categoría superior. Donde hay más recelos es en sus posibilidades físicas. Esas son las que impidieron que entrara en la convocatoria para Lugo, en buena medida acusables a la ausencia de trabajo durante la pretemporada.

Incluso se entiende que su concurso ha hecho crecer el rendimiento del resto de compañeros. Un nombre destacado es el de Vicente Gómez, que rindió a gran nivel cuando convivió con él en la medular, pero que decreció en la visita al Lugo.

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